La opinión de los pequeños... expertos

LAS PEREITAS

Paula

Lo que +. Las playas estilo paradisíacas, estilo la privada del hotel y la Pelosa.
Juegos y preguntas para amenizar los viajes en coche.
Las visitas culturales a Nápoles, Pompeya y Roma.

Lo que -. Tantas horas de coche y barco.
Hacer turismo con tanto calor.
No es que no me guste, pero creo que es prescindible el parque acuático, que se puede ir en cualquier sitio y dedicarle ese tiempo a conocer otras playas.

Lo que me gustaría. Juegos y pruebas estilo a las que hicimos en Madeira en la playa por la noche cuando el tsunami
Lugares, ciudades, playas singulares, diferentes a las demás ya sea por el paisaje, pasado histórico...

María

Lo que +. Las playas, sobretodo la de Roc e Mare y la Pelosa.
Ir a refrescarnos a una playa después del esfuerzo de subir 656 escalones.

Lo que -. Que cuando estuvimos en Pompeya, Roma y Nápoles no hubiera piscina o parque acuático para refrescarse del calor.

Lo que me gustaría. Seguir haciendo juegos en el coche como el bingo o las preguntas.

Celia

Lo que +. Las playas, sobre todo las privadas y los hinchables de la playa
Los hoteles y el bungalow.
Los diferentes juegos con los mortadelos : el casino, el bingo y las preguntas.

Lo que -. Nada, todo me ha gustado

Lo que me gustaría. Hacer un curso, como el de vela.

LOS JULIOS

Sara

*Las cosas que más me han gustado, han sido el segway, el parque acuático, los hinchables de la playa y la Fontana di Trevi. También me ha gustado jugar al bingo, las preguntas y los juegos del barco.

*La cosa que menos me ha gustado es que hemos perdido mucho tiempo en hacer los viajes. Tampoco me ha gustado que no hayan podido venir Lucía y Miguel.

*Lo que me gustaría hacer el año que viene es ir a París y Eurodisney y que podamos ir todos juntos de viaje.

Javier

Lo que más le ha gustado es el segway, el parque acuático y la Fontana di Trevi. También jugar al bingo. Jugar con Manu y Jose Magantos.

Lo que menos es ir en coche tanto rato.

Le ha gustado todo y quiere volver de viaje el año que viene a donde sea.

 

LOS SALIDO

Olivia

1. Lo que más me ha gustado, el paseo en segway, las cuevas subterráneas de Nápoles y el virus.

2. Lo que menos me ha gustado, haber estado muchas horas en el coche.

3. Lo que me gustaría montar más en segway.

Sara

1. Lo que más me ha gustado es el segway, jugar con José y Raquel, con los Topos y con Helen.

2. Nada.

3. Montar en Sewgay y en barco.

Juan Luis

1. los que más me ha gustado el segway y la cueva fresquita de Nápoles.

2. los que menos nada

3. Me gustaría montar en bici.

CRÓNICA DEL VIAJERO

Sábado 29 de julio. MADRID – BARCELONA. JARKA.

Después de un ritmo frenético para preparar el viaje (comidas, maletas de buceo y mochilas de ataque) y colocar los animales domésticos (el conejito de los Elvira) nos ponemos en la carretera y empezamos un itinerario de los encuentros y desencuentros a lo largo de todo el día. Comimos por el camino para Barcelona con algunos sentándose a mesa puesta en sitios de carretera, otros montando sus bocadillos con los ibéricos. Al final del día nos encontramos en un centro comercial a las afueras del centro de Barcelona y allí cenamos. Pasamos las horas de espera para poder ir al barco de Grimaldi. Para nuestra desgracia el retraso de la salida del barco se amplió un par de horas más, de 3:30 a 5:30. Los no conductores estuvieron gran parte de la espera haciendo compañía a los conductores hasta que la cola de entrada de pasajeros se hizo más corta. Luego ya fueron entrando y directos a la cama, menos algunos que se quedaron esperando a la entrada de los conductores con los coches.

Domingo 30 de julio. CÓRCEGA. JARKA.

Un amanecer por libre en nuestros camarotes. Hubo gente que se fue a desayunar y otra que se quedó durmiendo un poco más en la cama. El desayuno era sencillo: constaba de un croissant relleno de crema y un café, té o Cola Cao. Más tarde como compensación por el retraso de la salida del día anterior y gracias a las quejas airadas de nuestro líder, los de Grimaldi nos invitaron a la comida en el barco, que en un principio no estaba incluida. El tiempo en el barco lo pasamos por libre; algunos paseando y recorriendo todo el barco, otros durmiendo, los Elvira incluso aprovechando la piscina del barco y los más peques jugando a las cartas, entre otros juegos. Pero no todo era tan idílico. Por el retraso que acumulamos con el viaje en el barco sabíamos que llegábamos con la hora pegada a Cerdeña y necesitábamos coger un barco a 1h 42’ en la otra punta de la isla para poder viajar a Córcega. Antes de desembarcar tuvimos una reunión del grupo. Topo nos comentó lo que ya sabíamos todos, que hay que salir pitando del barco. También, nos repartió 1500 mortadelos por unidad familiar y nos comentó los juegos que íbamos a tener para poder ganar más mortadelos durante el viaje. La familia con más mortadelos al final del mismo ganaba. Nada más de llegar a Cerdeña bajamos lo más rápido posible a la bodega del barco para meternos en los coches. Fue todo bastante caótico, gracias al apiñamiento de coches que formaron los de Grimaldi. Había sitios donde los coches estaban tan pegados entre sí que no cabía ni una persona. Los que iban más cargados de bártulos les tocó sudar la gorda. El clan de los Topos decidió darse un paseo extra por la bodega dando toda la vuelta. La pobre Almu llegó exhausta y un pelín mosqueada del palizón que se habían metido cargada de mochilas y bolsas. Los coches estaban aparcados sin orden, cruzados de cualquier manera. Faltaba el personal de Grimaldi para dirigir la salida de los coches. La tensión en el garaje aumentaba por momentos, y allí estaba Elvirita vestido con su mono imaginario de Grimaldi, con walkie en mano y se puso a dirigir la salida de los coches, je,je, je. Claro está, dando paso a los nuestros… y teniendo a una italiana en su coche detrás de su espalda esperando. Creo que lo llamó de todo, y seguro que nada bonito. En fin, ya salidos del barco cada uno por su cuenta emprende el viaje hacia el otro puerto. Vamos por separado, pero en todo el momento en contacto por el whatsapp o walkies. Algunos eligen camino por la costa lleno de curvas, “bendita Biodramina!!!” otros por la parte interior. Algunos se encontraron por el camino y fueron en formación. Por suerte, llegamos todos justo en el momento cuando en que empezaban a embarcar en el nuevo barco. Julio, que iba de avanzadilla al salir el primero del Grimaldi (y si hubiese salido el último también habría llegado el primero, “Sr. Lobo” le llaman), ya se había encargado de avisar que venía el grupo en camino. Por fin, podemos relajarnos después del rally que nos habíamos marcado. Sobre las 21:00 llegamos a Bonifacio, viendo las bonitas vistas de la ciudad desde el mar. Tocaba hacer una hora más de trayecto en coche hasta nuestro hotel, cuyas habitaciones tenían unas maravillosas vistas al mar. Cansados, pero felices, descargamos. Jugándonos un poco el pellejo en el paso de peatones de enfrente del hotel que cruzaba la carretera de costa y que los habitantes de la isla no respetaban demasiado. Cenamos por libre en las habitaciones con nuestros víveres traídos de la querida España. Alguno parejita decidió irse de velada romántica al chiringuito de la playa privada del hotel. Hay foto del momento.
Hala, a cerrar los ojitos y a mirmir (dormir) pensando en el bañito rico que nos vamos a dar al día siguiente. ?

