Aero-Domingo
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AeroDomingo. Viaje con nosotros.

Museo de la aviación y Exhibición aérea

El museo La exhibición aérea

El Jumping y la comida

Momento saltarín La comida en Pirata's

Momento acuático

El briefing El remojo

AeroDomingo. Viaje con nosotros.

Museo de la aviación y Exhibición aérea

El museo
En esta ocasión la reunión es multitudinaria. A pesar de las veinte bajas ocurridas, seguimos siendo una buena cantidad de "peña".
Mucha gente joven, da gusto ver que la convocatoria anima a este "segmento" a acudir a los eventos TopoDiving, y mucha gente en total.
Fuimos apareciendo poco a poco en el punto de reunión de la convocatoria, el parking del museo, unos con prudente antelación (media hora) y otros con imprudente retraso que obligó al señor organizador a mantenerse a la espera de los perezosos para darles sus entradas.
Total, por grupitos, nos fuimos reuniendo en el interior, con el planito que nos iba entregando Almu, como organizadora consorte, con el itinerario de la visita.
Itinerario que, luego lo supimos, no había que seguir y las instrucciones eran de empezar por el hangar 7 en lugar del 1, porque el primero de todos, aparentemente, era el más vistoso para ver y, para evitar supuestas decepciones con los otros, se debía posponer.
Francamente, en la opinión de este escriba, si bien era el 1 el más ambicioso por su presentación y con algunos aviones preciosos, tampoco era el que más contenido de interés tenía, pues los otros, si bien menos lucidos, tenían mucho más que ver, aunque más sencillamene presentado.
Lástima que nos quedamos sin ver el nº 6, que debía estar en obras.
Y así que empezamos el recorrido, viendo los aviones que estaban en el exterior y escuchando los comentarios de Cepe, nuestro experto local, que ilustraba el recorrido con algunos comentarios interesantes. Así supimos, por ejemplo, que este museo sirve también de desguace y que algunos de esos aviones proveen de piezas a otros también vetustos camaradas que siguen, aún hoy, de servicio.
Sí que algunas áreas de la parte exterior del museo tiene un poco de pinta de desguace, sí, pero sigue siendo maravilloso ver estas reliquias que se conservan con mimo y dedicación en todo caso.
Da gusto ver cómo se emociona Cepe con la vista de tantos aviones, que reconoce, y saber de su enorme afición a la aviación.
Solamente hay un avión que se puede ver por dentro, uno de transporte de paracaidistas, que desafortunadamente está en mantenimiento y le faltan prácticamente todos los instrumentos del panel de la cabina.
Este avión parece que era para pilotos bajitos, porque el tamaño de la cabina, su altura, los asientos... no son para gente de talla elevada o con exceso de peso.
El primer hangar, finalmente el 7, para los que nos enteramos a tiempo, contiene un notable y precioso conjunto de maquetas de numerosos modelos "prehistóricos", pasando de los modelos de los inicios de la aviación hasta los más modernos aeromodelos guiados por control remoto. Todos realizados con un primor y profusión y calidad de detalles que son pequeñas -o no tanto- obras de arte.
En otros hangares se contienen modelos reales de aviones antiquísimos que sorprende ver que aún se conservan, algunos aún en condiciones de volar. Aviones de tela y madera, o de chapa, que parecen casi juguetes enormes y de una aparente fragilidad que haría temer por la integridad de sus pilotos.
En uno de ellos se puede ver el modelo de autogiro diseñado por La Cierva y, junto a él, un curioso automóvil, "camuflado" de autogiro, que era empleado por Viena Capellanes como reclamo comercial y que empleaba en los repartos de sus viandas.
Otros hangares también contienen motores, impresionantes y espectaculares por su diseño -o por su tamaño- e instrumentos de todo tipo. Aquí, en esta revisión de instrumentos cabe destacar las agallas de los pilotos, no solamente por la osadía de volar con aquellos aparatos sino por los precarios instrumentos -para los que se dispone hoy día- y navegar con unas tablas, incluso con sextantes, sin perderse para siempre estrellados en cualquier sitio.
También hay una muestra de material de cirugía que, está claro, debía de ser de uso frecuente en caso de accidente, que no creo que fueran poco frecuentes, desgraciadamente.
Lo llamativo de muchos de estos aparatos es que, a pesar de ser eléctricos o electrónicos en algunos casos, y debido a la necesidad de protegerlos convenientemente, van en unas preciosos estuches de madera que más parece que contuvieran obras artesanas o de arte que instrumentos de precisión para la aeronáutica. Claro que, pensándolo bien, quizá -en su tiempo- fueron pequeñas obras de arte del diseño. Todo un ejercicio de calidad.
En la muestra de motores pueden verse desde elementales motores de explosión a sofisticados reactores, pasando por diversos diseños radiales o en línea, que se han montado en distintas épocas de la aviación.
En la muestra de aviones, pueden verse antiguos reactores que nos suenan de películas o, a algunos, de telediarios y noticias de aquellas épocas, desde los famosos Sabre F-86 de la guerra de Vietnam, los oponentes MIG, y varios modelos decorados con las pinturas y emblemas de sus respectivas nacionalidades.
Y así vamos llegando al final de la visita, que se queda corta de tiempo para ver con dedicación cada detalle de este bonito e interesante museo, ya que la exhibición de vuelo de aviones antiguos, que sigue a continuación, tiene su horario y vamos ajustados ya con el tiempo.

