MALDIVAS
INTRODUCCIÓN
Los complejos turísticos del archipiélago
de las Maldivas atraen al visitante con la promesa
de ofrecerle "el último paraíso
sobre la Tierra". Quienes por paraíso
entiendan prístinas islas tropicales donde
se balancean las palmeras, playas de arena blanca
y vistosas lagunas color turquesa no se sentirán
defraudados al visitar estas islas. Asimismo,
se trata de uno de los principales destinos para
los aficionados al submarinismo, que acuden atraídos
por la belleza de sus arrecifes de coral y la
riqueza de su vida marina. No obstante, no son
aptas para mochileros con un bajo presupuesto
o para aficionados a la antropología que
deseen viajar de forma independiente y vivir a
imagen y semejanza de los lugareños. En
Maldivas, el turismo está controlado de
forma escrupulosa; las líneas directrices
del plan de gestión turística señalan
el entorno submarino y el factor Robinson Crusoe
como sus principales atractivos, pero éstos
se consideran incompatibles con el turismo de
masas, bajo presupuesto y a gran escala. La falta
de recursos locales obliga a importar una gran
parte de las necesidades del visitante, desde
mobiliario a verdura fresca, por lo que este destino
no puede competir a nivel de precios. La estrategia
utilizada se ha basado en desarrollar un número
limitado de centros de calidad en cada isla deshabitada,
libres del tráfico, la delincuencia y el
mercantilismo desenfrenado.
La estrategia turística de Maldivas pretende
igualmente minimizar los efectos perniciosos del
turismo sobre las comunidades musulmanas tradicionales.
Los viajeros pueden realizar breves visitas guiadas
a los pueblos pesqueros, para luego regresar a
su centro contratado. La mayoría se sienten
satisfechos de poder entrever la vida y cultura
locales, pero aquellos que deseen permanecer más
tiempo, o viajar a los atolones situados fuera
de las zonas de recreo, deberán argüir
una razón de peso y disponer de un permiso
especial junto al aval de un lugareño.
Resulta difícil imaginar qué beneficio
podrían obtener las comunidades ajenas
a las largas estancias de un número incontrolado
de turistas.
Guste o no, esta industria turística tan
rígidamente controlada ha logrado un enorme
éxito: existen más y mejores centros
turísticos, el número de visitantes
se incrementa constantemente y el impacto sobre
el entorno natural y social es mínimo.
Maldivas es reconocida a nivel internacional como
un modelo de desarrollo turístico sostenido
respetuoso con el medio ambiente.
INFORMACIÓN
PRÁCTICA
Nombre oficial: República de las Maldivas
Superficie: 298 km²
Población: 301.475 hab.
Capital: Malé (62.973 hab.)
Nacionalidades y etnias: de origen cingalés,
dravídico, negroafricano y árabe
Idioma: divehi, inglés
Religión: musulmanes sunníes
Régimen político: república
presidencialista 1965, fecha de la independencia
del Reino Unido.
Presidente: Maumoon Abdul Gayoom
PIB: 500 millones de dólares
PIB per cápita: 1.840 dólares
Crecimiento anual: 5,8%
Inflación: 6,3 %
Principales recursos económicos: pesca,
turismo, transporte marítimo, construcción
naval, confección de esteras, cuerdas,
artesanía, coral y minas de arena, cocos,
maíz, boniatos
Principales socios comerciales: Sri Lanka, Estados
Unidos, Singapur, Reino Unido, India, Hong Kong,
Japón, Alemania, Tailandia
Pasaporte: Pasaporte válido durante seis
meses.
Visados: Los visados de turistas para 30 días
se expedirán a la llegada, en el mostrador
de Inmigración del Aeropuerto Internacional
de las Maldivas y son gratuitos para todos los
visitantes que estén en posesión
de documentación en vigor.
Requisitos
de solicitud: (a) Pasaporte válido y documentación
de viaje. (b) Pago de tasas. (c) Billete de salida
o vuelta. (d) Prueba de fondos suficientes para
la estancia (30US$ por persona y día) o
una reserva de hotel para el periodo de estancia.
Condiciones sanitarias: peligro de insolación
Hora local: GMT+5
Electricidad: 220-240 V, 50 Hz Se utilizan enchufes
redondos, aunque también se está
generalizando el uso de enchufes cuadrados
Pesos y medidas: sistema métrico
Turismo: 300.000 visitantes al año
Convenciones sociales: La vestimenta es informal,
aunque los lugareños musulmanes se sentirán
ofendidos ante el desnudo o la escasez de ropa
en lugares públicos. Por lo tanto, ni en
Malé ni en otras islas desocupadas debe
vestirse bikini u otro tipo de ropa de playa ligera,
aunque esto no se aplica en las islas turísticas.
