OCEÁNICOS 2 de 3

ESPECIALISTAS EN CUARTITOS.

El viaje a Cancún desde Toronto, pasando por Filadelfia, se planteaba complicado pero nadie pensaba que lo iba a ser tanto. El problema era que en la escala solo teníamos 1 hora y 20 minutos y si era como a la ida había que recoger el equipaje y pasar por los aduaneros y volver a facturarlo.
Yo ya tenía claro que perdería el vuelo pues iba a ser casi seguro que volvería a pasar por el cuartito de sospechosos, incluso transferí los trastos organizativos para que el viaje siguiera sin mi hasta que consiguiera un siguiente vuelo.
A las 4 de la madrugada dejé a todos en al aeropuerto y junto con Cris nos fuimos a devolver la furgoneta a la oficina de la empresa que luego nos llevó de nuevo al aeropuerto. Hasta ahí todo perfecto, incluso la facturación entre sueños fue amena porque Almu se hizo amiga de la recepcionista que era buceadora y quería convencernos para que buceáramos en algún gélido lago de por allí. Anda que no se echaron de menos esos minutos perdidos luego.
Cuando vamos a pasar la aduana nos encontramos que en vez de haber polis canadienses son americanos y que lo que pensábamos que nos íbamos
a encontrar en Filadelfia en la escala lo teníamos que pasar ahora. En principio no era malo, pues yo dispondría de algo más de tiempo si me retenían. Y vaya si me retuvieron, como no, anda que me iba a yo a quedar sin conocer el cuartito de allí. Unos momentillos de tensión por la espera y en esta ocasión me liberaron pronto, con tiempo de sobra para llegar al embarque tranquilo. Según salgo del cuartito veo como Manu, en calidad de traductor y mis 3 hermanas son conducidos a otro cuartito. A la gilipollas de la policía no se le ocurrió otra cosa que confundir a Ana con Gelen y viceversa, y al tomar las huellas se hizo un lío tremendo. El tiempo pasaba y el acojone general fue sobrevolándonos. Teníamos el embarque a las 06:20, para salir a las 06:50 y ellas entraban en el cuartito a las 05:45. No os voy a contar lo que pasó por nuestra cabezas, solo imaginad que a las 06:30 yo era el último que quedaba sin pasar por la zona de cacheos sin saber aún nada de ellas y sabiendo con seguridad que los 4 perderían el vuelo. 5 minutos más tarde aparecieron los detenidos con cara de pocos amigos y con los nervios alterados. Aunque por los pelos, pero todos conseguimos entrar en el avión, vamos que detrás de mi cerraron la puerta del mismo.
Y si ya pensábamos que todo había acabado, el puñetero avión que sale con retraso por la cola que había para despegar y en vez de llegar a las 08:20 salimos a la terminal a las 08:50, teniendo el embarque a las 08:55. Otra vez a correr, menos mal que ya no había que facturar nada ni pasar por ningún control. Llegamos cuando estaban entrando los menores y solo dio tiempo para un pis de emergencia pero Reyi se lo tomó con tanta tranquilidad que volvimos a cerrar nosotros la puerta del avión.

MÉXICO LINDO Y SUDOROSO. COZUMEL.