La exhibición aérea
Pues todos a los coches que, aunque está cerca, hay que llegar al aeródromo de Cuatro Vientos, en donde se va a realizar la exhibición.
El primer hito fue aparcar, pues el aparcamiento interior estaba lleno. Se conoce que se ha popularizado el evento y acude un montón de gente. Además de que la exhibición de septiembre se tuvo que cancelar y se adhirieron a ésta los "recuperadores".
La verdad es que yo conservaba el recuerdo de mi anterior asistencia a una demostración, hace ya muchos años, en que los modelos que iban a volar se podían ver más fácilmente mientras estaban estacionados en espera de salir a un nuevo vuelo. En esta ocasión, sin embargo, hay una valla interpuesta entre el público y los aviones que, con tanta gente, está ocupada la susodicha valla de a cinco personas en fondo. Así que lo de ver los aviones antes del despegue... fiasco.
A pesar de que no hemos llegado con retraso, hay ya tal cantidad de gente que la simple cola para comprar algo en el chiringuito hace desalentar a más de uno y plantearse ver el espectáculo a palo seco.
Hace mención Juan Luis sobre la oportunidad de haberse traído su ya famoso "corte" y eso que "Palo", cómo no -nobleza obliga-, se ha traído algunos aperitivos. Incluso se ha traído un tarro enorme de aceitunas con pepinillo! Lástima que la cantidad de gente que somos haya hecho inabordable el suministro también de unas latitas de cerveza, como nos tiene acostumbrados a los de los "Miércoles al sol". Pero para tanta gente hubiera tenido que traerlas en burro. Se hubieran agradecido, sí, pues, con el sol reinante, hace un calor impresionante. Pero eso ya hubiera sido abusar.
Los más acalorados retroceden hasta la sombra, para no cocerse durante la exhibición. Creo que quedaron cerca del chiringuito en su refugiarse del sol achicharrador.
Al poco comienza la exhibición con el vuelo de un planeador, arrastrado inicialmente por su avión remolcador, para luego soltarse y empezar una serie de espectaculares piruetas. Parece mentira lo que se puede hacer con un avión sin motor. Pero para eso hay que ir a la escuela... de vuelo sin motor.
Le sigue una muestra de aparatos que van apareciendo según su edad, de más antiguos a más modernos, en la que se pueden ver desde biplanos a modelos de ala baja de más "reciente" construcción.
Algunos modelos de pequeños aviones comerciales, de la entrañable SPANTAX uno y otro de IBERIA, recuerdan ese pasado de la aviación nacional en los años 60.
Así, pasada tras pasada, nos van mostrando los pilotos su destreza y la belleza de los aviones, volando perfectamente sincronizados en escuadrilla, con el notable mérito de mantener alineados a aparatos con distintas características de maniobrabilidad de vuelo y de potencias de sus motores. Todo un alarde de pericia y precisión.
Echo en falta el vuelo de un avión que me resultó notable en mi referida anterior experiencia y del que la propia página de la FIO (Fundacion Infante de Orleans) incluye varias fotografías. Pude verlo en la visita previa a los hangares del museo pero no en vuelo, desafortunadamente.
Me permito la licencia de incluir aquí una foto de dicho avión realizada en aquella ocasión, pues me parece un aparato precioso. Seguro que Cepe, al menos, lo agradece.

