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Los miércoles al sol
Rompiendo el hielo II
El duro inicio del aprendizaje del mus
Paseo por la rosaleda
El templo de Debob
Los miércoles al sol
Rompiendo el hielo II
El duro inicio del aprendizaje del mus
Pues como suele ocurrir, una baja inesperada de última hora: Mery se encuentra indispuesta y no puede venir. El resto, va apareciendo de a pocos y hacemos tiempo para ver si llegan los rezagados.
Finalmente acude nuestro anfitrión y querido Vicente y nos acompaña al aula donde iniciaremos este pequeño viacrucis del aprendizaje del mus.
Lo primero, enseñar a "tenerlas" y conocer las peculiaridades de los valores del mus, expuestos por el maestro y ponente Topoamarraco. Luego vamos adentrándonos en los valores de las cartas y tipos de jugadas y sus combinaciones; el valor de cada carta, cómo dse combinan, breves menciones al asunto de las señas... Y a comer el espléndido bufet con el que nos agasaja la organización.
Ya por la tarde, empezamos con unas primeras explicaciones, cartas boca arriba, para empezar a aplicar esos mínimos conocimientos adquiridos en la sesión previa. Da gusto ver con qué rapidez van absorbiendo la técnica y las mañas del juego.
Y con estas nociones y primer contacto con el naipe, terminamos para continuar con el resto del programa.
Paseo por la rosaleda
Después de comer, Santiago, Lola y los Santana, se dan de baja de paseo y el resto, tras un breve conflicto con el querido líder respecto al punto de reunión en que quedábamos para ir juntos hasta la rosaleda, nos reencontramos finalmente y llegamos hasta la zona de aparcamiento, próxima a al últmo destino del templo de Debod. (Nueva bulla por la diferente interpretación hecha sobre el adecuado lugar de aparcamiento, que hubiera debido ser más próximo a la rosaleda...)
Un recorrido breve por el precioso jardín, admirando las rosas ganadoras de los concursos de años previos, los de los que serán en un futuro inmediato y soportando este calorcillo que ya va entrando cual si del verano se tratase.
Con todo, la visita del jardín es relajante y placentera, a la vista de la profusión de colores de las rosas sobre el verde de los parterres.
El templo de Debob
Como final, pues Araceli no lo conocía, nos vamos para visitar el templo de Debod. La cosa merece la pena y hay que aguantar una cola de aúpa, pues la entrada está regulada a un máximo de visitantes simultáneos, con lo que tenemos que aguantar una hora a que se vaya acercando nuestro turno.
Finalmente, viendo que se va haciendo tarde, nuestro guía organizador tiene que enfrentárse al dilema de la elección de ver el templo o volver a casa a cumplir como padre y marido. Gana su presunción de que ver el templo supone dormir en el sofá, así que, entre lamentos, se despiden él, Ana e Inés, que estaban supeditadas en cuanto al transporte a su querido hermano, y Amelia que también se le hace tarde y cansada la espera.
Quedamos pues en "medias" Concha, Araceli y yo mismo (Banet), aguantando otra media hora hasta que nos toca el turno.
La visita no puede extenderse más allá de media hora por grupo, pero da tiempo a visitar lo visible del templo, cosa que disfruta especialmente Araceli, pues cumple sus expectativas y la hace pensar seriamente en visitar la tierra original que lo viera surgir a los pies del Nilo.
Con ello termina éste segundo miércoles al sol, con más idea de lo que es el mus, un buen llantar y un agradable paseo.
Y así, hasta el siguiente miércoles.
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