Crónica resumen

Me encantó el viaje, sin duda repetiría. No se pudo ver más en tan poco tiempo.
Pero también, me da la sensación que ha sido un poco visto y no visto.
Los momentos de juegos y walkie han sido divertidos (aunque hubo veces que me quise echar una siesta :-P).

Lunes 31 de julio. CÓRCEGA. ALMU.

Pedazo de hotel en el que nos ha metido Topo esta vez. Con playa privada y todo. Pero no cualquier playa, no. Una playa de esas donde la arena no se te queda pegada, las aguas son cristalinas, calentitas y sin olas, tienes tu chiringuito privado y puedes elegir dónde colocar la toalla porque sólo hay cuatro gatos disfrutando de ella. En fin, la playa perfecta que nos hubiera gustado disfrutar durante todas las vacaciones. Pero de todos es sabido que a los oceánicos nos explota la cabeza si permanecemos sin hacer nada durante más de una hora, así que, así fue. Un ratito de playa por la mañana donde hubo tiempo para jugar, saltar, nadar y tomar el sol. Y después, a comenzar con las carreras para cumplir el programa establecido.
Lo primero fue una horita y pico de bingo en el coche para llegar a comer un Burguer King cerca de la capital. Allí echamos más tiempo de lo esperado porque tenía parque infantil y no había forma de sacar a los niños de allí.
Después nos fuimos al Carrefour a comprar "pan y bebida". Pero lo que iban a ser cinco minutos de compra se convirtieron en dos horas. Y no fue sólo por el pinchazo de rueda de Maripaz, sino porque somos muy pesados cuando se nos suelta en un centro comercial.
El pinchazo de rueda supuso que tras las dos horas de compra, la expedición se dividiera: Maripaz y Manu se quedaron esperando la grúa y se fueron al taller a llevar el coche. El resto del grupo se acopló entre los coches que quedaba y nos fuimos a conocer Ajaccio (cuna de Napoleón).
Después de una breve caminata, decidimos que era más cómodo conocer la ciudad sentados en el trenecito turístico, así que, convencimos a la jefa de que nos abriera el negocio para nosotros. Eran ya las 19:00 y habían cerrado, pero como éramos un grupo grande, han decidido abrir. Con el tren llegamos hasta el monumento a Napoleón: una estatua en lo alto de unas escaleras. No había intención de subir hasta allí, pero alguien gritó "mortadelo gratis para el que llegue arriba primero". Así que, allí que acabamos todos haciéndonos la foto de rigor.
Una vez finalizado el recorrido turístico, nos tomamos el helado reglamentario de cada tarde. En ese momento se unían al grupo Maripaz y Manu con las noticias de que el coche se quedaba en la
Mercedes esperando a que llegara una rueda dentro de dos o tres días. La excusa perfecta para M.Paz y no tener que madrugar en varios días... Como suele ser habitual, parte de la expedición se pasa por el forro las indicaciones del lider de echar combustible antes de coger el barco y tienen que repostar cuando no tocaba.

Martes 1 de agosto. CÓRCEGA. JULIO.

ESPERANDO AL A AUTOR Y SU DÍA DE LAS JULITADAS...

Miércoles 2 de agosto. CERDEÑA. JOSELITO.

Nada más despertar, el día promete: Raquel acepta la realidad: se ha quedado sin ordenador de buceo... y al minuto, Julio escribe al Whatsapp: Lo ha encontrado entre sus pertenencias!!!

Comienza la salida hacia Bonifacio, en la cual no son los Maganto, sino los Julio quienes reciben la primera sanción de mortadelos!

Tras aparcar en el parking del cementario de Bonifacio, y disfrutar de las vistas que ofrece de la costa recortada y acantilada, nos dirigimos al primer reto del viaje: subida y bajada... mejor dicho, bajada y subido, de los 180 y pico escalones de "La escalera del rey de Aragón": Una escalinata tallada en la piedra del acantilado. (Según la información de la organización Topodiving, dicha escalera fue contruída por los monjes franciscanos)

Además de esta información, la escalera ha sorpendido a todo el mundo, bueno, la escalera no, sino María, del clan Perea, ya que ha subido la escalera en competición para conseguir mortadelos!! no creo que debamos destacar que la carrera ha dejado a los participantes sudando cual ducha recién tomada.

