La ruta de los Belenes
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Los miércoles al sol

La ruta de los Belenes

El Chocolate y la estrategia de la delegación De belenes y papeos El largo badajo de "La Campana" Abortando visitas y haciendo encuestas

Los miércoles al sol

La ruta de los Belenes

En esta ocasión, con motivo del cierre de las actividades del año y celebración adelantada de la Navidad, nos quedamos en Madrid, callejeando en busca de belenes y tapeos afortunados.
Aquí queda lo que dió de sí la jornada.

El Chocolate y la estrategia de la delegación
Quedamos esta vez en la cafetería 1902, en la calle San Martín, muy próxima a San Ginés -al otro lado de Arenal en realidad- como alternativa a lo excesivamente concurrido de esta última, y más en estas fechas.
Como era previsible, mis cálculos para poder llegar a la hora convenida, se ven frustrados por el tráfico y llego cinco minutillos tarde. No hay comprensión para quien vive a 70 km de Madrid y tiene que usar además el transporte público para rematar el trayecto. Aún así, me libro de los comentarios más ácidos merced a una estrategia de disolución entre la masa como si no hubiera pasado nada. Era tal el lío con la organización de las mesas que pasé "casi" desapercibido.
Tampoco ha podido incorporarse a primera hora Marga, aquejada la pobre de una de sus dolorosas neuralgias, pero se incorporará más tarde si mejora.
También se incorporan de incio o a lo largo de la ruta, algunas nuevas "holgantes miercoleseras", que engrosan en plantel de nuestro grupo excursionista.
Hay que mencionar que las incorporaciones son del lado femenino y que los señores nos vamos encontrando, cada vez más, en franca minoría.
Para desayunar, la organización había previsto chocolate, churros y porras para todos. Por esta razón y debido a mi personal rechazo al chocolate fundido, iba a dejar pasar "ese cáliz", pero el solícito organizador -una vez recordada mi antipatía por el líquido marrón- me consigue una alternativa en forma de café con leche. Bien por él y agradecido!
El chocolate, al decir de algunos de los desayunantes chocolateros, estaba dulzón rayando en lo empalagoso; no así los churros y porras, excelentemente fritos y si un atisbo de exceso de aceite. Muy ricos ellos.
Aquí el líder empezó su estrategia de delegación -parcial, no se vaya a pensar que el lider decae- en un agraciado que, por sorteo, habrá de sustituirlo por turnos en la tarea de conducir el rebaño hacia los distintos lugares de visita, ateniéndose a orden, horarios, lugares, recorridos... en fin, una suerte de venganza de los que nos despistamos o -aún peor- no nos enteramos de lo que él, minuciosa y cuidadamente, ha descrito en su planificación, publicada ya de antemano en la web. No sabe el hombre cómo conseguir que nos enteremos de sus planes y de los desvelos que acompaña su ingente tarea.
Así, por turnos, se va extrayendo del bolsillo trasero de su pantalón un papelito de entre todos los que lleva con el nombre anotado de cada uno de los participantes (excepción hecha del relator del grupo para atención de sus funciones de documentador, que lo agradece inmensamente), creo que con el añadido interés de que las señoras le toquen el trasero, pues, siendo mayoría, y quedando solamente Miguel como caballero, la posibilidad de que tenga que escarbarle en el fondillo del pantalón una de ellas, está sobradamente asegurada.
El caso es que allá que nos encaminamos en busca del primer belén de la visita, en el Convento de las Carboneras, guiados por Inés.

