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Los miércoles al sol
Castilnovo
Castillo de Castilnovo
Los museíllos y la biblioteca
Aperitivo y cierre
La comida y sobremesa en "El Frontón"
Los miércoles al sol
Castilnovo
Castillo de Castilnovo
La quedada principal arrancaba de Mar de Cristal, como siempre, y de ahí deberían haber salido a la hora convenida, salvo por el despiste de Amelia que
no apareció la media hora antes como nos tiene acostumbrados y que, por acudir al punto de cita antiguo, casi se queda en tierra. Feli y Espe llegarían directamente
al castillo y yo mismo haría lo propio.
Por otro lado, con la cosa de no llegar tarde Feli, Espe y yo aparecemos, con 25 minutos
de adelanto sobre la hora convenida, en la puerta del castillo. Está el día
precioso a pesar de que por el camino había unos bancos de niebla bastante densos.
El paisaje otoñal ofrece un entorno precioso de colores del verde al amarillo,
un cielo azul veteado de nubes y un cierto fresquillo que no molesta. Una mañana
estupenda que augura una visita agradable también por el tiempo.
Pero la verja está cerrada y allí no parece que haya nadie, con lo que, lo de quedar "en el parking", parece que no va a ser posible.
Feli llama a las primas, para no molestar al lider en su quehacer de conductor,
para ver si están por llegar o nos podemos ir a algún pueblillo cercano a negociarnos
un caldito o así.
Arranca con un conato de vacile sobre que se han perdido que, como son primos, no cuela y el Topo se lo devuelve en forma de contravacile... que tampoco cuela. El caso es que al poco aparecen y nos colocamos en montonera todos a la puerta del castillo.
Al poco rato llega el responsable del hacernos de guía, con la petición de disculpas por el retraso.
Nos adentramos por el caminito entre árboles que conduce hasta el susodicho parking y, una vez allí, nos hacemos ya la foto testimonial del evento con el precioso castillo al fondo. Luego, iniciamos la visita exterior.
La parte trasera tiene una impresionante cubierta de enredaderas que le da un aspecto muy vistoso y con un cierto misterio. Pero se está cargando un tanto los muros.
Allí nos explican sobre los distintos momentos de desarrollo de la fortaleza,
sus distintos dueños hasta llegar al último propietario, un magnate mexicano
que debió darse la vida padre. Muy bien relacionado, uno de los hitos de la
relación con diversos presidentes mexicanos que nos cuentan es la importación
de unos bancos de forja que, al parecer, son de los jardines del palacio presidencial,
o algo así, porque llevan el escudo y emblema del país y los consiguió merced
a esa relación.
También nos hace el panegírico de los distintos eventos que se organizan allí y que son la fuente de ingresos para el mantenimiento del castillo.
Luego de visto el exterior, nos vamos para la "pedazo de puerta" de entrada al castillo. Allí nos cuentan más detalles sobre la propia puerta y algunas historias más de los antiguos propietarios para pasar a continuación a visitar el patio y las diversas dependencias.
Vemos algunas de las habitaciones emblemáticas, al fin y al cabo aquello es un hotel también, que tienen una cierta humedad y, alguna, un cierto olor a rancio también, pues la decoración con antigüedades es lo que tiene.
La verdad es que es grande y tiene expuestos multitud de cachivaches, de uno y otro lado del charco, que los propietarios han incorporado a la decoración. Algunos resultan chocantes en un castillo de hechuras mozárabes, pero, como el propietario es quien manda y decide, así va la decoración.
Otro de los aspectos chocantes, es que aquello es y ha sido un tablao flamenco encubierto. En la actualidad se conserva una zona que es un genuino tablao, en donde pasaron en su día distintas celebridades del cante y la farándula. Se ve que el propietario era muy aficionado a la fiesta, además de a coleccionar cosas.
Es una pena que haya filtraciones y goteras en alguna dependencia, goteras que han propducido el daño de algún libro antiguo.
Nos enseña también la bodega privada del señor castellano, con el ruego de no hacer fotos. Supongo que algún misterio habrá que ocultar.
En ella hay una extensa colección de botellas de buenos vinos, vacías, con las
dedicatorias y firmas de los amigos y personajes con quienes las compartiera.
Otra curiosidad de la bodega es que el techo está adornado con una profusión enorme y variada de carteles de "no molesten" de los distintos hoteles de todo el mundo por los que el dueño viajara. Queda la duda de si, tras de cada una de esas puertas protegidas por el famoso cartelito habría una aventura o si símplemente recordaban otras historias.
También visitamos una terraza enorme, anexa al castillo, en donde se organizan parte de las fiestas de los eventos que les contratan. Un precioso lugar para estar.
