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Los miércoles al sol
Cascadas del Hervidero
La quedada en tierras de la EMT
El camino de las cascadas
El aperitivo magistral
Comida y Kahoot!
Los miércoles al sol
Cascadas del Hervidero
La quedada en tierras de la EMT
Pues otra vez en la bendita plaza y parada de la estación de Mar de Cristal.
Aparcado y agazapado en una zona rayada, estaba oteando en la lejanía la llegada del resto de la cuadrilla. La causa era que me tuvieran que echar de allí, ya que el lugar de la quedada está reservada a los autobuses. Vi llegar a Concha, a Amelia y luego, al ratito, enseguida el Topo. Y allí que me lanzo raudo para recoger mi parte de pasaje y salir pitando.
Llego en un instante, me bajo a saludar y en esto que llega un autobús con la pretensión de aparcar en su parada, para lo que yo le estorbaba (no tanto, que se hubiera podido estirar un poco) pero estaba en su derecho de darme luces como si fuera un combate de la Guerra de las Galaxias. Así que cuando iba a abrazar al Topo, abrazos interruptus, el autobusero justiciero insistía y tuve que irme a dar una vuelta al ruedo para hacerle sitio y volver, esta vez con mejor tino, a terminar los besuqueos y abrazos faltantes.
Tras una moción al Topo para cambiar la ubicación de la zona de recogida para evitar mosquear al personal de la EMT, salimos camino de Guadalix.
El camino de las cascadas
Tras un breve recorrido por la carretera de Burgos, el auto del Topo me alcanza y continuamos el resto del camino en comandita hasta Guadalix.
La llegada al parking del DIA que tomamos como punto de atraque y origen de nuestra ruta, es un poco perturbadora pues el Topo da una vuelta al ruedo como para mostrarnos lo bien distribuido que está para aparcar en la entrada del mismo. Pero no. Resulta que es por necesidades logísticas para el posterior acarreo de las vituallas para el aperitivo.
Convenientemente aparcados, nos dirigimos hacia el camino, del que nos separa una verja de malla metálica, y que traspasamos indecorosamente por un agujero. Hay que decir que el agujero no lo hemos hecho nosotros, pero ver a una expedición de "personas mayores" colándose por el agujero, no deja de tener su aquél de transgresión poco adecuada.
En fin, que enfilamos la ruta acercándonos al río y nos encontramos de cara con unas "fregonetas" de una contrata del canal cuyos operarios, malguiados por su GPS, nos preguntan si se puede seguir camino por donde nosotros acabamos de salir. Tras decirles que no caben y que no conviene fiarse del GPS, dejando a su iniciativa el uso de caminos de tierra, contestan que es que ellos son del Canal y que tienen que ir por caminos de tierra las más de las veces... En fin, que les decimos que se asomen a ver y tras ver que, si entran, no salen, nos sobrepasan al rato deshaciendo el camino.
La aproximación al río nos lleva a la primera cascada, un saltito que es más represa que cascada, pero que merece las primeras fotos. (Aquí hay que alabar el trabajo de campo del Topo, que se sabe hasta que hay un árbol caido que dificulta el paso por la vereda del río).
Seguimos camino ya subiendo los repechitos citados (que qué neecsidad habría si luego volvemos por otro camino plano ancho y despejado. Pero, eso sí, más vistoso y protegido del sol).
Entre paradas y reencuentros con otro grupo de excursionistas, llegamos a la famosa casacada del Hervidero, en donde para acceder a su base hay que bajar una breve pero empinada escalinata que a algunas se les atraganta un tanto y deciden permanecer en la altura a la espera de las fotos de esta crónica o de las de los "whatsapes".
Por fin llegamos al fondo del abismo. Tras disfrutar de las vistas del remanso y la cascada, Marga nos hace una demo de cómo se debe posar para una foto.
Y tras una breve parada, vuelta para arriba.
