Muchos
peces forman cardúmenes para evitar ser cazados.
Un banco de peces le ofrece al individuo más
posibilidades de sobrevivir que el hecho de vagar
solo por el fondo del mar. Sin duda este no es el
caso de los tiburones cabeza de martillo del Pacífico
que no tienen enemigos naturales, sin embargo, suelen
unirse en bancos de más de cien ejemplares
en zonas muy específicas.
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Se
pensó entonces que la función de estos
cardúmenes era la de reunir a los ejemplares
para lograr un mayor éxito en la cacería;
esta formación de depredadores podrían
atacar masivamente a un banco de peces de la misma
manera que lo hacen las familias de delfines. Pero
no es así, los tiburones martillo nadan juntos
durante el día sin alimentarse, por la noche
se separan e individualmente se dirigen al arrecife
para cazar hasta el amanecer donde volverán
a juntarse. De hecho se podría decir que
mientras nadan juntos hasta presentan cierto grado
de letargo, o al menos falta de agresión,
llegando incluso a ignorar completamente a los buzos
que nadan debajo del banco.
Se desestima que la formación del cardumen
no les permite nadar con menos esfuerzo (método
que utilizan frecuentemente las aves en su vuelo)
ya que los ejemplares están demasiado alejados
unos de otros para poder aprovechar la succión
del animal que nada adelante. Entonces quedaba una
sola explicación: La formación de
un grupo o banco favorece la reproducción,
facilita el encuentro entre machos y hembras, asegura
la cópula y éxito reproductivo de
la especie. Pero los estudios recientes echarían
por tierra esta teoría al demostrar que los
animales que forman los cardúmenes son sólo
hembras.
Algunos científicos teorizan sobre el hecho
de que las grandes cabezas de los tiburones martillos
recogen las vibraciones de fuentes magnéticas
como montañas volcánicas sumergidas
y nadan alrededor de ellas pero eso no puede explicar
por qué los machos no lo hacen. Otros investigadores
se preguntan si no se debe simplemente a que las
hembras son animales altamente sociales, pero ¿puede
tener actitudes sociales un animal con un cerebro
del tamaño de una taza pequeña cuyos
dos tercios están destinados al sentido del
olfato?
Quizás la verdadera respuesta sea mucho más
profunda. Los tiburones martillos evolucionaron
hace 120 millones de años y es probable que
ya en ese entonces nadaran en bancos, 118 millones
de años antes de que el primer mono se irguiera
sobre sus patas traseras. Tal vez nosotros, los
seres humanos, con una historia evolutiva de sólo
dos millones de años seamos demasiado jóvenes
para preguntarnos ¿por qué?.
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