Tejera Negra
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Tejera Negra

En el bosque otoñal

La larga marcha al hayedo El ágape y la vaca La comida Riaza bajo la lluvia

Tejera Negra

En el bosque otoñal

En esta ocasión nos toca irnos un poco más lejos de lo habitual, adentrándonos en el corazón de la Alcarría, pero creo que el paseo va a merecer la pena siendo octubre con las hojas de las hayas tornando ya a sus característicos tonos ocres y amarillos que anuncían la llegada del otoño.
Este será el plan:
09:15 Salida con nuestros coches desde Mar de Cristal hacia Cantalojas al Centro de Interpretacion del Hayedo de Tejera negra y paso por el WC. A 160km. 41°13'40.7"N 3°16'30.6"W
11:30 Llegada al comienzo del sendero. 41°14'09.9"N 3°20'57.9"W.
11:40 Comienzo del sendero conocido como la Senda de Carretas, es circular de 6 kilómetros en total y cuenta con unos 250 metros de desnivel. Al ser circular si para alguno se empina demasiado puede darse la vuelta. Los coches asistentes deben reservar el aparcamiento antes de ir.
13:45 Aperitivo tradicional gitanero en el aparcamiento del Centro de Interpretación.
14:15 Salida hacia Riaza a 50km.
15:15 Comida en Riaza de menú del día y pequeño paseo por el pueblo. Restaurante La Galería. 41°16'37.1"N 3°28'44.8"W
17:30 Salida hacia Mar de Cristal. A 110km.
18:45 Llegada a Madrid.

La larga marcha al hayedo
Pues no se puede decir que en esta ocasión los astros se alinearan, más bien todo lo contrario, menudo miércoles más tormentoso y no precisamente por los truenos que escuchamos a última hora del día.
A la actividad estaban apuntados 19 personas, pero unos días antes tuvimos 2 bajas, precisamente de 2 de los conductores que ponían su coche para el transporte, ya con 17, un día antes, otra baja por motivos de salud y ya la mañana del miércoles perdimos a otros 3, una, perdida en la maraña de transportes madrileños colapsados por las obras y otros con problemas en el alternador del coche, decidido en ir a la huelga, que a más inri era uno de los que estaba reservado para llegar al parking de la senda de Carretas.  
Bueno pues nada, con 13 nos vamos al Hayedo y conseguimos llegar 11 a la hora fijada al Centro de Interpretación, no sin antes rescatar a las alcarreñas que ya se habían apartado a la cuneta pensando que se habían perdido. Quedaba un coche por llegar, el que traía a los que venían de Toledo. Pasada ya la hora y sin tener noticias de ellos, se les manda el mensaje correspondiente y la respuesta es... mándanos tú ubicación porque nosotros ya estamos en el punto al que nos ha traído el GPS. Mandada la ubicación la respuesta fue la ubicación de los toledanos, solo se habían ido a una hora y 8 minutos de donde estábamos. Otros que perdemos por el camino, esto es peor que en la guerra porque aquí no se espera a nadie.
El vigilante queda avisado que deje pasar a los toledanos si alguna vez se centran y consiguen llegar, el resto nos apretamos en los coches y a recorrer los 6 km que nos separaban del parking del comienzo de la ruta. Los primeros metros por pista asfaltada todo perfecto, lo mismo hasta recuperamos el tiempo perdido en la espera, pero claro no era nuestro día, el asfalto dio paso a una senda llena de baches y de polvo, los coches recién lavados a hacer puñetas y yo pensando que el Mercedes que es más bajito se iba a ir pegando contra el suelo. Que le vamos a hacer, sigamos... sigamos hasta llegar a unos carteles donde nos indican que la ruta está cortada y que tenemos que ir por otra por la que se tarda más en llegar al destino, sin saber cuanto. Venga va, ya no solo no recuperamos tiempo si no que aumentamos el retraso, pero unos pocos metros adelante nos encontramos 2 coches parados en mitad de la carretera y un individuo que se viene hacia nosotros y nos dice que ajo y agua, que viene subiendo por la cuesta una niveladora de la senda y que hasta que no llegue a la curva para salirse y dejar paso que ahí tenemos que esperar. Pues nada paciencia y otros 20 minutitos de espera a añadir al retraso acumulado y para colmo hay que guarecerse en los coches porque el enjambre de las moscas y las avispas nos devoran, según la Forestal del grupo por la inminente lluvia que se avecina. Llegamos al parking y mi coche se va al final del aparcamiento buscando la mejor zona bucólica y pastoril para el posterior aperitivo junto al río. Desde mi ubicación hago señales ostensibles al resto de coches para que no vengan donde estoy yo y que se queden cerca de la entrada y pasando olímpicamente de mi, terminan aparcando a mi lado argumentando que las señas que veían las interpretaron como que no aparcaran en la puerta si no que vinieran donde ya había aparcado. En fin, así es como comienzan las guerras.  
Con tanto retraso ya no nos da para hacer los 6 kilómetros de la ruta y menos mal porque para que te fíes de lo que dicen en internet, ni es una ruta fácil, ni es en llano, menudo cuestarrín había para llegar al mirador y encima en algunas zonas otra vez los ataques indiscriminados de los putos insectos voladores. Al final el reloj nos determina la hora de darnos la vuelta y regresar por donde hemos venido, un fracaso en toda regla, no podremos decir que Topodiving haya hecho la senda entera de Carretas. Llegando de nuevo al parking nos topamos con la parejita de toledanos que por fin han arribado a puerto. Hemos ido en vuestra busca durante una hora, me espetan, pero en la dirección contraria y como no os hemos encontrado nos hemos dado la vuelta, todo esto lo decían sin la más mínima sospecha de gota de sudor en su frente. Tras unas breves disquisiciones acordamos que lo mejor que había que hacer es incinerar el GPS culpable de esa pérdida de orientación y tiempo perpetrada.