Al visitar las mezquitas es necesario cubrirse
las piernas y el cuerpo. El apretón de
manos es la forma de saludo más común.
Hay población indígena que vive
al margen de la industria turística en
islas más aisladas.
CUIDADO
CON:
El tsumani del 26 de diciembre de 2004 causó
numerosos daños a numerosas islas de las
Maldivas, incluyendo algunos complejos turísticos.
La gran mayoría de los complejos funcionan
en la actualidad con normalidad. Los visitantes
deben evitar grandes manifestaciones o convocatorias
en la isla de Malé y en las islas del sur
donde se produjeron algunos altercados en agosto
de 2005. En Malé hay un toque de queda
desde las 01.30 hasta las 04.30 (hora local).
Cualquier persona que viole esta prohibición
estará sujeta a acciones legales.
La visita a las Maldivas no entraña grandes
riesgos, aunque en todo momento se deben tomar
precauciones a causa de la actual ola de atentados
terroristas indiscriminados a escala internacional
dirigida a civiles. Existe delincuencia a pequeña
escala, se recomienda no perder de vista sus objetos
de valor. La posesión de drogas ilegales
está gravemente penada. Las prácticas
religiosas en público, no islámicas,
están totalmente prohibidas.
COMPRAS
LIBRES DE IMPUESTOS:
Se pueden importar a las Maldivas los siguientes
artículos sin necesidad de declararlos
en la aduana: una cantidad moderada de cigarrillos,
puros o tabaco y un número moderado de
regalos.
Artículos
prohibidos: Literatura pornográfica; reliquias
de culto; perros; cerdo o productos derivados;
explosivos y armas; bebidas alcohólicas.
El tráfico de drogas está terminantemente
prohibido; la importación de drogas para
consumo personal u otro fin está penada
con cadena perpetua. Es necesario presentar un
certificado veterinario para importar animales.
Están prohibidos: tortugas y conchas de
tortugas, artículos elaborados con concha
de tortuga (el gobierno ha prohibido la caza de
tortugas) y coral negro en piezas enteras.
Nota:
Es necesario presentar un permiso oficial para
importar alcohol
Comida
y bebida: Malé, la capital, tiene algunos
restaurantes sencillos en los que se sirve comida
local e internacional. En el resto de las islas
hay restaurantes independientes, además
de los que forman parte de los complejos. La cocina
es internacional y todos los alimentos, con excepción
del marisco, tienen que ser importados. Fuera
de los complejos turísticos no hay bares,
y éstos ofrecen una amplia selección
de bebidas.
Nota:
Todos los bares están situados en complejos
turísticos (no se sirve alcohol en Malé).
Todos aceptan dinero en efectivo, aunque normalmente
se carga a la cuenta del hotel. Los lugareños
no consumen alcohol. Durante el mes de Ramadán
los visitantes no pueden consumir alcohol en público
a no ser que se encuentren en complejos turísticos.
Comidas
nacionales:
Abunda el pescado: atún, pulpo o pez espada.
Kavaabu (tentempiés fritos con arroz, atún,
coco, lentejas y especias).
El curry es un condimento básico en la
cocina de las Maldivas y se utiliza con pollo
o ternera.
Bebidas
nacionales:
The Maldive Lady (un cóctel fuerte y delicioso,
cuya composición varía según
el bar y la isla).
Vida
nocturna : La vida nocturna no existe como tal,
si bien la mayoría de los complejos tienen
bares y discotecas informales, a veces con música
en directo o música tradicional u occidental.
Las fiestas en la playa y barbacoas son una forma
típica de diversión. En ocasiones
los complejos ofrecen un entretenimiento un tanto
más cultural y proyectan videos.
Compras
: Algunas compras típicas son las conchas
marinas (de tiendas oficiales, no deben cogerse
en playas o en el mar), las cajas de madera laqueada
y las alfombras de junco. También se puede
comprar joyería de oro, plata, coral, madreperla
y de concha de tortuga. No obstante está
prohibida la exportación de coral y de
concha de tortuga.
Horario
comercial: De sábados a jueves de 08.30
a 23.00, viernes de 13.30 a 23.00. Las tiendas
cierran oficialmente cinco veces al día
durante 15 minutos para orar; sin embargo esta
costumbre no se sigue en las zonas turísticas.
Nota
: Todos los establecimientos aceptan dinero en
efectivo, aunque normalmente se carga a la cuenta
del hotel. Los lugareños no consumen alcohol.
Moneda:
Rufiyaa (MVR) = 100 laari. Hay billetes de 500,
100, 50, 20, 10 y 5MVR. Las monedas son de 1 y
2MVR, y 50, 25, 10, 5, 2 y 1 laari.