También incluyo otra foto en tierra, para que se aprecie la diferente cantidad de gente y la forma de exposición que mencionaba.

Como colofón del espectáculo aéreo, éste finaliza con una exhibición de vuelo acrobático de un piloto, creo que era Cástor Fantoba, que es un auténtico "AS" de la competición internacional, grande como la copa de un pino.
El avión, de lo más llamativo y moderno de la aviación acrobática -que además me tocó la fibra motera con su decoración "MARC VDS 93"-. Un pedazo de avión con un pedazo de piloto capaz de soportar los 10 G de fuerza de algunas de las sobrecogedoras maniobras que ofreció. Parece mentira que se pueda ser consciente, ya permanecer consciente resulta increíble, de dónde es arriba y abajo o derecha e izquierda con esas impresionantes filigranas hechas en el aire.
Cepe, que lo tenía al lado, iba comentando entusiasmado los nombres de las maniobras que realizaba: toneles, tirabuzones, pasada a cuchillo... Y hasta una letra "Ñ" dibujó en el aire, con el humo que iba soltando, para hacer más impactantes sus trazadas.
En fin, un disfrute de espectáculo aéreo a pesar del calor.
Y, tras él, cada uno a su siguiente destino: bar cervecero o Urban Jump.

El Jumping y la comida

Momento saltarín
Es momento de descargar la energía acumulada durante la mañana para los más jóvenes y los pequeños. También, para que algunos adultos desempolven su alma de acróbata -frustrado, en algunos casos- y se dediquen a las piruetas en camas elásticas y colchones neumáticos. También para que otros se escapen a algún bar a tomarse una deseada cerveza y mitigar el calor sufrido.
La chavalería disfrutó especialmente, pues eso de poder saltar de cama en cama no lo deben tener factible -ni permitido, seguramente- en sus casas.
Saltos, volteretas y toda clase de acrobacias para probarse y demostrar que el ángel de la guarda existe y que siempre es bueno contar con Araceli, nuestra doctorcita, para estas urgencias que surgen de algún rasponazo por exceso de empeño en alguna voltereta y tras un mal aterrizaje.
Los adultos, afortunadamente, no requirieron ninguna reparación pues, de haberla necesitado, hubiera seguramente requerido de algo más que una tirita.
Demostraciones hubo, también, de acrobáticos mates de baloncesto, emulando los chavales las acrobacias de sus ídolos. Qué envidia de flexibilidad y coordinación para los que ya no estamos para eso. Eso sí: los saltos, estupendos, pero la precisión para pasar el balón por el aro... ya es otra cosa.
Algún comentario adulto hubo acerca del olor de los cubos de foam de la piscina de los susodichos cubos... Se ve que con las descargas de adrenalina se escapan también las de los sudores. Así que lo de caer en blando es sinónimo de peste adherida. Quizá los sudores adolescentes son más penetrantes y frecuentes que la conveniente desodorización/desinfección de los cubos. Menos mal que son negros y disimulan la roña.
Bien está lo que bien acaba y tras la espera de los acompañantes responsables de los menores, tomando refrescos y otras cosas con mayor graduación, vamos recogiendo a la "mozalbetería" para irnos a comer al Bar "Pirata's".

