24/05/2006
Érase
una vez una chica joven, pero con mucha experiencia
en la vida. Esta chica decidió hacer un
viaje a Tignes para perfeccionar su nivel de esquí
(tenía mucho que perfeccionar).
Por
otro lado érase también un chico
joven, pero este con algo menos de experiencia
en la vida.
Pues
curiosidades de la vida, los amigos de ambos jovencitos,
les dejaron tirados en alguna pista, así
que siguieron esquiando en solitario. Ella con
su mata de pelo sobresaliendo del gorro. El con
su barba inconexa y sus hierros en la boca.
Y
coincidieron en un telesilla. Ocupaban cada uno
un extremo del telesilla. En medio, un par de
holandeses. Cuando llegamos arriba, al inclinarse
para poner los esquís en la nieve, ella
tropieza y acaba enredándose con los esquís
de los holandeses. Por supuesto, el remonte parado.
Yo que estaba perdiendo tiempo, dinero y nieve,
me dispuse a salir zumbando y dejarlos allí
tirados, cuando la oigo decir mientras se levantaba:
"perdón, perdón". Entonces,
las hormonas me hicieron recapacitar, y pensé
"hostia! Carne española!". Así
que me dispuse a apartar a los holandeses, casi
de mala manera, para ayudarla.
Y
allí empezó todo. Estuvimos esquiando
ese día juntos, maldiciendo a la mierda
de amigos que nos habían dejado tirados.
Después, fuimos a tomar un café
que duró hasta las 8 las 9 de la noche.
Estuvimos rajando
sin parar mientras que nuestros amigos, estaban
comiéndose las uñas porque no sabían
nada de nosotros. Habían preguntado al
personal de la estación si habían
visto a alguien vagabundeando por la nieve, con
cara
de despistado, rascándose la cabeza mientras
miraba al número de los portales. Aparecimos
en nuestros apartamentos cuando se estaban planteando
llamar a los gendarmes. Que se jodan! Que no nos
hubieran
dejado tirados!
El
caso es que al día siguiente los que nos
perdimos fuimos nosotros, pero a posta porque
habíamos quedado a las 2 en una cafetería
de pistas. Yo, con la memoria fotográfica
que tengo, no sabía si la iba a reconocer
con las gafas y el gorro. Pero si, la reconocí.
Y entramos en la rutina de perdernos y quedar
todos los días a la hora de comer y luego
a esquiar un rato juntos. Y ya, hechos a la costumbre,
pues seguimos haciéndolo en Madrid.
Luego,
fuimos adaptando estas rutinas a nuestras vidas:
La Tere sale a las 22:30 de trabajar, así
que venía al Barrio del Pilar, o yo iba
a Coslada. Durante una temporada, me acostaba
todos los días a las 2 o las 3 de la mañana.
Menos mal que se nos fue pasando la tontería
porque si no alguno hubiera acabado en una cuneta
de M40.
En
esto llegó el boom de los pisos, y claro,
avispados como éramos nos pusimos a buscar.
Dada mi capacidad de decidirme, tenía calculado
buscar un par de años. Pero Tere a los
pocos meses tenía ya un piso
candidato, y me espetó que "a medias
de 3 habitaciones, o yo sola de 2". Y fue
de tres. Y allí empezó realmente
la nueva etapa en la que nos encontramos.
Y
queremos sellar esta etapa casándonos el
29 de julio. Buena fecha para que vaya poca gente
a la boda (si me lee Tere, me mata!).
Han
sido varios años (me acuerdo porque hacemos
mas o menos los mismos años que tiene mi
coche. Cuando lo cambie no se si podré
llevar la cuenta. Me mata!) de experiencias, gente
que ha entrado y que ha salido
de nuestras vidas, de momentos buenos. y bla bla
bla. Que me caso coño! Que nos casamos!
Que a partir de ahora figuramos en los papeles,
y que me podré ir 3 días al monte
si Tere se pone mala (no voy a sobrevivir a
esta carta).