Cambio
de divisas: Las principales divisas se cambian
en bancos, complejos turísticos, hoteles
y tiendas. El pago en hoteles se puede efectuar
en efectivo en las principales divisas (especialmente
en dólares americanos), cheques de viaje
o tarjeta de crédito.
Tarjetas
de crédito y débito: La mayoría
de los complejos turísticos y tiendas de
souvenirs aceptan American Express, Diners Club,
Eurocard, MasterCard y Visa.
Cheques de viaje : Se aceptan si están
en libras esterlinas o en dólares americanos.
Para evitar cargos adicionales, se aconseja llevar
cheques de viaje en dólares americanos.
Restricciones:
No existen límites en la importación
o exportación de moneda local o extranjera.
No obstante es necesario justificar la posesión
de grandes cantidades de dinero.
Horario
de los bancos: De domingo a jueves de 08.00 a
13.30.
Tipos de cambio: Diciembre de 2006:
1€ = 16,76MVR
1US$ = 12,80MVR
Teléfono:
Conexión Directa Internacional disponible.
Código de acceso: 960.
Teléfonos
móviles: Existen acuerdos entre las compañías
de telefonía móvil internacionales.
Internet:
Se puede acceder a Internet casi desde cualquier
punto de las Maldivas. La capital, Malé,
tiene un cibercafé y todos los complejos
turísticos ofrecen Internet.
Medios
de comunicación: Hay censura mediática
por parte del gobierno.
¿CUÁNDO
IR?
Los turistas que deseen disfrutar de algunas horas
extra de sol deben visitar Maldivas entre diciembre
y abril, durante la estación seca. Sin
embargo, se trata de la temporada alta, momento
en el que los establecimientos suelen estar atestados
y ofrecer los precios más elevados. El
período de Navidad y Año Nuevo constituye
el más concurrido y caro durante la temporada
alta. Entre mayo y noviembre, el clima permanece
agradable, aunque los cielos pueden estar nublados,
así como aumentar la humedad y las opciones
de lluvia. Durante estos meses se reduce el turismo
y disminuyen los precios. Entre noviembre y abril,
el agua es más clara y los submarinistas
pueden gozar de una mejor visibilidad.
FIESTAS
Y CELEBRACIONES
La mayoría de festejos siguen el calendario
lunar islámico, por lo que las fechas varían
anualmente. La celebración religiosa más
relevante corre a cargo del Ramadán (conocido
localmente como rorda mas), el mes islámico
del ayuno. Otros acontecimientos destacados son
el Kuda Id, la observación de la luna nueva,
celebrado al final del Ramadán, y el aniversario
del Profeta, que conmemora el nacimiento de Mahoma.
Entre las fiestas permanentes figuran la Fiesta
Nacional, el día en que Mohamed Takurufán
y sus hombres expulsaron a los portugueses de
Malé en 1573, y que se desarrolla el primer
día del tercer mes del calendario lunar;
el Día de la Victoria, que conmemora el
triunfo sobre unos mercenarios de Sri Lanka que
trataron de derrocar al gobierno maldivo el 3
de noviembre de 1988; y el Día de la República,
cuando se celebra la actual República,
fundada el 11 de noviembre de 1968.
PRECIOS
Comidas
• Presupuesto bajo: entre 7 y 10 rufiyaas
• Presupuesto medio: entre 12 y 25 rufiyaas
• Presupuesto alto: a partir de 25 rufiyaas
Alojamiento
• Presupuesto bajo: entre 30 y 160 dólares
• Presupuesto medio: entre 160 y 500 dólares
• Presupuesto alto: a partir de 500 dólares
Alojarse en un hotel económico en la capital
puede ascender a 35 dólares diarios si
se comparte habitación. Las tarifas de
los complejos turísticos más baratos
rondan los 50 dólares al día, en
temporada baja, por un dormitorio doble y pensión
completa. Durante gran parte del año, en
la mayoría de puntos veraniegos, adquirir
estos servicios en las mismas condiciones supondrá
unos 100 dólares por jornada. El precio
para hacer submarinismo varía entre los
diferentes centros, pero los aficionados más
entusiastas que deseen realizar unas diez inmersiones
a la semana deberán calcular 350 dólares
semanales si disponen de equipo propio, o 500
si lo alquilan todo. Las tarifas para los safaris
submarinos oscilan entre los 60 y los 160 dólares
al día en función del lujo, a lo
que se añaden unos setenta dólares
si se realiza una inmersión. Salvo que
el visitante se contente con tomar el sol en la
playa durante toda su estancia, se deberá
prever desembolsar alrededor de 30 dólares
diarios para alquilar tablas de windsurf, equipo
de submarinismo con tubo, pistas de tenis, y los
elementos necesarios para disfrutar de otras actividades.