La comida en Pirata's
La llegada al susodicho "Bar Pirata's" retrotrae, a más de uno/a, a su añorada juventud. La cosa es porque ésto está ubicado en un polígono de la marcha nocturna de "cierto renombre" en tiempos pretéritos -no sé si actuales- en donde muchos/as han vivido lo suyo, por los comentarios oídos.
Pero, para grandes masas, hacen falta grandes instalaciones y el lugarejo, grande, sí que lo es. Pero mucho, y en dos plantas.
Por fuera, en la fachada y como decoración y reclamo, hace además un amago de popa de galeón, lo que, aunque extravagante, le confiere un aire inevitable de bar al uso de la zona pero con decoración alternativa.
Por dentro, mucho ruido bullanguero -tanta gente es lo que tiene- y mucho olor, a comida esta vez, que hace que realmente parezca una taberna pirata de verdad.
Nos distribuimos piadosamente conforme a la asignación de mesas que ha pactado el Topo con el local, como si de una boda se tratara... para luego recolocarse algunos juntando mesas y "descogorciando" la planificación al gerente del local, lo que le costó al querido Topo una cierta bronca del mismo, por no respetar lo pactado en cuanto a la distribución del personal.
Teresa (a) Cebolla, llega tarde al restaurante merced a un despiste con el tema de la ubicación, pues se ha presentado en el mismo centro comercial del "Urban Jump", pensando que sería allí. Y, tras una infructuosa búsqueda y puesta al habla con nuestro líder, se entera del lugar correcto. Si es que no hay como leer y utilizar los datos que nos brinda el Topo tras una árdua captura, y posterior publicación, de las coordenadas GPS en donde se ubica cada actividad.
Pero tampoco vamos a hacer leña del árbol caído, que bastante hace la pobre para estar con todos tras chuparse la "kilometrada" desde Talavera. Y todo ello además de un episodio bucólico-nocturno que la ha dejado sin coche por una arrastradita de bajos del coche, merced a una incursión en un prado para oir fábulas nocturnas. Toda una epopeya.
En fin que, ya todos en el bar, éste ofrece para comer, entre otras cosas, pero como "plato estelar", la hamburguesa "Pirata" y una versión reducida: la "Piratita". Y no es que la Piratita sea el menú infantil, no. Es que la Pirata es para gente con el estómago grande y nuevo: una doble hamburguesa de 250gr cada pieza. Aparte de los añadidos que no son pocos.
Hube de explicarle a Teresa que lo de "Piratita" no era un diminutivo cariñoso adoptado por mí para ser gracioso como pensó, sino un versionado en una única porción de carne de su hermana mayor, porque, aunque yo le dije la Piratita, ella, en esta confusión, pidió una Pirata y hubo de buscarse al camarero a la carrera para deshacer el entuerto.
La hamburguesa tampoco era para tirar cohetes, ciertamente. Estaba algo insípida -sin sal alguna- y algo dulzona debido al pepinillo -los dioses confundan al que ideó los pepinillos agridulces- y no sé si la salsa "Pirata" -qué original, verdad?- pero estaba comestible al fin y al cabo y escondida entre una montañita -ésta vez si es diminutivo por gracejo- de patatas fritas, pues no se veía más que hamburquesa y patatas en el plato.
A Ana, que, por ser más moderada en lo del comer, pidió el sandwich Pirata (se ve la imagen de marca) se lo trajeron tan escondido bajo su correspondiente montonera de patatas fritas que apenas localizaba los cuatro pedazos del sandwich.
Total que descansados, comidos y pagados -se acordaron solitos los camareros del descuento por el anticipo de la reserva- nos ponemos en marcha hacia XMadrid, en donde se realizarían el resto de actividades, siendo la estelar el "bauti-remojo" para conocimiento y prueba de los adolescentes y adultos insteresados en eso del buceo.