Tras esta subida, se divide el grupo: Unos se dirigen a comer los tan típicos mejillones con sus diferentes salsas, mientras que otros realizan la visita al Bastión de L'Entendard, una fortaleza ,con aspecto de castillo, que protegía el puerto de Genoa. Pese a que en el siglo16 fue destruido por los Franceses, fue construido rápido, siguiendo el modelo original y añadiendo refuerzos.
Debido a la situaicón estratégica de Córcega, los genoveses, italianos, franceses y españoles estaban constantemente en guerra, de ahí que esta fortaleza tenga capacidad para 19000 litros de agua (aguantar el asedio).
Durante la vistia se hace notar el fuerte caracter defensivo de la fortaleza, con grandes vistas tanto al mar como a la bahía y a la única entrada por tierra. Se echa e nfalta los cañones... ya que únicamente con arquenos no se podría defender de las naves.

Tras la visita, nos unimos rápidamente a la comida de mejillones!!! y salida raudos y veloces hacia los coches.. ya que nos esperaba la sorpresa: cola de salida del parking!!!! y, para variar, un ferry que coger para ir hacia Cerdeña. Tras escaparse las hermanas de nosotros, al final todos partimos observando la escalera del rey de Aragón rumbo a nuestra siguiente Isla.

Ya en Cerdeña recorrimos el camino inverso de la ida.... esta vez a una velocidad más aceptable, ya que no perdíamos ningún barco, camino a nuestro nuevo alojamiento: un camping con Bugalows!!!! llegamos sanos y salvos, y comenzamos a meter las cosas en el bungalow asignado... hasta que.. sorpresa!! Julio, que no había sido protagonista en todo el día, con un dedo de acero Toleado y una fuerza equiparable a la de Hulk, rompe el baño, convirtiéndolo, literalmente, en una fuente de agua, haciendo que se inunde todo su bungalow y teniendo que emigrar hacia otro.

¿Cómo terminar el día? Pues los más calurosos (Perea, Elviera y Maganto) fueron a disfrutar de un baño nocturno bien merecido.

Jueves 3 de agosto. CERDEÑA. MANU.

La primera noche en el camping “Golfo de Asinara” fue bastante mejor de lo que pensábamos que iba a ser, con tanto calor que pasábamos durante el día. Algunos durmieron hasta tapados. Lo que nos permitió madrugar sin problema. Sobre las 9, el convoy Topodiving salía presto hacia el primer destino del día: la Gruta di Neptuno, con su pila de escalones esculpidos en la roca. Estaba a una hora de trayecto, amenizada por el bingo y preguntas sobre la zona. Ah, sin olvidar la lamentable competición de eructos vía walkie que propuso el Topo para ganar unos mortadelos extras. Nadie se prestaría a ello, y mucho menos las chicas. MEEEEC!!! Error!!! Eso sí, fue tan triste la participación de los intrépidos que se aventuraron que se tuvo que extender al resto del día. A ver si alguien era capaz de sacar uno un poco digno (dentro de lo digno que puede ser un eructo). Llegamos a destino donde descargamos a los pasajeros mientras que los conductores aparcamos en el lateral de la carretera. El juego de las pinzas había comenzado. Consistía en que había dos pinzas, una rosa y otra verde que se llevaban colgadas en la parte delantera de la ropa (a la vista del que está enfrente). Si haces una pregunta y te contestan SÍ o NO (según el color de la pinza) entonces puedes pasársela al despistado que ha respondido. Al final de la jornada perderán una cantidad de mortadelos aquellos que lleven todavía consigo alguna de las pinzas. Así nos vimos inmersos en un juego un poco rastrero y traidor, pero a la vez divertido, jeje. Había que estar en alerta para que no te callese una pinza. Las primeras en caer fueron las rubias. Almu no tuvo compasión con ellas. Claro que, seguidamente ellas tampoco tuvieron compasión con Araceli, quien mantuvo la pinza rosa en su camiseta durante la visita a la cueva. En la cafetería se quedaron cuidando de los más peques Araceli, Ana e Inés, mientras que el grueso del grupo se atrevieron con el reto de bajar y subir los seiscientos y pico escalones que tenía la construcción. Eso sí, la pinza verde también fue de visita a la cueva. La bajada a la gruta de Neptuno nos deleitó con unas vistas impresionantes de los acantilados allí formados. Por fortuna, durante la bajada se podía disfrutar de varias zonas de sombra con lo que se hacía mucho más llevadera. Había que estar abajo a las 11:00 para poder acceder al interior de la misma con la visita guiada. Así que no pudimos demorarnos mucho haciendo fotitos. Según el grupo se aproximaba a la entrada de la cueva veíamos como un barco pequeño desembarcaba a todo un pelotón de turistas, con lo que tuvimos que desplegarnos en abanico para hacernos con las entradas de los nuestros antes que los guiris recién llegados. Julia sacó un fajo de billetes y entradas compradas. Trabajo en equipo. Mientras tanto una de las italianas que controlaban el acceso coqueteaba con el Elvirita preguntando por el grupo. Lo típico: “de dónde vini, el grupo quí es, ma qué cosa la camisetta”. Pues eso, pues no decía la cachonda que si le regalábamos una? “Lo siento,señorinna, es para gladiadores ehpañoles!!!” (con voz de Torrente). Algo triste se quedó, pero con un guiño de ojitos una sonrisita le sacó.