Es preferible contar con efectivo en dólares,
pero otras divisas fuertes también suelen
aceptarse. No es necesario poseer rufiyaas, salvo
para adquirir productos en los comercios o servicios
locales.
Oficialmente, en el archipiélago de las
Maldivas no se recomienda dejar propinas. Extraoficialmente,
si el servicio ha resultado excelente (hecho habitual),
se suele gratificar al personal de habitaciones
y a los camareros del hotel. Una cantidad de 10
dólares por semana será más
que adecuada. Algunos establecimientos añaden
un 10% en concepto de servicio, en cuyo caso no
es necesario dar propina. El regateo está
circunscrito a los establecimientos turísticos
anclados en el bazar Singapur y sus alrededores,
en Malé, y a las tiendas de recuerdos de
las poblaciones que no ofrezcan precios fijos.
QUÉ
VER
Malé
Pequeña, singular y densamente poblada,
Malé (pronúnciese [Marlay]) no puede
considerarse un emplazamiento espectacular, pero
se trata de una capital muy suya. Esta urbe, limpia
y ordenada, posee mezquitas, mercados, un laberinto
de callejuelas y mucho encanto. Aunque en ocasiones
pueda parecer una aletargada localidad rural,
surgen nuevos edificios por doquier y la localidad
parece estar a punto de reventar.
La isla de Malé posee unos 2 km de longitud
y una anchura de 1 km, y rebosa edificios, carreteras
y algunos espacios abiertos bien aprovechados.
Oficialmente, cuenta con 65.000 habitantes pero,
añadiendo los trabajadores extranjeros
y los visitantes procedentes de otras islas, esta
cifra puede ascender a cien mil; de hecho, es
la impresión que ofrece. La isla ha duplicado
su tamaño mediante la recuperación
de terrenos; las islas cercanas han adquirido
funciones determinadas, como de aeropuerto. Existen
proyectos para desarrollar otras islas y reducir
la presión que se ejerce sobre Malé.
Entre los modestos atractivos de la urbe, figura
el Museo Nacional, que expone caóticamente
objetos pertenecientes al sultán y diversas
muestras de los hallazgos arqueológicos
realizados por Thor Heyerdahl (numerosas esculturas
antiguas y figuras de piedra aparecen en su libro
El misterio de las Maldivas). En las proximidades
de la institución cultural yace el agradable
parque del Sultán, así como la imponente
gran mezquita del Viernes, que destaca en el perfil
de la ciudad.
Más de una veintena de mezquitas aparecen
diseminadas por la población, aunque algunas
se limitan a una sala de coral con techo metálico.
La más antigua, la Hukuru Miski, es célebre
por sus intrincadas piedras esculpidas. Un largo
panel, tallado en el siglo XIII, conmemora la
introducción del islamismo en Maldivas,
mientras que, en el exterior, un cementerio alberga
la tumba de Abdul Barakatul Barbari y las lápidas
de antiguos sultanes.
Entre los restantes puntos de interés,
figura el bazar Singapur, un conglomerado de comercios
que disponen de objetos de artesanía local
de calidad y un surtido de bagatelas para turistas,
ya sean locales o importadas. También destacan
los establecimientos especializados en artículos
de ferretería, pesca y mercancía
general para proveer a las poblaciones de la zona.
En los numerosos salones de té, los hombres
maldivos degustan las comidas breves (pequeños
tentempiés), fuman, mascan y charlan.
Malé posee alojamientos y restaurantes
económicos, pero la vida nocturna se halla
confinada a los salones de té y a escasos
restaurantes de estilo occidental. Un par de cines
proyectan películas épicas indias
y films taquilleros de Hollywood. Los extranjeros
residentes en Malé suelen dirigirse a un
centro turístico cercano en sus días
libres.
Seenu (Atolón Addu)
Puede considerarse la segunda ciudad de Maldivas;
su centro turístico se ha convertido en
el mejor punto de partida para visitar las tradicionales
comunidades isleñas maldivas. Los addu
son muy recelosos de su independencia; se comunican
en un idioma diferente al de la capital y, en
una ocasión, intentaron separarse de la
República.
La principal influencia sobre la historia moderna
de Addu se focaliza en las bases británicas
que se establecieron en la isla de Gan, durante
la II Guerra Mundial, como parte de la defensa
en el océano Índico. En 1956, los
británicos establecieron una base de la
Royal Air Force como puesto avanzado estratégico
durante la guerra fría. Contaba con un
personal permanente de unas seiscientas personas
que alcanzaba las tres mil en los períodos
de mayor actividad. Construyeron puentes y carreteras
que unían las islas de Feydhoo, Maradhoo
e Hithadhoo, y utilizaron como mano de obra a
numerosos lugareños. En 1976, los británicos
abandonaron la base, pero muchos de sus empleados,
que hablaban un buen inglés y tenían
experiencia trabajando para occidentales, estaban
bien cualificados para participar en lo que pronto
sería una industria turística en
auge.