De belenes y papeos
Este primer belén, es apenas el misterio y los reyes, de origen quiteño barroco -se le nota- del siglo XVII, situado tras una verja que tampoco permite acercarse en exceso a contemplarlo, por lo que la visita es corta y se sortea un nuevo guía para conducirnos al siguiente punto de la ruta que recae sobre Concha.
La próxima parada es en la Basílica Pontificia de San Miguel, para ver el belén monumental con figuras del imaginero José Luis Mayo.
Aquí se nota que hay dinero, pues han montado un enorme y precioso diorama clásico, con todos los aderezos y lugares típicos de todo belén que se precie: el portal, el castillo de Herodes, los reyes y el puente, cuevas y pastores... y un "extra" atípico y extemporáneo que, como quien paga manda, se han permitido incluir con la figura del fundador de la orden y unos muchachitos aleccionandos, ataviados a la moderna. Eso sí, en un rinconcito para que no quede demasiado evidente, pero sí presente. Cosas veredes, amigo Sancho.
Cambio de líder y e toca a Ana. El siguiente punto es el belén Castizo del Museo de San Isidro, que, además, contiene una pequeña colección arqueológica local, bastante bien presentada. Aquí se nos unen Feli y Espe.
Hay que decir que las lideresas delegadas van cumpliendo la misión suplantatoria del Topo con suerte repartida, pues tienen que ser apoyadas por el delegador para la cosa de no perdernos. Queda molesto además el hombre porque no criticamos ni damos la vara a las lideresas como lo hacemos con él, pero es que no le vamos a hacer la faena a las que han tenido la "suerte" -forzada, además- de ostentar tal representación.
Así pues, relevado el mando y con Mery a la cabeza, nos vamos de camino a la segunda posta de la mañana para tomar el anunciado caldito en La Torre del Oro. Caldito éste de cocido y acompañado de una adecuada tapa de arroz en paella.
El colorido lugar -de ornamentación dedicada a la tauromaquia- resulta divertido hasta que reparas en que muchas de las fotografías de lances toreros son, tenebrosamente, escenas de cogidas tremendas de toreros, empitonados por diversos sitios y con excesiva dedicación al detalle truculento.
Cabría sacar la conclusión de que te van preparando para empitonarte ellos en el pago de las consumiciones. La cuestión es que lo que le cobraron al Topo el día de la cata por el caldito fueron 3€ y que ahora pretenden clavarnos un euro y medio más por caldito. Menos mal que Mery, lideresa temporal a la sazón, les lanza varias no muy veladas referencias a la previsible desmejoría de su imagen en las redes sociales y diversas coacciones que consiguen la vuelta al precio del lunes. Unos jetas, vaya.
La siguiente parada guiada por Feli, ya metidos en harina, es en "Casa Revuelta" y para deglutir un sabroso taco de bacalao, continuación del aperitivo iniciado con el caldo en este viacrucis "beleno-tapeador".
Aquí se enrolla Concha con la encargada, que le ha llamado la atención por las educadas y profesionales maneras de la muchacha, y así se entera de su currículum profesional y de los orígenes familiares de su experiencia restauradora desde niña.
Se reconoce el mérito del taco y de la muchacha y queda anotado para ulteriores visitas.

El largo badajo de "La Campana"
La siguiente en la ruta es la parada para comer, esta vez guiada por Amelia en la función de líder sustituta. Ahí se va a ver lo conveniente que ha resultado el trasiego de aperitivos previo. La comida será un bocata de Calamares en "La Campana" escueto bar dedicado a la producción masiva de bocadillos de calamares. Pero se antoja misión imposible porque hay una cola "del badajo" y parece que la opción, iniciada por la lideresa en funciones, de comer sentados como los blancos en el interior del local puede ser inviable.
Acordamos que si en cinco minutos no vemos movimiento, conseguimos los bocatas en la fila de los de "para llevar" -menos concurrida- y nos buscamos un lugar para apañarlos.
Afortunadamente, la cola -con un cierto acopio de paciencia y cansancio de piernas- va mermando poco a poco y nos vamos acercando razonablemente a la posibilidad de comer sentados.
Para hacer rato, Concha, Amelia y alguna otra se van "de tiendas" ante el estupor del líder maestro, que se va a recuperar a la propia lideresa delegada con la recriminación del abandono de puesto. Siesque...
Al fin entramos todos en grupitos de a cuatro y se nos incorporan en el ínterin, Yoli y Marga, que, aunque no recuperada de su dolencia, ha preferido mejor pasarla acompañada que en soledad.
Buenos los calamares aunque un poco sosos para el gusto del relator, pero en buen pan crujiente y sin exceso de aceite. Un final feliz para tan larga espera.
Finalizado el primer plato, con Yoli a la cabeza, toca mudanza para llegarnos a la Mallorquina, a terminar de empalagarse con trufas y napolitanas -o unos Merlitones, invocados por Mery- para cerrar el menú con un dulcísimo postre, consumido allí mismo -en la calle- ya que de callejear va el día.
Y, con ello, continuamos con las actividades culturales, antes de llegar a la siguiente posta para el café y fin de fiesta.