Según dicen, en el interior de la gruta se encuentra el segundo lago interior más grande de Europa (aunque no parecía que era para tanto, la verdad) y cuenta además con una columna 12 m de alta y 30 m de ancho. Las formaciones kársticas típicas de este tipo de cuevas; que en mi opinión, las que hay en España le dan varias vueltas a esta, o por lo menos lo que pudimos ver. El recorrido era cortito, de unos 20 minutos, y encima de ida y vuelta. De hecho das la vuelta a una columna y vuelves por el mismo camino por el que venías. Eso sí, íbamos en procesión, muy masificado. Menudo negocio tenían montado allí. Durante la visita pudimos ver las distintas triquiñuelas de cada uno para pasar la pinza a aquel que anduviese algo despistado o con las defensas bajas. Los primeros objetivos eran los más peques, pero estos andaban con la lección bien aprendida y no era fácil pillarles. Hasta entre miembros de la misma familia se tendían trampas para soltar la pinza. Muy gracioso el juego, para algunos. Otros lo vivían con cierto estrés. Aparte hubo incluso una tentativa de Joselito para ganarse unos mortadelos a costa de la imagen del grupo, con la idea feliz de hacer un eructo bien sonoro en medio de la cueva. Menos mal que Raquel le cortó las alas e impidió que perpetrara tal fatalidad. Eso sí, ya se los ganaría más adelante sin riesgo de desprendimiento de estalactitas (esos 60 mortadelos tenían nombre desde el principio). La subidita de los novecientos y pico (parecían más que en la bajada) fue algo más calurosa ya que había tramos con solecito. Llegamos todos bastante sudados al final, sin más problemas y, lo más importante, sin bajas. Bravo, campeon@s. El entrenamiento de hace dos días valió la pena. Aunque, en realidad, tampoco fue para tanto. Bueno, había que ver con qué facilidad subió los escalones Javierito. Menuda máquina, y todo el rato hablando, como si nada. Ya arrejuntados todos arriba, a los coches de nuevo para ir al siguiente destino: Splash Aquapark, en la playa de Alghero. Se trata de un parque acuático de hinchables en la misma playa. Llegamos a buena hora y sin problema de aparcamiento. Ya en la playa algunos se instalaron en hamacas con sombrilla de alquiler y otros con sus sombrillas propias. Después de la playa de Córcega todo nos parecía de luxury. Hasta jacuzzis había en la playa. Bañito refrescante y a comer con lo que cada uno había llevado. El grupo se volvía a dividir entre buzos y no buzos. Los del neopreno salimos pitando hacia el centro de buceo, para variar. Los que se quedaban en la playa disfrutaron de los toboganes y demás atracciones acuáticas hinchables que había allí. Se enfundaron una camiseta y un chaleco salvavidas, y a pegar botes como locos. Exprimieron al máximo las dos horas contratadas.

Esta vez el centro de buceo estaba dentro de un complejo hotelero con playa privada mucho mejor que la anterior, y sin carnes al aire. Paolo, Romina y Robert se portaron muy bien con nosotros. El sitio más cómodo, aunque tocó andar un poquito para ir al baño antes de meternos en el traje. El hotel era de clientela escandinava y tenía muy buena pinta. Se nos habría salido un poco de presupuesto el habernos instalado allí y bucear, como hubiese querido la Topa. Era nuestra primera inmersión en Cerdeña. Curiosamente nos tocó ir a bucear al lado de la gruta de Neptuno donde habíamos estado pasando tanto calor esa misma mañana. Ahora veíamos la escalera desde el mar en la zodiac. A esa hora pegaba una solana tremenda que daba miedo pensar el subir las escaleras en ese momento. Las dos inmersiones estuvieron muy chulas, paseando por un laberinto de cuevas submarinas con paisajes muy bonitos. Mucha flora y fauna esciófila (que viven en la sombra, grutas y cuevas) en la roca. Indicadores de la buena calidad del agua. Lo siento, tenía que poner un pequeño apunte de Biología Marina. En la segunda inmersión hubo un pequeño incidente con Raquel, que se empezó a sentir algo mareada tras haber tenido problemas en la bajada al comienzo de la inmersión. Los Topodivers actuaron con calma y se hizo una reestructuración de parejas. Tras este pequeño parón y analizando la situación, nuestra valiente buza consideró que se encontraba mejor y que podía continuar con la inmersión sin necesidad de cancelarla. Efectivamente, todo transcurrió con normalidad y pudimos así acabar el buceo con una amplia sonrisa en la cara. Pedazo grupo de buceadores trabajando en equipo. Tras recoger los bártulos nos despedimos de nuestros anfitriones hasta la próxima. A ver si de una vez Topodiving se estira y nos patrocina la estancia en el hotelito con buceo incluido. De ahí nos fuimos con los coches a la ciudad de Alghero donde nos esperaba el resto del grupo. Llegamos en mala hora porque los turistas empezaban a movilizarse y el aparcamiento estaba hasta arriba. No había más que filas de coches intentando aparcar con poco éxito. Tal fue la cosa que los Elvira tras varios intentos de encontrar aparcamiento decidieron volverse al camping. Antes de eso, los no buzos tras tomarse un gelatto, cómo no, dieron un paseo en trenecito por el casco antiguo y el paseo marítimo de la ciudad. El conductor del “Trenino”, así se llamaba el tren, preguntándoles si querían las explicaciones en castellano o en catalán. Qué profesionales!!! Aunque a Gloria no le hizo mucha gracia la pregunta. Las iglesias eran feas y deterioradas, excepto una cúpula. El paseo marítimo y el puerto lindos. Y las calles angostas y repletas de comercios y trattorias, que luego algunas familias buscarían en busca de un sitio para cenar. Al final lo encontraron pero les hizo llegar bastante tarde al camping, con lo que les tocó aparcar en el aparcamiento de fuera de la valla de acceso a los bungalows del camping. Las noticias desde Córcega eran buenas. Los Salido ya tenían el coche y estarían de vuelta al día siguiente. También recuperaron las flores que Araceli le regaló a Maripaz por el disgusto del pinchazo. El grupo volvería a estar completo porque Juan Luis sr también se nos uniría mañana. Ya en el camping minibriefing y a la cama. Mañana más y mejor, bambinos.

Crónica resumen

Viaje en esencia 100% oceánico; muchos kilómetros en ruta para ver lo máximo posible de destinos muy interesantes en el poco tiempo disponible, y con una compañía estupenda. Indumentaria oficial sudada al final de cada jornada. Y pinceladas de buceo agradable y bonito con un grupo de buceadores de nivel. Qué más se puede pedir!!! Gelatto, pizza, pasta e molto birra!!!

Viernes 4 de agosto. CERDEÑA. PAULA.