El desarrollo turístico en Addu ha tardado
en despegar, pero se ha instalado un complejo
turístico en las antiguas dependencias
de la Royal Air Force en Gan y, en la actualidad,
se encuentra adecuadamente enlazado con la capital
mediante un nuevo vuelo de Air Maldives. El Ocean
Reef Resort se aleja del prototípico paraíso
tropical de una isla maldiva, pero la antigua
base militar le confiere un toque único.
Gan está unida mediante puentes a las islas
vecinas, y resulta sencillo y agradable desplazarse
por ellos en bicicleta, lo que permite visitar
las poblaciones de la zona y conocer las costumbres
y cultura de sus gentes.
ATRACTIVOS
TURÍSTICOS
La mayoría de los visitantes se dirige
a Maldivas en un viaje organizado, y se aloja
en uno de los más de setenta establecimientos
especializados de las islas. La mayoría
de estos centros están situados en tres
atolones próximos a la capital: el atolón
del norte de Malé, el atolón del
sur de Malé y el atolón Ari. Existen
algunos más en los atolones inmediatos
que, en breve, quizá se desarrollen más
a fondo. A juzgar por los folletos, todos resultan
maravillosos, gozan de arena blanca, mar azul
y palmeras, e incluso prometen fantásticas
inmersiones. Sin embargo, pese a su aparente similitud,
varían de forma considerable en comodidad,
alimentación, clientela, carácter
e idoneidad para realizar excursiones y las más
diversas actividades.
La calidad del alojamiento y la comida guarda
una estrecha relación con el precio; ninguno
de los complejos turísticos de Maldivas
puede considerarse impropio, pero tampoco resultan
precisamente económicos. Algunos disponen
de habitaciones modernas similares a las de un
hotel; otros han sido diseñados siguiendo
parámetros más rústicos,
con techos de paja y suelos de arena. Los establecimientos
más espaciosos y económicos atraen
preferentemente a una clientela joven, en su mayoría
solteros; suelen disponer de un estilo informal
y atestarse de clientes con ganas de divertirse.
Los más diminutos son más íntimos
y cómodos, y pueden resultar más
atractivos para las parejas y los recién
casados. Algunos establecimientos se centran exclusivamente,
en mayor o menor medida, en determinadas nacionalidades,
en especial italianos, alemanes, franceses y japoneses.
Todos los complejos ofrecen submarinismo, pero
algunos son reconocidos destinos para buceadores
avezados. Es necesario tener en cuenta que algunos
locales ofrecen mejor acceso que otros a determinados
puntos de buceo, pueblos tradicionales o a la
capital
OTRAS
RUTAS
Fuamulaku
Esta isla solitaria en medio del canal Ecuatorial
puede considerarse una especie de anomalía
en Maldivas. Aparece excepcionalmente fértil:
produce frutas y verduras que no crecen en otras
zonas del país, como mangos, naranjas y
piñas. Se dice que sus habitantes son más
altos, saludables y longevos.
Kudahuvadhoo
En el atolón del sur de Nilandhoo, la isla
de Kudahuvadhoo cuenta con uno de los misteriosos
túmulos conocidos como hawittas. Probablemente
se trate de los vestigios de templos budistas,
pero es necesaria una mayor investigación
por parte de los arqueólogos. Thor Heyerdahl,
tras explorar la isla, comentó que su antigua
mezquita albergaba uno de los ejemplos más
bellos de mampostería que hubiese visto
jamás. Su asombro se intensificó
al descubrir esta obra maestra en una isla tan
apartada, aunque en el mundo islámico este
territorio ya era célebre por sus lápidas
bellamente talladas.
Atolón Baa
El atolón Baa es reputado por su artesanía,
que cuenta con obras pintadas al duco y felis
(sarongs tradicionales) de algodón finamente
tejidos. El pequeño y remoto atolón
Goidhoo ha constituido un enclave para náufragos
y exiliados. El explorador francés François
Pyrard arribó en 1602 tras el hundimiento
de su embarcación, el Corbin.
El
SUBMARINISMO se erige como la principal atracción
de Maldivas; se calcula que el 60% de los visitantes
realiza al menos una inmersión. Existen
centenares de lugares de buceo reconocidos, muchos
de los cuales son accesibles desde los complejos
turísticos (a los demás se puede
llegar en barco o mediante un safari de buceo).