Sin más problemas llegamos a Cancún donde nos espera un transporte privado que nos lleva a Playa del Carmen. Ya empezamos a notar los efectos del ambiente caribeño y los primeros sudores incontrolados que ya nos van a acompañar durante todo el viaje. Como llegamos con tiempo adelantamos nuestro ferry de las 6 a las 3 de la tarde para llegar antes a Cozumel y poder echar una siestecita antes de salir a cenar. Una vez ubicados en el hotel y tras un tiempo de descanso, toca perseguir taxistas y rentadoras de coches para que nos lleven por la isla en los 2 días que vamos a estar allí. Coincide que esa noche hay un concierto en la plaza y nos buscamos un restaurante cerca donde empezamos a probar la comida mexicana. Después, a dormir que mañana para los buzos hay que madrugar, aunque para las 4 mosqueteras que no buceaban habría más descanso y tras levantarse más tarde el taxi les llevó a una playa espectacular en el sur de la isla dentro de una reserva, previo pago de entrada, claro. Quedaron maravilladas.
A los buzos nos esperaban 3 inmersiones en un barco privado para nosotros. No teníamos muchas expectativas de principio, por eso posiblemente las 3 inmersiones nos gustaron bastante más de lo esperado y lo mejor de todo es lo comodísimas que son, al ser siempre en corriente, solo tienes que dejarte llevar, sin mover una aleta e ir viendo el paisaje. Nos hemos puesto las botas viendo tiburones nodrizas, en una inmersión hasta 5 y uno de ellos enorme. Tortugas, barracudas, langostas, bancos de peces de colores, galerías de coral con contraluces flipantes y bastante visibilidad, aunque por las lluvias previas no tan bien como se esperaba. Eso si, 30 graditos el agua, hasta el corto sobraba.
El tiempo entre inmersiones lo pasábamos en tierra en alguna playita cercana tomando algo y dándonos un bañito en aguas claras y arenas blancas. En resumen, podemos ponerle un notable alto al buceo en Cozumel.
Tras las inmersiones nos fuimos al encuentro del resto del grupo pero de camino pasamos por una laguna donde pudimos contemplar algún cocodrilo de gran tamaño. Llegamos al faro y tuvimos que esperar a que llegaran las mosqueteras para visitarlo, fue una espera muy sufrida, cada uno en una hamaca con un refresco y a la sombra pegados al borde del mar.
La vista desde lo alto del faro fue muy interesante, con el mar con sus variopintos colores y el verdor de la selva cercana. El vientecito que allí corría secó nuestra sudada de la subida. Tras esta visita nos fuimos a comer a una playa privada, aunque fueran ya las 5 de la tarde. Como siempre, comida mexicana por todas partes. Obviamente esa noche no hubo cena y solo algún helado disperso después de tener que guarecernos en unos soportales del pedazo chupón de agua que nos cayó durante 15 minutos. A alguna casi se le desintegraron los zapatitos que llevaban de cruzar tanto charco.
Al día siguiente repetimos la operación, los buzos otras 3 inmersiones y las mosqueteras más playa para luego juntarnos para comer, en este caso en la parte este de la isla donde las playas están atestadas de palitos clavados en la arena alertando que ahí hay una puesta de huevos de tortuga.
A las 7 estábamos cogiendo el Ferry de vuelta a Playa del Carmen.

YUCATÁN Y LA RIVIERA MAYA.

Al llegar pensábamos que los de la furgoneta de alquiler iban a estar esperándonos, pero los cabro... no se presentaron hasta media hora después y porque los llamamos por teléfono, encima para colmo que solo se pueden llevar al conductor a la oficina, cuando prometieron llevarnos a todos. El remate final es cuando llego a la oficina y encima me dicen que no tenemos una furgoneta disponible como habíamos reservado, que tenemos que llevarnos 2 coches. Es lo más vergonzoso y antiprofesional que he visto jamás y encima con unos modales y una falta de educación y de respeto increíbles. Que a nadie se le ocurra jamás contratar nada con estos impresentables de America Car Rental por muy baratos que sean pues no cumplen nada de lo que dicen. Te putean y encima te dicen que le des las gracias por conseguirte otro transporte. En fin un desastre.
Tuvimos que hacer malabarismos para meter todo el equipaje en los 2 coches para llegar a los apartamentos sin tener que dar 2 viajes.
Sin embargo el alojamiento fue perfecto y sobre todo el trato de su dueña Vanesa que fue atento, un encanto de mujer. Es una pena que la parte exterior de la calle esté tan descuidada para lo bien que está por dentro.
A la mañana siguiente, nos toca el plato fuerte, la visita a Chichén Itzá. Hasta la noche no nos daban la VAN por lo que tuvimos que hacer el viaje en 2 coches. Un buen madrugón y cuando llevamos 30 minutos de camino el señorito Reyi se da cuenta de que va conduciendo sin el carnet y sin pasaporte... con la cantidad de controles de la policía que hay por la carretera. Tenemos que inmovilizar su coche y regresar a por sus documentos. Una horita de retraso nos costó la bromita del empanizao del Reyi, que se ha llevado la palma respecto al empane general que ha tenido el grupo este año. Ha sido el viaje del empane o como dicen por aquí del empanizado.
Tras 3 horas de viaje llegamos a Chichén Itzá, contratamos un guía y nos hace la visita a pleno soletón y con un calor considerable. Es una pena como está aquello, parece el templo de los fariseos, dentro del recinto de la visita está plagado de tenderetes de vendedores de souvenirs, imaginad que dentro de la Alhambra montan en cada esquina de su interior un puesto de castañuelas, toritos y gitanas. La gran pirámide de Kukulcan es lo más espectacular pero eso de que ya no te dejen subir como que le quita encanto a aquello y encima el campo del juego de pelota estaba cerrado por restauración. En fin, que bien, pero algo decepcionante.
Teníamos pensado ir a otras ruinas o a un cenote a darnos un bañito, pero la hora perdida y que teníamos que regresar para estar a las 7 recogiendo la furgo ya no nos lo permitió, por lo que visitamos la plaza central de Valladolid, un sitio bonito, colonial y sin alardes. Allí mismo en la plaza comimos en un sito precioso en un patio interior y probamos las cochinitas, que es un plato especial de cerdo asado enterrado en la tierra para cocinarlo.
Ya de vuelta en Playa del Carmen, los que nos traían la furgoneta se presentaron con una hora de retraso, con el foco de las largas sin funcionar y con el depósito en reserva casi vacío. Tras más bronca con el mismísimo gerente de la empresa nos quedamos con ella.
Cenita mexicana en las concurridas y turísticas calles principales de la ciudad, es un hervidero de garitos y de guiris por todas partes.