Nos levantamos bien temprano para poder salir a las 9:00 del camping, pero esta vez sin los Julios ya que se tenían que cambiar de bungalow tras haber pasado el incidente del váter convertido en fuente!! Los Salido llegarían hoy, incluido Juan Luis. Por fin ya todos juntos!!.. Vamos todos en fila india por la carretera con destino: Castelsardo. Visitamos las callejuelas del casco histórico lleno de subidas, bajadas, escaleras..... pero las vistas y sus casas coloridas merecían la pena. Al terminar la visita se reagruparon los Julios que acababan de llegar. Ahora nos esperaba 1h 30' de preguntas y bingo mientras nos dirigíamos al parque acuático Aquadream, allí nos quedaríamos los pequeños y acompañantes. Aunque parecía por fuera que iba a ser poca cosa, estuvo bastante bien. Nos pasamos casi todo el día allí, de tobogán en tobogán y de piscina en piscina, eso si, tomando un perrito o hamburguesa para reponer fuerzas. Mientras, los buzos se dirigirían a toda prisa a comer una deliciosa pizza del Carrefour y con el último trozo en la garganta: al centro de buceo!! Harían un par de inmersiones en Secca del Papa, pero hasta llegar hasta allí harían una degustación de pastas y té de las 17h con vistas al lujoso yate del banquero ruso. Estas fueron unas inmersiones a destacar ya que nuestros buzos pudieron disfrutar de unas aguas con abundante vida marina y de los singulares Jackfish, una especie de atunes alargados. Por la otra parte, los peques salimos cerrando el parque acuático a las 18:00h y fuimos a Gregoland, un parque de toboganes y columpios en donde pudimos matar el tiempo hasta que llegasen los buzos.

Aunque estaba programado salir de Gregoland a las 18:30h, todos nos retrasamos y terminamos saliendo a las 20:30h, llegando tarde a la cena que nos esperaba en una pizzería de Tempiu.

Comimos variedades de pizza y pasta hasta reventar, Jose Maganto logró comer más allí que en todo el día. Y por si nos hubiéramos quedado sin hambre: helado para todos! Ahora solo nos quedaría ir al camping, y para no caer como troncos por las carreteras, nos divertimos haciendo una improvisación de un viaje en coche con el topo: preguntas, adivinanzas y la ola del yujuuu que tanto nos costó conseguir. Al llegar, como último esfuerzo subimos a cuestas el equipo de buceo y todos los trastos hasta nuestras cabañas. Hoy caeríamos rendidos, menos mal que a la mañana siguiente podríamos descansar.

Sábado 5 de agosto. CERDEÑA. M.PAZ.

El planning rezaba: “Mañana tranquila de descanso para ir a la playa y a la piscina de camping. Comida cada uno en su bungalow o en el camping y a las 15:00 horas salida para la playa de la Pelosa”, pero sólo los fieles seguidores de nuestro líder respetamos su planificación, la parte revolucionaria decidió adelantar la hora de salida a la Pelosa, así que, mientras los Topos, Elviras, Hermanas y Salidos pasaron la mañana según el plan previsto, los Pereas, Julios y Magantos tras el desayuno, salieron para la Pelosa creando una Oceánica paralela pero con camisetas oficiales. Lo más curioso de todo es que nuestro Topo no protestó, les dejó ir con la indumentaria oficial a pesar ser una actividad no oficial,…..¡A dónde vamos a llegar!

Dice el refrán: “Otro vendrá que bueno te hará”, y así es. Benidorm en agosto se ha convertido en un lugar solitario al lado de la playa de la Pelosa. No había sitio ni para dejar las chanclas, aunque sus aguas turquesas la hacen única. Para relatar la crónica de los Oceánicos insurgentes he recurrido a la Pereita pequeña, Celia, quien contará lo sucedido por la mañana.

Mañana en la Pelosa, por Celia Perea:

A las 11:00 am llegamos a la playa, aunque estuvimos varios minutos hasta encontrar un sitio donde poder estar. La playa estaba llenísima. Nos pusimos en las rocas y los Julios se fueron a las hamacas. El agua estaba súper clarita y nos pusimos a bañarnos. Mientras tanto Fran compró una pelota y nos pusimos a jugar. Los Magantos se fueron nadando hasta una nuraga, volvieron y tras la comida llegó el resto del grupo.

El otro grupo, el de los verdaderos Oceánicos, fuimos a la playa del camping a disfrutar de un bañito de 5 minutos, tiempo suficiente para que al Topo se saliera un “sarpullido” físico y psíquico y tuviéramos que irnos a la piscina, donde se estaba bien agustito. Tras comer en el camping nos fuimos a la playa de la Pelosa a reunirnos con el resto del grupo.

El reencuentro tuvo lugar en las dos hamacas que tenían los Julios, ¡26 personas en dos hamacas! Seguro que eso es Record Guinness.

De ahí nos fuimos a visitar la playa de Le Saline , famosa por su arena, piedras de mármol blanco que simulan granos de arroz, pero,…… chasco! Los granos no eran tales, sino huevos de codorniz amorfos y estaba llena de algas, ¡menos mal que habíamos aprovechado el baño en la Pelosa!

Continuamos con un paseíto militar por Sassari y una cenita, donde para no perder las costumbre nos sentado todos en dos pequeñas mesas, y tras el reglamentario helado italino, todos corriendo para el camping antes de que cerrasen la verja y nos dejasen fuera como el día anterior.

Domingo 6 de agosto. ROMA. FRAN.

Este día supone el punto de inflexión de la Oceánica 2017. Pasamos de una fase caracterizada por aumentar el cuentakilómetros de nuestros coches a una nueva fase en la que creíamos íbamos a movernos menos. Pero eso solo aplicaba a los coches…

Sin saber muy bien la hora de salida desde el camping Golfo de Asinara hacia Porto Torres, terminamos de hacer las maletas. Algunos también fimos a por el coche que como casi todas las noches durmió fuera ya que nos cerraban el camping, no sea que hiciésemos ruido y no dejásemos oír la pegadiza música que nos acompañaba hasta las tantas y que venía de la zona del escenario o de los potentes equipos de sonido de la discoteca de la finca contigua.

Al final el barco iba a salir un poco más tarde y salimos del camping a las 10:15 no sin antes despedirnos una a una de nuestras pequeñas amiguitas las hormigas que nos acogieron en su casa estos días. El desplazamiento no era muy largo ya que Porto Torres estaba solo a 12 Km. Supongo que por esa razón Topo quiso hacer algo de tiempo con una ruta por las estrechas calles de del pueblo y así ver algo de la vida cotidiana de los lugareños.