Junto a una multitud de peces y corales, se puede
sentir la emoción de nadar con tortugas,
morenas, mantas, tiburones y ballenas, además
de explorar algunos de los restos de naufragios
más alcanzables, como el Maldive Victory
junto al aeropuerto Hulule, considerado por muchos
entusiastas como una de las mejores inmersiones
a un barco hundido del planeta. La práctica
totalidad de establecimientos turísticos
cuentan con una escuela de buceo para mantener
a sus clientes ocupados, pero el visitante también
puede ponerse unas gafas y unas aletas y nadar
un trecho desde la playa para disfrutar de las
delicias del mundo submarino de Maldivas.
HISTORIA
Los primeros habitantes probablemente arribaron
al archipiélago procedentes de Ceilán
(Sri Lanka) y del sur de India antes de 500 a.C.
Se cree que ya en 2000 a.C. las islas estuvieron
situadas en la encrucijada de rutas comerciales
de diversas naciones marítimas. Los maldivos
mantienen que un antiguo pueblo de adoradores
del sol, los redin, fueron los primeros habitantes
de las islas, y dejaron como herencia las creencias
y costumbres relacionadas con los espíritus
malignos o jinnis, aún vigentes en la actualidad.
Los redin abandonaron el territorio hacia el año
500 a.C. o fueron absorbidos por los budistas
procedentes de Ceilán o los hindúes
de India. Dado que los materiales de construcción
eran limitados, cada grupo edificó sus
estructuras más importantes sobre aquellas
dejadas por los anteriores pobladores. Esto explica
por qué muchas mezquitas maldivas están
orientadas hacia el sol y no hacia la Meca. Los
comerciantes árabes que se dirigían
a Extremo Oriente ya realizaron visitas al archipiélago
en el siglo II d.C. Conocidas como las islas del
Dinero, proporcionaban enormes cantidades de conchas
de caurí que, en tiempos remotos, se utilizaban
como moneda internacional.
La conversión al islamismo en 1153 d.C.
marca un antes y un después en la historia
de Maldivas. Según la tradición
maldiva, un jinni del mar denominado Rannamaari
reclamó el sacrificio regular de jóvenes
vírgenes en Malé. Abdul Barakatul
Barbari, visitante árabe del norte de África,
ocupó el lugar de la muchacha que iban
a sacrificar y expulsó al demonio leyendo
el Corán. El rey maldivo de la época
se convirtió al islamismo y, más
adelante, Barakatul pasó a ser el primer
sultán. Se sucedieron seis dinastías
de sultanes. Cuando los portugueses arribaron
por primera vez, en el siglo XVI, existían
dos dinastías en el poder, los Malei y
los Hilali.
Los portugueses, deseosos de controlar una porción
mayor de las lucrativas rutas comerciales del
océano Índico, construyeron un fuerte
y una fábrica en Malé, pero de inmediato
pretendieron obtener mayores beneficios de los
maldivos. En 1558, el capitán Andreas Andre
dirigió la invasión portuguesa durante
la cual el sultán Alí VI fue asesinado.
Andre gobernó Malé y gran parte
del país durante los siguientes quince
años. La ocupación portuguesa finalizó
con violencia en 1573, cuando un jefe isleño,
Mohamed Takurufán, dirigió un ataque
sobre la guarnición principal portuguesa
y exterminó a todos los defensores.
En el siglo XVII, Maldivas pasó a estar
bajo la protección de los neerlandeses
y, posteriormente, de los británicos, pero
ninguno de ellos dispuso un gobierno colonial.
Hacia 1860, los mercaderes borah procedentes de
Bombay establecieron almacenes y comercios en
Malé y de inmediato monopolizaron el comercio
exterior. El sultán Mohamed Muenudín
II, molesto por el creciente poder económico
de los borah, firmó un acuerdo con los
británicos en 1867 que garantizaba la plena
independencia de las islas. El archipiélago
se convirtió en protectorado británico
(1887) y permitieron a Gran Bretaña construir
instalaciones de defensa.
El sultanato se convirtió en un cargo electivo
(ya no hereditario) cuando, en 1933, se estableció
la primera Constitución de las islas. En
1953, el cargo fue abolido y se proclamó
la república con Amin Didi como primer
presidente. Transcurrido menos de un año,
Didi fue derrocado; se restableció el sultanato,
y Mohamed Farid Didi fue elegido el sultán
número 94 de Maldivas. Paralelamente, los
británicos obtuvieron un permiso para restablecer
su aeródromo militar en el atolón
Addu, en el extremo sur del país. En 1956,
la Royal Air Force (fuerzas aéreas británicas)
empezó a desarrollar la base como punto
de escala, y utilizó a centenares de maldivos
para emprender la repoblación de la isla
de Gan. Ibrahim Nasir, inmediatamente después
de ser elegido primer ministro en 1957, solicitó
una revisión del acuerdo y el incremento
del pago anual.
