INVESTIGADOR
ISIDRO

 

El Sirius, el Titánic del Mediterráneo

El Sirius se construyó en 1883 en Glasgow (Escocia), en los astilleros de Robert Napier e hijos. Tenía 129 metros de eslora, 14 de manga y 8 de puntal, dos chimeneas y tres mástiles y en su día fue el orgullo de la marina mercante italiana.
En 1855 quebró la empresa italiana dueña del barco, la Raggio, y sus buques más importantes los compró la N.G.I., la compañía naviera italiana más importante de la época. Lo primero que hicieron fue reformar el Sirius, que pasó de tener una velocidad máxima de 13 a 18 nudos. Una vez reformado, realizó su primer viaje el 15 de junio de 1883.
Desde el primer momento realizó casi siempre la misma ruta: Génova, Barcelona, Cádiz, Islas Canarias, Cabo Verde, Río de Janeiro, Santos y Buenos Aires. La duración prevista del viaje era de 15 días, aunque tardaba algo más porque se paraba en muchos más puertos para recoger inmigrantes ilegales antes de cruzar el Atlántico rumbo a Brasil y Argentina.


La capacidad oficial del buque era de 1.300 pasajeros: 80 en 1ª clase con numerosos lujos, 40 en 2ª y el resto en 3ª, distribuidos en camarotes colectivos. Sin embargo, a estos se les sumaban multitud de inmigrantes ilegales que se hacinaban en las bodegas. La tripulación estaba compuesta por 127 miembros y su capitán era José Piccone, que contaba con 68 años de edad y 46 de navegación cuando sucedió la tragedia. Se trataba del capitán decano de la Compañía Italiana de Navegación y ese iba a ser su último viaje al mando del Sirius.
Cuando sucedió la tragedia, el barco había embarcado a 620 pasajeros en Génova, a los que se sumaron 75 en Barcelona. Después hizo una escala en Alcira (Valencia) para recoger a un número indeterminado de inmigrantes ilegales. El lunas 4 de agosto de 1906 el Sirius navegaba por un mar completamente en calma en una trayectoria inusualmente cercana a la costa, a tres millas del Cabo de Palos (Murcia) y a una milla de la Hormiga, un islote cercano. A las 16:00 la nave chocó a una velocidad de 17 nudos contra la cima del Bajo de Fuera, un pináculo submarino de 200 metros de largo que asciende desde los 70 metros de profundidad a tan solo 3 metros de la superficie, que supone un invisible y mortal obstáculo para la navegación en la zona.
El impacto desgarró el casco del Sirius, que quedó inclinado con la proa elevada sobre la superficie mientras la popa, en donde viajaban los pasajeros de 1ª clase, se hundía poco a poco. El pánico se apoderó del pasaje y la tripulación, ya que no había espacio para todos en los botes salvavidas y a principios de siglo muy pocas personas sabían nadar. La tripulación fue incapaz de controlar la situación y abandonó al pasaje a su suerte. La única ayuda que recibieron vino del exterior de la nave.
Como la zona es de un gran tránsito marítimo, muchos buques mercantes presenciaron el naufragio. Algunos les denegaron auxilio, pero otros, como el italiano Umbría y el español Mª Luisa, enviaron botes para recoger a los náufragos. El Joven Miguel, patroneado por el alicantino Vicente Buigués, consiguió salvar alrededor de 400 personas. Agustín Antolino, capitán del Vicente Lacamba, rescató a 132 pasajeros y la barca de pesca del viejo marino José Salas Martínes, más conocido como Tío Potro, a otros 65. Desde la cercana localidad de Cabo de Palos partieron varios pescadores para ayudarles, pero el viento de levante dificultó la maniobra. El farero de las Islas Hormigas y su ayudante prestaron auxilio a otras 100 personas que desembarcaron en el islote.
Entre los personajes famosos que se salvaron destacan el famoso tenor Maristany y el reputado médico italiano Franza. La noticia del hundimiento dio la vuelta al mundo y tuvo reflejo en la prensa nacional e internacional.
Jamás se sabrá con exactitud el número de víctimas. Según la aseguradora Lloyd´s viajaban 892 personas y fallecieron 292. Los datos oficiales de la Alcaldía de Cartagena hablan de 580 supervivientes y 242 muertos. Otras cifras hablan de 920 pasajeros a bordo, además de la tripulación, en el momento de la tragedia. Las cifras no cuadran porque los datos oficiales no contabilizan a los numerosos inmigrantes ilegales que viajaban en el Sirius. Extraoficialmente se considera que murieron entre 440 y 500 personas.
Según el capitán Piccone la catástrofe se produjo por la ignorancia de la situación de los bajos en las cartas de navegación, por la desviación de la ruta del buque a causa de las corrientes marinas y por la alteración de la brújula del buque por las minas de hierro del litoral español. Estos motivos sólo eran excusas, ya que anteriormente había realizado el recorrido en más de 20 ocasiones sin ningún percance y el mar estaba en calma ese día. Otras causas que se barajaron fueron la impericia del tercer oficial; la tenacidad del capitán Piccone por ahorrar 7 millas náuticas para cumplir en el menos tiempo la ruta prevista; un posible sabotaje, ya que el contenido de la caja fuerte había desaparecido; la trayectoria tan cercana a la costa para recoger inmigrantes y causas meteorológicas. La verdadera razón fue que se debió a un error humano de la tripulación, debido a la temeridad con la que navegaban.
Actualmente los restos del Sirius se encuentran diseminados alrededor del Bajo de Fuera, zona declarada parte de la Reserva Integral de las Islas Hormiga desde 1995. Las calderas y diversas partes del casco están diseminados por la cara oeste del bajo, a lo largo de una pendiente suave. La popa está a 47 metros de profundidad, la proa está en la cara este, pared vertical de mar abierto, a 70 metros de profundidad, junto con los restos de otras naves. Al ser reserva integral sólo es posible bucear en la zona si se poseen titulaciones del MAPA y si se obtienen una serie limitada de permisos de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno Regional de Murcia.