Por el camino de vuelta, el líder nos va contando sus andanzas en la Ruta Quetzal y sobre cómo conoció (y ligó) con la Topa y que Quadra Salcedo fue colaborador necesario en su descendencia.
Aclarado el extremo de que esta colaboración se ceñía exclusivamente a la habilitación del conocimiento de su amada, queda en ésto y que el resto se lo ganó y obtuvo por mérito y dedicación propia y de su posterior amada esposa a la procreación.
Y con ello vamos llegando al punto de partida, en donde el Topo se adelanta a recoger las antedichas vituallas en su inigualable plan de logística pro-aperitivo.
La cosa de adelantarse era para que Concha, portadora de una bolsa con algunas cosillas de la intendencia, debía llegar antes a la mesa del parque en donde haríamos el aperitivo... Pero con la cháchara, llega el Topo a la vez que todos y nada, mini-bulla a la susodicha, y al jaleo.
El aperitivo magistral
Parte de esa intendencia era el mantelito "de hule" amarillo que habría de servir como aislante de lo roñoso de las tablas de la rústica mesa. La consideración de una capa de agua con solera como si fuera un vulgar mantel de hule, amosca un tanto al dueño pero no nos priva de la manduca.
La genialidad del organizador nos brinda unas bienvenidas cervezas y rico salchichón, almendras y jamoncito que vuela en el tripeo a todo ritmo. El camino, aunque corto, ha abierto nuestro apetito.
Con los excesos del asalto del Topo a Mery, se derrama la cerveza de la pobre Ángeles sobre el sucedáneo de mantel y a ver cómo le explica el Topo en casa ese pestuzo a vinacho a su santa. Habrá caído en la tentación por compartir tanta andanza con veteranos y veteranas adictos a la cerveza?
Acabamos con el ágape y tras enjugar convenientemente la cerveza derramada sobre el adorado mantel, nos vamos hacia el parking atravesando de nuevo el agujero de marras, no sin que antes Mery les dejara a los pajaritos su ración de colines machacados, osados ellos que ya andaban entre nosotros a la caza furtiva de algún resto que llevarse al pico.
Comida y Kahoot!
Bonito restaurante el "Juaneca", sí señor. Rica, muy rica, la comida y excelente el sitio, una vez más. Ubicados en una mesa redonda y grande que nos permite compartir mejor las conversaciones. Un logro este que no es fácil de conseguir en cualquier restaurante.
Recogida de los "cuartos" que pagarán aperitivo y comida y dispuestos para escuchar las numerosas propuestas del menú del día.
Buen humor del personal, con su chiste y todo, y uno ardientes marmitacos, ricas ensaladas de ventresca, lubinas, San Jacobos y codillo dan paso a la fase de juegos con el Kahoot y gracias la wifi del local. Es tanta la avidez por el juego que nos ponemos a ello mientras que nos traen los postres.
Las pruebas y acertijos son cachondos y buena muestra de la dedicación e ingenio que el querido organizador aplica a la organización de cada miércoles al sol. Los viejos anuncios, las películas y los juegos de palabras, el reto de los acertijos de Marcos y Elena... Todos geniales y entretenidos.
El personal del restaurante se quedan un tanto perplejos de vernos de sobremesa y cada uno enfrascado en su móvil, cual adolescentes pero en "talludito", y vienen a interesarse por nuestro interés. Aunque creo qe también para acelerarnos un poco en ir acabando.
Al final, la hora de irnos nos llega con el nuevo apremio de los sufridos camareros, merced a la entrega de la cuenta y el anuncio de que a las cinco se cierra, ya que nuestra pachorra ha llegado al extremo de consumir el horario máximo acordado y los pobres salen escopetados tras nosotros en cuento salimos a la calle.
Vuelta a la parada de autobuses de la EMT, a incordiarles un momento con nuestros abrazos y besos de despedida. Aunque nos volveremos a econtrar pronto, la semana que viene, en la esperada excursión a Granada.
Hasta la próxima queridos amigos!
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