A la mañana siguiente otra vez se separa el grupo, las mosqueteras a la playa a vivir como Dios en sus hamacas, con camareros a su servicio y charlando con ellos de la vida y las miserias del país. Los buzos a Chac Mool, el primero de los cenotes en los que íbamos a hacer un par de inmersiones, con Mario y con Alejandro que iban a ser nuestros guías y que sacaron una buena nota.
El buceo en cenotes debería hacerlo todo el mundo para probarlo, pues es muy peculiar. En Chac Mool como hay mezcla de agua de mar con agua dulce hay muchas aloclinas y hay zonas en las que se ve todo borroso, pero aún así los contraluces que se ven desde la oscuridad hacía fuera son la leche. Eso si, los mosquitos se cobran bien el peaje de llegar hasta allí. Bueno da igual, en cualquier sitio te ponen hasta arriba, estamos todos más picados que el Madrid y el Barsa. El que diga que tenga menos de 50 marcas es que miente.
Jarka se nos retira de la comida por un dolor de cabeza. Al resto nos costó una larga hora encontrar a las mosqueteras, pero lo gracioso es que habíamos quedado con una de ellas en un punto y allí estaba cuando llegamos, el problema es que luego ella no sabía donde se habían sentado las otras.
Después de la comida tiempo libre para que cada uno hiciera lo que quisiera, desde ir de compras a dormir la siesta o darse un masaje.
Esa noche tenemos cita para ir a ver desovar a las tortugas en la playa y por un malentendido en la hora y el lugar de citación casi que no llegamos y a la pobre Cris le tocó ir directamente sin poder pasar por el alojamiento a cambiarse.
A pesar del tributo obligatorio a los enjambres de mosquitos las experiencia estuvo genial, primero viendo las luciérnagas brillar en la oscuridad, luego la tormenta de rayos en la lejanía que iluminaba la playa y por supuesto ver como una tortuga de más de un metro soltaba su carga de huevos, los tapaba y se volvía al mar. Muy interesante.
Al día siguiente otra vez tocan 2 inmersiones en cenotes, pero esta vez se vienen las mosqueteras con nosotros para que conozcan como es uno y se bañen en él. Si los del día anterior fueron bonitos el cenote 2 ojos es espectacular, galerías de aguas cristalinas rodeados de estalactitas y estalagmitas por todos lados, parecía que íbamos volando. Mucho mejor este cenote que el anterior. Entre inmersiones le pusimos gafas a las mosqueteras para que pudieran tener una pequeña visión de las entradas a las galerías y de los contraluces.
Después de comernos un bocata a visitar las ruinas de Tulum. Aquí por lo menos los tenderetes los tienen fuera del recinto de la entrada del mismo. El lugar es bonito pero un poco artificial, pues han hecho tanto caminito cercado y han puesto tanto césped que no debe parecerse mucho a como estaba originariamente. El bañito que se da uno en la playa de la ruina es bastante especial, sobre una arena que en realidad no lo es pues se trata de millones de conchas trituradas por el tiempo.
De regreso a Playa del Carmen pasamos por otra playa en Akumal y otro bañito en estas caldosas aguas. Como la comida fue liviana tocaba cena importante y como aún no teníamos bastante otra vez mexican food pal cuerpo. Al día siguiente nos esperaba una desagradable sorpresa.