Momento acuático

El briefing
Y allí que llegamos.
Lo primero a mencionar es el desparrame de cuerpos por los sillones y sofacillos de la antesala de la piscina, en donde el Topo-Dive Master daría su breve charla a los "pescaditos" a iniciar. Qué estampa, por todos los dioses! Los más, sentados con los riñones en lugar de las posaderas y, aparentemente, con más ganas de sestear que de remojarse.
Mención especial merece algún adulto que utilizó uno de los sofás, y una de las mesitas a modo de reposapies, para tenderse cuan largo era a dormitar una siestecilla camuflado tras las gafas de sol, así, como para disimular.
Qué feo y poco representativo de lo aguerrido que todo "TopoDiving member" debe ser y parecer. Que no se vuelva a repetir!
Las instalaciones son bastante buenas, sobre todo para ser unas piscinas en un centro comercial. Cuenta con dos piletas, una de las cuales dispone de un pozo de 20 metros de profundidad que es el mayor de España y no sé si de Europa. La otra, más parece un acuario para la diversión de los visitantes del centro comercial, viendo las mañas/torpezas de los submarinistas bajo el agua, merced a que la fachada es acristalada (lo que valdrá ese cristal!), llega hasta el fondo de la piscina y cuenta con un rebaje bajo nivel de suelo que permite la contemplación y fotografiado/videograbado de los esforzados noveles.
Luego de organizada la logística del asunto con el responsable de la instalación, el Dive Master se dispone a dar las mínimas instrucciones precisas sobre el seguro y adecuado comportamiento para la prueba. Llamados al orden, los neófitos ponen mayor atención y siguen las instrucciones con interés y realizan las prácticas en seco de las destrezas elementales para esta ocasión. La de la compensación de oídos, vista así, en foto, más parece que haya habido un accidente gaseoso-pestilente que estén realizando la dichosa maniobra, pero en fin... más o menos les sale.

El remojo
Después de instruidos sobre los "okeis" como seña de conformidad, las compensaciones de oídos y que en esto del buceo no vale ir de farol, se pasa a los vestuarios para el equipamiento de los prosélitos.
Ahí no existe documento gráfico por la cosa del pudor y los menores, pero debió de haber sus más y sus menos para conseguir la talla adecuada y meterse dentro del traje, dicho sea por lo que demoraron en salir. Pero al final salieron todos con su neopreno puesto.
Los que estábamos fuera esperando sudamos como pollos en la espera... y Manu y este fotógrafo, durante las prácticas también. Más quizá el diligente Manu en su ocupación de ayuda a equipar y "botar" a los noveles, trajinando con los reguladores para su desinfección -requisito obligado-, y colocando chalecos y botellas al personal. Un héroe.
Ya convenientemente embutidos y equipados, con la inestimable y necesaria ayuda de Manu para equiparse y echarse al agua, comienzan -de a pares- la práctica subacuática.
Las caras son ilustrativas de la situación. Ojos muy abiertos de la mayoría, por el gusanillo de "a ver si..." y que eso de meterse debajo del agua con tanto atavío y tan pesado supone un cierto estrés.
Alguno/a tiene una cierta dificultad para compensar, unos, y para mantener el equilibrio en la inmersión, otros, pues parece por el manoteo en un intento de lograr cierto equilibrio que van un poco escasos de lastre o excesivamente hinchados de aire. Pero todos logran, con mayor o menor soltura, realizar los mínimos ejercicios planteados, bajo la atenta mirada y control del Dive Master.
Y, al final, ya concluida la experiencia, son muchos los que desean volver a repetir, según los comentarios de la muchachada y de algunos padres que eran urgidos, ya en casa, para ver cuando se repetía el festejo.

Y con esto terminó el gran día de este evento, multitudinario en asistentes y variado en actividades, que nos ha organizado nuestro siempre loado y loable Topo. Muchas gracias compañero y, sin embargo, amigo.
Despedida y cierre y cada mochuelo, a su olivo. Nos vemos en la próxima!