Los museíllos y la biblioteca
Después de algunos pises urgentes, salimos a visitar los dominios de la finca, en donde se encuentran distintos motivos decorativos de la tradición mexicana. Un muro, encargado por el propietario, en donde plasma una hipotética visión de la vida que no me atrevo a comentar en esta crónica. También un "árbol de la vida" muy colorido y más agradable de contemplar que el muro antedicho. (Quien tenga curiosidad, podrá verlo en la coleeción de imágenes de la crónica.
Pasamos por el museo mexicano, que es más bien un museo monográfico del caballo, más bien sus arreos, con un monton de preciosas sillas de montar, sombreros y trajes charros, máscaras y algunas cosas más de allá.
Lástima, aquí también hay algunos cubos y barreños por las goteras.
Luego vamos a ver las bibliotecas, una nacional y la otra mexicana. En la mexicana se muestra la afición del propietario a las colecciones, probablemente también al cine, y se disfruta de un ambiente cálido y nutrido de libros, fotografías y muchos detalles materiales, muestra de recuerdos de la vida del dueño.
Hay también acumuladas decenas de cajas, apiladas en los altos de la biblioteca,
que contienen según explican libros y documentos.
La nacional es algo más antigua e incluye desde incunables a libros modernos de todo tipo. Es un estilo distinto y ambas están enfrentadas y separadas por un pasillo divisorio con unas celosías de barrotes de madera. Muy curiosas de ver, francamente.
Luego visitamos una especie de capilla dedicada a la virgen guadalupana. Tooooodo tiene la imagen de la virgen en cuestión, desde cuadros e imágenes pasando por mantones y llaveros. Un poco agobiante, quizá, pero muy devota exposición.
Aperitivo y cierre
Lo siguiente es el esperado aperitivo que tomamos en la terraza a la que da la bodeguilla/tablao ya visitada. Es el momento de cervecerío general y del agua congas particular. Todo aderezado con un generoso platerío de embutidos varios y otras cosas típicas de picar. Se ha "estirado" el hombre y quedamos enormemente agradecidos de poder disfrutar de ese no muy prolongado momento. Momento en que nuestro líder -en su ya usual costumbre- se regodea en hacer mención de los pobres que trabajan a esas mismas horas.
Feli, Espe, Concha y Amelia están a punto de quedarse sin aperitivo, pues, tras
las visitas, se han ido hacia los coches y allí aguardan, pacientes, hasta que
Jose se acerca al murete de la terraza a darles el "queo" de que el aperitivo
está dispuesto.
El caso es que, como vamos con retraso, como no, no nos podemos entretener mucho
en el disfrute y salimos pitando para afrontar la comida en el restaurante "El
Frontón", que ya sería hora de que estuviéramos allí.
La comida y sobremesa en "El Frontón"
El restaurante está bien. El menú ofrece suficientes variedades para que cada
cual se apañe a gusto. Bueno, salvo el querido líder que, cómo no, ve frustrado
su intento de comerse los espaguettis carbonara merced a la aviesa tendencia
de los cocineros de incluir cebolla en su preparación. Mala suerte, tocayo.
Pide en su lugar un barreño de sopa castellana que también comparten otros comensales. Algunos han pedido crema de calabacín, pero, de los cinco comandadas, solo hay para tres. Marga se sacrifica y pide la sopa castellana también, pero pretendiendo sacrificarse "a pachas" con Ángeles, compartiendo crema y sopa. Pero Ángeles no está por la labor y decide que el sacrificio sea unilateral.
Después, filetes empanados, de ternera y huevos rotos. Ricas patatas fritas de guarnición y postres y cafés. Todo adecuado para un menú de diario.
Después, un nuevo juego de sobremesa que consiste en la adivinación de hechos de la vida de los participantes, hechos que habrán de escribir cada uno los suyos en papelitos, y el resto estimar a quien corresponde la aventura, sucedido o historieta reflejada. Eso sí, ha de ser realmente acaecida en la vida de cada uno.
Así nos enteramos de devaneos monjeriles varios, la presencia de Julio Iglesias en las vidas de algunas otras, la deserción de algún culé y otras historias de riesgos y accidentes ocurridos en las respectivas vidas. Muchas de ellas nos sorprenden al conocerse por lo inesperado y peculliar de la historia. Cosas veredes... Pero lo que sucede en "Los miércoles al sol" se queda -o debería- quedarse en "Los miércoles al sol"
Luego, más pises preventivos previos al regreso y cada cual a su destino.
Un nuevo buen miércoles de regodeo anti-laboral, y todo un disfrute.
Gracias sean dadas al organizador y a la auspiciadora de la iniciativa.
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