Los Maganto, que se habían adelantado para así ponerse al día con el depósito de combustible, nos esperaban ya en la primera cola para embarcar. Nos quedaría un buen rato al sol antes de subir al barco. Afortunadamente M.Paz encontró una buena sombra para que esperásemos mientras los coches iban tomando temperatura. Y allí aprovechó Juan Luis padre para deleitarnos con uno de esos momentos “corte” que tanto gustan. Un día de estos nos sorprende y saca una pata de jamón plegable de viaje. Si no ocurre no importa. El salchichón y el lomo están de lujo.

Al rato empezaron a moverse los coches y salimos corriendo cual manteros al ver a los municipales. Y otra horita de espera mientras nos echábamos un binguito y sonaba despacito en radio-walkie. El sol nos acompaño toda la espera hasta subirnos al Grimaldi 5 estrellas (en impuntualidad) con destino a Roma.

Después del estrés de embarcar y encontrarnos en el barco ya era hora de comer y lo primero hacer cola en el comedor. Comenzaban así siete amenas horas de travesía sin camarote. La atracción estrella fue una animada timba de Siete y Media a la que siguió otra partida de ruleta. Las Pereita aprendieron que aún haciéndole alguna pillería a la banca, en estos juegos se termina perdiendo. Una de las actividades estrella se había anulado. Y es que no molaba tener que endosarle a otro la dichosa pinza.

Y así echamos la mañana. Y la tarde. Paseando de un sitio a otro del barco, leyendo unos, jugando otros. Charlando y bromeando. Y terminando otro “corte” de Juan Luis. Llegamos a Civitavechia y activamos el roaming. Repetimos la consabida operación de siempre. Todos a los coches y a esperarnos en un punto donde no molestemos demasiado para ir juntos al destino. En esta ocasión en lugar de esperarnos nada más salir del barco en un amplio espacio con visibilidad donde estaban Julios y Pereas se decidió seguir al resto de coches y elegir una rotonda de la ruta en la que ya no había coches para esperarnos. Una vez agrupados (habíamos perdido a Manu) descubrimos la razón de que esa rotonda no tuviese coches. Y es que por ahí no se salía del puerto. Un puesto de control de la policía/ejercito nos lo impediría.

Retomamos la marcha agrupados hasta que cunde el caos en el peaje. Que bien que llevamos walkies, que es una tecnología mucho más divertida que el GPS. Nos volvemos a reagrupar para llegar a "Pietra di Ponente”. Un hotel estratégicamente situado en la naturaleza de Cimpiano a las afueras de Roma.

Llegamos a una finca espléndida que recordaba a Falcon Crest. Un hotel rural con encanto al que hay que poner muchas estrellas en TripAdvisor. Nos recibieron con la cena en la terraza con una pasta muy rica y unas curiosas ensaladas ambas a La Luz de las velas y la luna. Y el móvil de Maganto. Y aunque alguno lo tildó de casualidad, el colofón fue un espectáculo, quizás un poco lejano, de fuegos artificiales sobre el pueblo. En realidad era la celebración por empezar otra apasionante etapa del viaje.

Crónica resumen

En esta ocasión la Oceánica ha contado con unas muy buenas inmersiones teniendo en cuenta que es Mediterráneo. Los clubes de buceo elegidos me gustaron bastante. Seis impresiones es un número adecuado para dar sentido al grupo y al mismo tiempo estar con la familia. El balance playa / ciudad creo que está muy bien. Los chicos disfrutan en la playa, pero también estando juntos de marcha por la ciudad. Creo que ha faltado algún día más en Roma para hacer las cosas con un poco más de sosiego. La visita a Nápoles genial. Las visitas bien guiadas gustan mucho y hay que hacer más. La vuelta en bici era innecesaria. Está bien para visitar algo que a pie lleve mucho tiempo pero no es lo mismo que los Segway, que ya son parte obligatoria de una oceánica. Como siempre se quiere ver mucho en poco tiempo. Si no fuese así no hubiésemos ido a Córcega y en otros años a Porto Santo, Lobos o La Graciosa. En otro orden de cosas ha sido una pena el incidente del pinchazo en Córcega y que Juan Luis no pudiese estar todo el viaje. Echamos de menos a los clanes que no han podido venir por distintos motivos.

P.D: Para el juego de la pinza se me ha ocurrido una solución. Darle la vuelta. Por ejemplo quien al final del día termine con la pinza verde se le da 300 mortadelos. Así la gente iría a hablar con el portador de la pinza hasta que le consiga sacar un “si” y llevarse la pinza.

Lunes 7 de agosto. ROMA. JULIA.

El día 7 no empezó con el sol. Comenzó a las 0:00h, revoloteando aún en la explanada de nuestra Residenza de Ciampino donde habíamos terminado de cenar. Joselito Maganto jugaba al escondite con los niños, el Topo tomaba nota de la cena de la noche siguiente para dejar la comanda entregada al hotel, y antes de acostarnos unos cuantos haríamos el ritual de lavar los polos a mano y ponerlos a secar en función del método experimental de cada cual. Hasta aquí, rutinas típicas de toda Oceánica: anticipación, planificación y juegos...

La mañana comenzaría bien temprano: desayuno a las 7.30h y salida para Pompeya a las 8.22h, con 7min de retraso respecto al horario previsto, pero que recuperaríamos en la carretera haciendo rallies entre carriles mientras le dábamos al bingo. Hicieron pleno cantando línea y bingo los Elviras, con el dulce acento eslovaco de Jarka en la comprobación de los números; Araceli demostró una vez más que no tiene rival en las preguntas culturales, y las Pereítas volvieron a sumar mortadelos con las adivinanzas. Entre pregunta y pregunta nos enteramos de que Pompeya fue redescubierta por Carlos III en 1748 y que los pompeyanos según los forenses murieron abrasados por la exposición a las altas temperaturas antes de ser asfixiados tras la erupción del volcán Vesubio. La disciplinada secretaria Gloria iría tomando nota de los mortadelos ganados por familia y de las penalizaciones que el Maganto se iría llevando gracias a su espíritu libre y díscolo.