Se produjo seguidamente una insurrección
contra el gobierno a cargo de los habitantes de
los atolones Addu y Suvadiva (Huvadu), que se
opusieron a la solicitud de Nasir de que los británicos
cesaran de emplear mano de obra local. Influidos
por la presencia británica, decidieron
emanciparse y crear un estado independiente. En
1962, Nasir envió embarcaciones de guerra
a los atolones del sur, y la rebelión fue
sofocada. Poco después, los británicos
reconocieron la soberanía de las islas
y, en 1965, Maldivas alcanzó la plena independencia.
En 1968, tras un referéndum, el sultanato
volvió a ser abolido; se creó una
nueva república con Nasir como presidente.
Su gobierno autocrático finalizó
una década más tarde cuando, temeroso
por su vida, huyó del país para
refugiarse en Singapur. El progresista Maumoon
Abdul Gayoom fue elegido nuevo presidente. Gayoom
ha permanecido en el poder desde entonces; ha
sobrevivido a los golpes de estado de 1980 y 1988.
En 1993, fue elegido para un cuarto mandato de
cinco años; su presidencia fue confirmada
por un referéndum, que superó con
una mayoría abrumadora.
Los últimos años se han caracterizado
por la modernización, el rápido
crecimiento económico y una mejora de gran
parte de los indicadores sociales. Los principales
responsables de este crecimiento incluyen la industria
pesquera, el turismo y la ayuda exterior. Maumoon
Abdul Gayoom fue elegido por sexta vez presidente
en 2003, año en el que Amnistía
Internacional acusó a su govierno de violar
los derechos humanos.
En 2004 numerosas personas fueron detenidas sin
cargos en manifestaciones en favor de la democracia.
Por ello, la UE decidió suspender un multimillonario
envío de ayuda humanitaria a la zona
CULTURA
Aunque los espectáculos de música
y danzas tradicionales no llegan a celebrarse
a diario, existe una fuerte cultura divehi contemporánea
con gran capacidad de adaptación, pese
a las influencias extranjeras, que abarcan desde
la filmografía india a las artes marciales,
pasando por Michael Jackson y el fundamentalismo
islámico. Las modas occidentales, la música
pop y los vídeos resultan habituales en
la capital, pero en las celebraciones públicas,
como el comienzo y el final del Ramadán,
los festejos siempre mantienen las peculiaridades
maldivas. Existen tres periódicos y varias
revistas en la única lengua nacional, grupos
de rock divehi y edificios de plantas inspirados
en la arquitectura de las construcciones tradicionales
del archipiélago.
Bodu beru designa a un gran tambor que ha cedido
su nombre a la música y danza tradicionales
más conocidas. Los hoteles turísticos
ofrecen interpretaciones de este son en las veladas
dedicadas a la cultura local, que pueden resultar
un espectáculo refinado e interesante:
los bailarines comienzan con un lento balanceo
de brazos que se va acelerando siguiendo la cadencia,
para concluir con un ritmo endiablado. Un conjunto
de bodu beru está formado por entre cuatro
y seis percusionistas, y el sonido cuenta con
fuertes influencias africanas. Los grupos locales
de rock a menudo actúan en establecimientos
turísticos donde realizan convincentes
versiones de éxitos de toda la vida. Al
tocar ante un público local, tal vez incorporen
elementos de bodu beru en su música, con
mucha percusión y largos solos de tambor.
Las cintas de los conjuntos locales pueden adquirirse
en los establecimientos de música de Malé.
Los maldivos, musulmanes sunníes, profesan
el islamismo. Si bien está prohibida cualquier
otra religión, perviven antiguas creencias:
los isleños temen a los jinnis, espíritus
malignos que llegan del mar, la tierra y el cielo,
a quienes se culpa de todo aquello que no puede
explicarse mediante la religión o la ciencia.
El pescado y el arroz constituyen los alimentos
básicos de los maldivos, mientras que la
carne y el pollo únicamente se comen en
ocasiones especiales. Los platos nacionales se
basan en el pescado frito, el pescado al curry
y la sopa de pescado. El arecanut (nuez oval que
se masca junto con hojas de betel, clavo y lima)
puede considerarse el equivalente a nuestra copita
después de la cena. El alcohol únicamente
se encuentra en los establecimientos turísticos.
La bebida local, el raa, es un delicioso y dulce
ponche que se extrae de la copa del tronco de
la palmera. Además del coco, escasas frutas
y verduras crecen en las islas, por lo que la
mayoría de los alimentos que se sirve a
los turistas es importada.