Abortando visitas y haciendo encuestas
La siguiente visita es al Mercadillo Navideño de la Plaza Mayor y su Belén, momento que aprovechamos para la foto de grupo -pues hay alguna baja a continuación para el resto del itinerario- que no puede quedar el día sin ella.
Visita al mercado belenista y al belén, que tampoco es para tirar cohetes, francamente.
Miguel ve frustrada su intención de hacerse con unos reyes magos decentes para su propio belén y el resto hacemos tiempo, de cháchara, para esperar a la siguiente visita.
Tras ello y con Espe de guía, nos vamos camino al Monasterio de las Descalzas, en donde también encontramos una generosa cola de entrada, pues no abren hasta las cuatro. Así que, mientras la espera, el Topo nos sorprende con un jueguito de encuestas sobre las cualidades personales y defectos de todos los que alguna vez hubieran participado en esto de los miércoles al sol. Nos pusimos a ello un poco a regañadientes, como la mayoría de las veces que nos proponen algo, creo, pero ya que aceptamos la organización del muchacho, hay que procurar aceptarlo todo. Así que, boli en ristre, fuimos rellenando de forma anónima el papelito en cuestión hasta que se empezó a mover la cola (las gentes que la conformaban). Moverse para llegar a la puerta del convento y que nos digan que está completo el aforo para el resto de la tarde. Conato de visita frustrante, una faena.
Ahora se empieza a "descogorciar" el resto de la planificación, porque la siguiente parada, para ver en acción los trastitos de "Cortylandia", -aunque creo que ya estamos talluditos para ello- es a las cinco de la tarde, como los toros castizos y el momento del té de los británicos, y no vamos a estar allí esperando. Total, el "espectáculo", vistos los monigotes, tampoco promete mucho.
Esta cuestión hace que adelantemos la hora del café en Gourmet Experience, con lo que cambio de lideresa -esta vez le toca a Ángeles, otra experta en arrear grupos, y muy metida ella en su papel, vamos los demás tras ella a por ello.
Primero vemos el belén que el Corte Inglés ha puesto en una caseta navideña en la propia Plaza de Callao, no muy grande pero que está bastante bien. Se ven figuras de calidad y la decoración del diorama está también muy conseguida.
Y a continuación, el invento este del "Gourmet experience", que resulta estar en pleno ático del antiguo edificio de Galerías Preciados, hoy el Corte Inglés, con lo que para allá arriba que vamos.
Allí, conseguimos que nos pongan los cafés e infusiones en dos tiempos, pues al final los que queríamos café sólo -Mery y este escriba- nos quedamos esperando al segundo intento del camarero. Mery se toma al final un cortado que, aparentemente, está de sobra y yo, cuando me llega el café... no sabía si llorar o acordarme de los señores padres del camarero. "El café", viene servido en un ramplón vasito de papel -decorado, eso sí, con la imagen del "bareto"-, en lugar de tacita, y en el que la ración de café apenas llega al fondo del vasito. Vamos que la cucharilla de madera con que te lo ponen no se mojaba más que hasta la mitad del breve ensanchamiento de su extremo. Y eso en un vaso tan pequeño que ni para recoger muestras de orina valdría.
Me fuí a afearle la conducta al encargado del tenducho y él le echó la culpa a la máquina... otros jetas de la vida éstos del puesto de "Amorimo".
Tras aquello, llega el momento de descubrir nominados y distinguidos en las distintas categorías de la encuesta.
Cómo no, me endilgaron el título pricipal de "TIQUISMIQUIS" -que estaba puesto para mí, claramente- y que luzco a mucha honra, pues, si no estuviéramos los que consideramos y cuidamos los detalles, la raza humana se habría empobrecido notoriamente o, incluso, desaparecido. (Cada uno se consuela como quiere)1. Y, también, cómo no, el de IMPUNTUAL, cosa que coincide con el hecho de ser el que más lejos vive de los puntos de quedada de estos fastos. (Cada uno vuelve a consolarse como quiere)1. En fin, asumo las circustancias de la casuística y la lejanía.
El resto de títulos quedaron así:
Como REBELDE, quedó Amelia; como ATRACTIVA, Mery; como SERIO, Miguel; como DIVINAS -ex equo-, Mery y Concha; como SIMPÁTICA Marga; como MARUJA, la pobre Inés; como ejemplo de DISCRECCIÓN -también ex equo-, Inés y Ana; y como la más GRACIOSA, Feli.
Y así, cada cual con su titulín, llegaron las despedidas, besos (entre los no constipados), felicitaciones navideñas y los buenos deseos a los que estas fechas nos obligan.
Gracias una vez más, como siempre y sobre todo, al magno organizador de estos fastos y, como no, al resto de la compaña por estas divertidas andanzas.
Feliz Navidad, Feliz año y hasta la próxima! (Que será el próximo enero, allá por el 17, en la Casa de la Moneda).

1 Apostillas del amado lider.