Y llegamos a Pompeya y empezó la inmersión cultural que viviríamos durante este y los siguientes días.

Con un calor sofocante como ya se nos había preavisado en la preoceánica, embadurnados con cremas solares y pertrechados con parasoles, paraguas y freeze-freeze caseros, arrancamos nuestro paseo por la Historia descubriendo los usos y costumbres de una ciudad muy desarrollada y próspera que fue el destino de vacaciones de los romanos ricos hasta el año 79 dC, fecha en la que quedó sepultada Pompeya.

Calle arriba y calle abajo, con las penurias para el Topo conduciendo el carro de Elena, (que no romano sino de City), por las calzadas pompeyanas, fuimos descubriendo los diferentes tipos de edificios singulares: aquí una casa típica, al lado una tienda con puerta corredera, mira cómo se entretenían en el teatro grande, allá el anfiteatro pequeño dedicado a la comedia musical, qué baños se daban en las termas con sus estancias de agua caliente, templada y fría, nadie quiere perderse el Lupanar..., vaya mansión que era la casa de Fauno... para terminar el recorrido en el Foro de Pompeya, lugar central de la ciudad donde transcurría la vida política y económica.

Y una vez finalizada la visita, rumbo a Napoli para pasar la tarde. La comida, típica italiana: unos spaghetti frutti di mare estupendos según Gelen, una pizza margherita con provola exquisita y otras excentricidades como la pizza con croquetas de Raquel o de mejillones del Maganto que nos dejaron buen sabor de boca. Menos mal que el de las bicis se apiadó de nosotros y no apareció para no ser cómplice de hacer un pompeyano abrasados a las 16h por el sol. Así que con toda la tarde por delante, a patear las caóticas calles de Nápoles y a disfrutar de la visita por la Napoli subterránea con nuestra guía Rocío que de forma didáctica y amena nos fue mostrando las galerías bajo tierra que habían servido de canteras de toba, cisternas de agua y refugios antiaéreos en las épocas griega, romana y de la 2a guerra mundial respectivamente.

Lo mejor, cuando nos convertimos en agua y con vela incluida fuimos pasando por los diferentes canales subterráneos. Hasta Ana, poco fan de los lugares cerrados, hizo de pocero vigilando que ninguna cañería quedara atascada.

Y de las galerías a la casa napolitana en la que se quedaría a vivir Celia por aquello de que era una casa encantada que tras esconder la cama y levantar una trampilla aparecía un sótano que era parte del histórico anfiteatro de Nápoles. Y eso que decía su antigua dueña a los arqueólogos que era una bodeguilla lo que tenía bajo el suelo!. Y es que Nápoles se construyó edificación sobre edificación en vertical una vez que no estuvo permitido crecer en horizontal. Desde ahora la vista espacial de Google Maps sobre Nápoles tiene un secreto ya revelado para nosotros: las dos hileras de casas que forman los semicírculos del anfiteatro enterrado y el parking ubicado en la zona de arena donde luchaban gladiadores contra fieras para deleite de los espectadores.

Y con los 15 km andados en el día de hoy muy bien aprovechados, tomamos rumbo de nuevo a nuestra Residenza para finalizar, a la luz de la vela y con 2 inmersiones culturales más en nuestra agenda vital, con la cena planificada 23h antes.

Crónica resumen

Esta V Oceánica Familiar ha sido un tanto accidentada, pero hemos conseguido llegar a meta manteniendo su espíritu de Oceánica por sus inmersiones acuáticas y por sus inmersiones culturales especialmente en esta ocasión, y de Familiar porque formamos un clan que aún con sus peculiaridades individuales en el cuerpo a cuerpo 24x7 sigue disfrutando junto y apostando por vestir la misma camiseta... y polo.

Martes 8 de agosto. ROMA. GLORIA.