LA MADRE QUE PARIÓ A LA IRENE.

El plan previsto era viajar hasta Cobá y después a las lagunas de Muyil pero antes de salir, a las 7 de la mañana al revisar el correo, veo que nos han cancelado el vuelo del día siguiente a Filadelfia por el dichoso huracán Irene. Tenemos que dar al traste con lo que teníamos pensado, pues teníamos que hacer un sin fin de cosas, varias llamadas a España a la oficina de Us Airways, visita al aeropuerto, que estaba a una hora de allí. Zozobra y tensión general pues hasta el 6 de septiembre la oficina de Us Airways nos dice que no tiene vuelos para nosotros hasta Filadelfia y que tampoco nos puede mandar de Cancún a Madrid porque ni tienen vuelos ni otras compañías anexas que lo hagan. Resulta que la oficina americana nos condena al caos pero la española nos abre el cielo consiguiendo que Air Europa nos lleve a los 10 juntos el día 30 y encima sin coste extra. Lo siguiente era cancelar hoteles y alquiler de coche en EEUU y conseguir ampliación en donde estábamos en Playa del Carmen.
Mientras unos hacían estas gestiones, otros se iban a la compra para la comida de ese día que nos supo a todos a gloria, tortilla francesa con queso, una salchicha y unos tomatitos.
Por la tarde tocaba regresar al aeropuerto para que nos dieran en Air Europa los billetes físicos, para no tener problemas el día del regreso, no sin antes asistir a una nueva lechonada de Reyi por el que tuvimos que regresar para que cogiera el pasaporte que una vez más había olvidado. Después de conseguir los localizadores y respirar aliviados nada mejor que una cura de carcajadas para relajarse. Estamos subiendo a la furgoneta cuando la gente empieza a decir que hay que mirarse los zapatos porque huele mal, a lo que Amelia dice que es mierda y que está en uno de los asientos, y le pregunto que si es mierda de excremento o mierda de suciedad. Me confirma que es mierda de verdad, que lo ha tocado con el dedo y al olerlo lo ha tenido claro, por entonces ya todos estábamos desparramados por el suelo de la risa. Se abre una investigación para comprobar que es el bolso de Amelia el que ha traído la tragedia al vehículo. Antes de salir del aeropuerto Amelia fue al baño y al dejar su bolso en el suelo se llevó tan indigno tesoro consigo de la anterior usuaria y que luego quiso compartir con todos nosotros. Media hora nos duraron las carcajadas, mientras se eliminaba todo rastro del pastel.
Como estábamos al lado de Cancún decidimos conocerla y cenar allí. No nos pareció tan mal como nos la habían pintado. Hotelazos y centros comerciales de lujo por doquier. Aún nos quedaba un nuevo episodio, nos habían hablado de las mordiditas que suele realizar la policía a los turistas y en un principio no terminábamos de creerlo hasta que nos pararon la furgo por decir que no llevábamos las luces de forma correcta y decir que en el interior olía a alcohol, cuando lo más que podía oler eran los restos del pastel de Amelia. Que si le tengo que retirar el carnet, que si no tengo recibos para darle la multa… hasta que le enseñé un par de billetitos de 20 dólares y todo se arreglo. Es verdad, no es mentira, la policía mexicana hace estas cosas. La verdad es que no quiero que me vuelva a pasar pero me gusto mucho la experiencia y poder comprobarlo de primera mano. A los 10 minutos encontramos otro coche detenido de turistas pero estos o se negaron a la mordidita o no lo sabían, el caso es que los tenían cacheando y registrando todo fuera del coche. Es una pena pero o pagas o te las hacen pasar putas.
Y de ahí a un paseo por uno de los enormes centros comerciales donde vimos una pedazo de cascada de chocolate brutal y finalmente a cenar en el Carlos and Charlies, un garito en el que los camareros no paran de cantar, bailar, tirarte cucarachas de plástico en la mesa y terminas bailando encima de la silla y haciendo el trenecito por todo el restaurante para salir a la calle a saltar a la comba. Bueno a esto ayuda los barriles de cerveza que te ponen en la comida.
Regresamos a Playa del Carmen sin más contratiempos para al día siguiente realizar las visitas que teníamos previstas para hoy.

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