ENTORNO
Y AMBIENTE
Las islas Maldivas están formadas por una
cadena de 26 atolones coralinos situados al suroeste
de Sri Lanka, y abarcan 754 km de longitud y 118
km de anchura. Las 1.192 islas coralinas son tan
diminutas que la tierra de secano supone menos
del 4% del territorio total del país. Algunas
islas constituyen meros bancos de arena deshabitados
con una porción de matojos, mientras que
otras disponen de varios kilómetros y vegetación
abundante.
En general, las lagunas presentan un color azul
brillante, con asombrosos arrecifes de coral y
una rica vida marina. Aunque la estricta legislación
sobre pesca y explotación comercial ha
mantenido el entorno marino en un estado de conservación
perfecto, en 1998 los arrecifes sufrieron los
efectos de El Niño: el aumento de la temperatura
del mar durante dos semanas despojó a los
arrecifes de un alga simbiótica que provocó
el descoloramiento de los pólipos coralinos.
Aunque esto puede conllevar consecuencias desastrosas,
la mayoría de los arrecifes de coral de
Maldivas salieron indemnes y parece que ninguna
especie marina se ha visto afectada. Los arrecifes
permanecen como el enclave idóneo para
practicar el submarinismo y el buceo con tubo,
aunque hayan perdido temporalmente parte de su
belleza multicolor (un proceso cíclico
que se superará, según los biólogos
marinos y los especialistas en arrecifes).
A pesar de que muchas de las islas de mayor tamaño
se erigen como la representación perfecta
de una fantasía tropical rebosante de palmeras,
la mayoría posee un suelo arenoso pobre
que únicamente permite el crecimiento de
una variedad limitada de plantas. Las islas más
extensas y con mayor humedad albergan limitadas
zonas selváticas
La fauna salvaje escasea; pueden verse murciélagos
gigantes de la fruta, lagartos de vivos colores
y ocasionales ratas. Entre los animales domésticos,
figuran gatos, algún que otro pollo, cabras
y algunos conejos. La fauna más interesante
se encuentra bajo el agua. Con unas gafas de buceo
y un tubo, se pueden contemplar peces mariposa,
peces ángel, peces loro, rascacios, peces
unicornio, trompeteros, pargos de listas azules,
ídolos moros, plectognatos y otras muchas
especies. Igualmente, los submarinistas podrán
buscar animales de mayor tamaño, como tiburones,
pastinacas, mantas, tortugas marinas y delfines.
En general, los monzones dividen al año
en dos épocas climáticas: de diciembre
a marzo, los meses más secos, cuando aparece
el monzón del Noreste, o ruvai; y de abril
a noviembre, cuando el monzón del Suroeste,
o ulhangu, provoca un clima más húmedo,
un mayor número de tormentas y vientos
fuertes ocasionales. La temperatura media diurna
se mantiene en unos 28ºC durante todo el
año. La humedad disminuye durante la temporada
seca, pero generalmente sopla una refrescante
brisa marina
CÓMO
DESPLAZARSE
El turismo está regulado de forma estricta,
y no se permite viajar de forma independiente,
ya que se considera que esto provocaría
trastornos en las comunidades tradicionales de
las islas. Quienes deseen conocer el estilo de
vida maldivo pueden permanecer en Malé,
la interesante capital, y realizar visitas de
una jornada a las comunidades tradicionales de
las islas próximas a los centros turísticos.
Resulta factible visitar las islas exteriores,
pero es lo suficientemente complejo como para
desanimar al turista más resuelto: se requiere
un Inter Atoll Travel Permit (permiso de viaje
entre atolones), y el ministerio de la Administración
de los Atolones únicamente los concede
a aquellas personas cuya visita esté apadrinada
por un residente de la isla en cuestión.
Air Maldives, las pequeñas líneas
áreas nacionales, dispone de vuelos regulares
con fantásticas vistas a los cuatro aeródromos
de los atolones exteriores. Los helicópteros
e hidroaviones se utilizan para trasladar a los
huéspedes a algunos establecimientos turísticos
remotos. La principal forma de transporte local
es el dhoni, embarcación tradicional multiuso
que, en la actualidad, suele disponer de un motor
diesel. Los vedis, de mayores dimensiones, son
barcos utilizados para desplazamientos más
largos a los atolones exteriores. Los cruceros
safari en dhonis acondicionados para poder vivir
en ellos son cada vez más populares, en
especial entre los grupos de submarinistas que
desean desplazarse a los enclaves más remotos.
La mayoría de los cruceros safari se desplazan
por las zonas turísticas, pero es posible
organizar viajes más largos a los atolones
exteriores, para lo cual la compañía
deberá obtener los permisos necesarios.
Gran parte de las islas son tan pequeñas
que el transporte no supone un problema, pero
la capital cuenta con taxis, motocicletas y bicicletas.