El ágape y la vaca
Mientras va llegando el resto de integrantes del grupo nos afanamos en preparar la mesa con las viandas del aperitivo, pero con la precaución de dejarlas bien tapadas si no queríamos ver a 4 moscas en pleno vuelo portando una loncha de lomo o 2 avispas cargando a sus espaldas un trozo de queso. Pero he ahí cuando aparecen 2 pedazo de vacas negras retintas con sus respectivos terneros, lo que las hace tener algo más de peligro por su afán de defensa maternal y mientras una de ellas y los terneros siguen su camino bordeando el rio, la más grande decide venirse hacia nosotros mirándonos con aviesas intenciones. Yo por lo pronto me voy al otro lado de la mesa, que anda que si le da por envestir me hubiera procurado mucha defensa. Pues los gestos que le hacíamos a la vaca para alertarla que no era bienvenida al convite como que a ella se la pelaba, mientras ya casi estaba depositando sus babas y sus moscas a pocos centímetros y nosotros a punto de subirnos al capó del coche dejando a su merced la selección de ibéricos de tronío, apareció el Niño de Guadalix y a pecho descubierto se abalanzó sobre el morlaco. Creo que la técnica para hacerla huir fue susurrarle al oído que la horda hambrienta que estaba ya en las inmediaciones, si acababa con lo que había en la mesa, podría continuar con ella misma haciéndose un aperitivo de steak tartar. 
Un ágape que estaba destinado para 17 y solo entre 13 casi acaban con él si no llega a ser porque ya la hora nos volvía a apremiar de nuevo y había que irse, 5 minutos más y seguramente hubiera comenzado la persecución del steak tartar con patas que se había alejado. La vaca está todavía dando gracias de que fuéramos con retraso y tenga todas sus partes intactas.
Oye eso que está bajando la cuesta del camino de acceso haciendo temblar el suelo no es una pedazo apisonadora?????. Vaya que si lo era, pero bueno terminará de bajar y aparcará aquí que ya es la hora de comer. Nos subimos a nuestros coches para irnos ya con premura y la madre que parió a la apisonadora, la vemos que empieza a enfilar camino arriba a 5km por hora y dejando una cortina de polvo de a kilo el centímetro cuadrado. Al minuto de estar tras ella pensamos que aquello era ya el fin de la jornada y que mejor era pensar volverse a casa cuanto antes a lavar el coche con nuestros sollozos, pero el conductor de la monstruosa apisonadora debió notar nuestra aflicción y decidió apartarse dejándonos pasar entre gritos de jubilo y alegría. Gracias a lo cual pudimos llegar a comer a Riaza, con algo de retraso sobre el horario previsto y sin que nos pusieran mala cara a la llegada, eso si, los últimos algo remojados por la incipiente lluvia que estaba prevista según la AEMET para 2 horas más tarde.   

La comida
Menú del día correcto sin alharacas, pero cuando pensábamos que nos íbamos a librar del habitual protestador de la calidad de los platos en su ausencia, apareció una sustituta emergente con incluso más vehemencia que el titular de la plaza. Anda que no le dio vueltas al segundo plato de codillo que nos pusieron a los 7 peticionarios de dicha pieza porcina, si no dijo 7 u 8 veces que eso no era codillo, no lo dijo ninguna, pero vamos que con haberlo dicho un par de veces ya nos hubiéramos enterado que aquel hueso no tenía visos de ser lo que nos habían ofertado. El caso es que estaba bueno, aunque algo pasado como suele ocurrir a las 4 de la tarde con los platos recalentados del menú del día. El toledano decidió que no podía someter a su compañero de fatigas a otro periplo por los montes alcarreños como el de la mañana y decidió partir con anticipación para realizar el regreso él solo y dar las vueltas que le apeteciera hasta llegar a su destino. 

Riaza bajo la lluvia
Ya solo quedaba dar un paseito por la plaza mayor de Riaza bajo la amenaza constante de remojón de primera con el cielo encapotado y truenos por doquier. La plaza estaba cubierta aún de la arena que usaron para acondicionarla como plaza de toros tras las recientes fiestas del pueblo. Los soportales evitaron que se nos remojara el tupe y a las señoras la pamela de paseo y pudimos llegar hasta la iglesia del pueblo que como la puerta estaba abierta y no había que pagar, pues todos para adentro. Todo normal hasta que vimos a una integrante del grupo cruzar por medio de todos y largarse de allí como si hubiera visto al cobrador del frac. Vamos que los que no habíamos mostrado mucho interés por la iglesia fuimos a ver que había en la zona donde se produjo la espantá por curiosidad y salvo las caras del Cristo encerrado en un ataúd transparente y de la Virgen un poco desproporcionada, que ambas eran un poco lúgubres, no vimos nada y menos aún al del frac. Los que tenemos solo 5 sentidos, y algunos de ellos ya atrofiados, seguramente no percibimos lo mismo que los poseedores del sexto sentido, pero a riesgo de parecer insensible casi que prefiero no tenerlo, que da un poco de miedito.     
Y ya para despedirnos que manía otra vez de besuquearse y restregarse como si no nos fuéramos a ver dentro de un mes en el miércoles de la visita al Congreso del Glamour.
Como dicen mis hijos... VIVA ESPAÑA. VIVA EL REY y VIVA el mando de la PLAY... STATION