La
respuesta puede encontrarse en el Foramen Oval
Permeable.
La
respuesta de algunos de estos casos radica en
la persistencia tras el nacimiento de ciertas
estructuras fetales como el foramen oval. Se trata
de un orificio ovalado que comunica las dos aurículas
del corazón, y cuyo objetivo es favorecer
la circulación de
la sangre oxigenada a través del cuerpo
del feto durante su desarrollo.
A lo largo del embarazo todos los intercambios
de oxígeno y productos de desechos se realizan
a través del cordón umbilical y
de la placenta. La circulación de la sangre
desde el corazón a los pulmones, que recibe
el nombre de circulación pulmonar o menor,
es prácticamente nula. La sangre pasa directamente
de una aurícula a otra a través
de esta pequeña abertura para distribuirse
por todo el cuerpo. Durante ese tiempo los pulmones
del feto permanecen inundados por el líquido
amniótico por lo que no son funcionales
hasta el nacimiento, momento en el que tras la
primera inspiración, se expanden llenándose
de aire, comenzando el intercambio gaseoso en
los alvéolos.
Una vez que el bebé respira
por primera vez, el aumento del flujo pulmonar
produce un aumento en la presión de la
aurícula izquierda y como consecuencia,
la solapa flexible que tiene que taponar el orificio
se sella, produciéndose así el cierre
natural del foramen oval. El cierre funcional
se produce a las 96 horas aproximadamente del
nacimiento, aunque el cierre anatómico
es más lento y no ocurre antes del año.
Tras estudios médicos específicos,
se estima que más de la cuarta parte de
la población general presenta un foramen
oval no perfectamente sellado.Pero sólo
en una minoría de estos casos existe paso
de sangre de una aurícula a otra si se
fuerza esa comunicación por situaciones
de fuerte estrés o ejercicio físico
intenso,
mezclándose por tanto,
sangre sin oxígeno con sangre oxigenada.
El flujo de sangre extra puede producir una sobrecarga
a nivel pulmonar y cardiaco que predispone a estas
personas a padecer ciertas alteraciones clínicas
con mayor probabilidad que los que no lo presentan.
Según las estadísticas, los submarinistas
que presentan foramen oval permeable presentan
un ligero mayor riesgo de accidentes de descompresión.
Durante el tiempo que nos encontramos en superficie
después de realizar una inmersión,
el nitrógeno absorbido en nuestros tejidos
pasa al torrente circulatorio y de ahí
a los pulmones donde se eliminará a través
de la respiración. Si por algún
motivo, hay burbujas de nitrógeno que pasan
de una aurícula a otra, al no seguir el
camino natural de la sangre, la eliminación
del nitrógeno y de las microburbujas tardan
más tiempo en producirse y el riesgo de
enfermedad descompresiva es algo mayor. Existen
en la actualidad, fundamentalmente, 2 métodos
para la detección de un foramen oval permeable:
-TEE (Cardiografía tridimensional
transesofágica).
-TTE (Eco cardiografía transtorácica).
Los dos métodos utilizan
una solución salina de la sustancia de
contraste con burbujas de aire que se inyectan
en vena y mediante una serie de acciones como
toses o maniobra de Valsalva forzadas, se detecta,
si es el caso, la apertura del foramen oval. Dado
el bajo numero de accidentes de descompresión
en relación con el número de personas
que padecen de foramen oval permeable, se cree
que esta anomalía no suele resultar un
problema en la mayoría de los casos. Está
demostrado que el riesgo de padecer una enfermedad
descompresiva es directamente proporcional al
tamaño del foramen oval permeable, siendo
los de menor tamaño los que poseen un menor
riesgo de producirla. Los buceadores que realizan
largas inmersiones, y además realizan mucho
ejercicio físico entre inmersiones deberían
ser reconocidos por un medico especialista para
confirmar la presencia o ausencia de esta anomalía.