¡Por fin llega la esperada visita para algunos (me incluyo entre ellos) a Roma! Como en el día anterior, nos toca madrugar un poco más a lo que en este viaje nos tenía acostumbrados nuestro gran jefe, pues estamos convocados a las 9 en los coches listos para salir. Adelanto que es difícil resumir más de 16 horas que nos tuvo en ruta la planificación inicial, así que nada, voy a ello y espero no aburriros mucho…
Varios coincidimos en el desayuno sobre las 8:15, unos con las camisetas lavadas y secas después del día de ayer en Pompeya (ya no volverán a ser lo que eran), los Elviras (Manu y Jarka) con los polos porque sus camisetas aún están mojadas y los Julios, precavidos, también con los polos por si finalmente se sigue la planificación inicial.
Juan Luis padre se salta a la torera las órdenes y aparece con una camiseta de oceánica de una edición anterior (¡¡¡qué raro!!! El topo debe haberse rendido y no le ha amonestado con una multa de los preciados Mortadelos…). Lo reclaman en Madrid otras tareas no más interesantes que nuestra visita a Roma pero sí más importantes, así que en un rato coge un vuelo de vuelta a Madrid y abandona tristemente a su clan y a la expedición, sniff, sniff….
Puesto que los Elvira no tienen las camisetas secas, nuestro gran jefe decide que vayamos con los polos (¡Dios mío! Qué calor vamos a pasar, pensamos algunos….) así que rápidamente cumplimos sus órdenes y el grupo comienza a cambiarse para ponerse los polos.
Pensando en el sufrimiento que íbamos a pasar a 40º por Roma con los polos, Araceli, que no estaba en el desayuno, ha debido estar como loca secando las camisetas de su clan y milagrosamente lo ha conseguido, así que escuchamos por los walkies la contraorden de cambiarnos nuevamente a camisetas. ¡¡¡¡Ufff!!!! Qué alivio nos ha entrado a todos…
A las 9:00 casi todos estamos en el coche con las camisetas lavaditas, pero eso sí, no blancas relucientes, comienzan ya a tener un colorcito extraño…..
Los Magantos llegan tarde, son las 9:10, así que casi se quedan en tierra. El niño grande del grupo (Joselito como le llaman algunos), viene tranquilamente caminando… ¡¡Vamos, que vamos tarde!!. En cuanto se montan en el coche sale la expedición casi al completo, previo hacer una gran pitada para despedir a Juan Luis. ¡Te echaremos de menos!
En unos 8 minutos llegamos al parking de la estación de metro “Anagnina”. Todos aparcamos a la sombrita (menos mal, a esta hora ya marcan los termómetros 33.5º) y extrañamente estamos esperando al Topo. No se sabe muy bien cómo, pero ha perdido el walkie y no aparece. Alguna mano invisible ha debido guardarlo en una mochila azul que está debajo del carrito de Elena. ¿Cómo habrá llegado hasta ahí? Esta pregunta dudamos que tenga respuesta nunca….. pero bueno, una vez localizado, vamos todos dirección a la entrada del metro. Allí el Topo compra todos los billetes de los adultos y niños de más de 10 años y continuamos camino del andén dirección parada “Cavour”.
Durante el recorrido del metro, algunos aprovechamos para ponernos crema solar para no quemarnos. Cuál es nuestra sorpresa que tras 7 paradas, nos echan del metro en “Arco di Travertino”, pues el metro no puede continuar porque están en obras, así que nos toca subir a superficie a coger un autobús que nos llevará a 8 paradas después a la estación “Termini”. Tras localizar el autobús, con José Magantos de avanzadilla, conseguimos montarnos todos en uno y continuamos la marcha.
El Topo decide amenizar a todo el autobús con unas preguntitas de culturilla general de Roma. Hay que contestar por los walkies, así que se entera todo el autobús pues estamos divididos a lo largo de dos autobuses continuos. Algunos viajeros incluso participan, agradecen el entretenimiento del largo paseíto que nos toca sufrir con el tráfico que hay ya a estas horas….
Una vez llegados a “Termini”, nos bajamos del autobús y buscamos por el enorme intercambiador un baño. Nos cuesta dar unas cuantas vueltas, pero finalmente lo encontramos en la planta de arriba, así que aprovechamos casi todos para entrar, no antes sin pagar un eurito para poder acceder. ¡Al menos se agradece que están limpitos!
Continuamos por el metro a nuestro destino “Cavour”, la siguiente parada a la nueva línea que hemos cogido. Nos bajamos todos menos Manu y el Topo, que continúan hasta la parada del “Palatino” para comprar las entradas del Coliseo y resto de monumentos a visitar hoy.
Una vez fuera del metro, nos dirigimos a la iglesia de “San Pietro Vincoli”, donde podemos ver la preciosa escultura de Moisés realizada por Miguel Angel, y podemos ver también parte de las cadenas que llevó Jesús.
A la salida, encontramos una fuente (¡bendita fuente!), así que todo el grupo aprovecha para refrescarse y rellenar los “flus-flus” para ir refrescándonos por el camino.
Continuamos hacia la explanada del Coliseo, no muy lejos, y algo desorientados, empezamos a dar vueltas puesto que no tenemos muy claro donde es la cola para el acceso con entrada.
Hay múltiples guías que nos ofrecen sus servicios para acceder como grupo y saltarnos las enormes colas. ¡La primera nos pide 30 euros por persona! ¿Nos habrá visto cara de pringados? Al menos nos ha servido de algo conversar con ella, nos ha aclarado que la cola que buscábamos es la del medio, así que nos dirigimos hacia allí para esperar a Manu y el Topo que traerán las entradas. El Topo nos confirma por walkie que ya tiene las entradas, pero que necesita los DNIs de los niños para que les den las entradas gratuitas, así que los recopilamos y se los acercamos.
Una vez reagrupados todos en la cola a pleno sol, se nos plantea la duda de qué hacer, si marcharnos y volver por la tarde o esperar la cola, que tiene pinta de llevarnos más de hora y media. Aparece otro guía con el que intentamos negociar un precio más asequible, pero nada, lo más barato que nos ofrecen son 13 euros por persona, así que tras volver loco al Topo durante unos minutos, finalmente decidimos seguir su consejo e irnos a ver el resto de cosas y volver por la tarde que seguramente estará más tranquilo.
Continuamos nuestra visita por el Palatino, haciendo una pequeña parada nuevamente en los baños a la entrada. No sé a cuántos grados estaremos, pero hace un calor horrible, y nos encontramos máquinas de agua por el camino, pero ¡ninguna funciona!. ¡¡Qué horror, vamos a deshidratarnos!! Menos mal que lo de las fuentes por esta ciudad parece que es la norma, y nos encontramos con una, así que la aprovechamos pero bien. A Elena la meten entera, pobrecita mía, pero cómo estará la pobre que ni se queja. El resto hace lo propio, intentando refrescarse lo máximo posible, e incluso algún valiente decide beber…. Esperemos que no nos dé ningún susto….
Por el paseo por el “Palatino” nos encontramos una sorprendente exposición que no acabamos muy bien de comprender cómo han podido ponerla en este entorno tan bonito: Una especie de nave de la Nasa con la bandera de EEUU, un Oso gigante en posición de hacer ¿“aguas mayores”?, una casa amorfa… ¿De quién habrá sido la brillante idea de poner esto aquí? Son de esas cosas que algunas personas no llegamos a comprender… ¿igual es que estamos anticuados?, no sé….
En fin, continuamos la visita y pasamos a ver el “Foro Romano”, precioso, aunque sin una sola sombra, con lo que un grupo de chicas emprendedoras (por orden alfabético: Celia, María, Olivia y Sara) ofrecen los servicios de “Refrescación” a 15 Mortadelos por refrescarnos con un “flus-flus” y un abanico. Se agradece, aunque hay alguno que se resiste a pagar los servicios. 15 Mortadelos le parecen un abuso, y más adelante tomará sus represalias….. (sí Joselito, date por aludido…)
Vamos con retraso según la planificación prevista, así que cómo un programa vivo que es, el Topo decide que vamos directamente a comer y veremos de pasada los “Foros Imperiales”, “Mercado de Trajano” y el espectacular edificio del “Altar de la Patria”. La idea inicial es comer un trozo de pizza al taglio en Bocaccio y seguir caminando, pero visto el calor que llevamos en el cuerpo y el agotamiento físico, buscamos algún sitio con aire acondicionado y donde poder sentarnos y descansar un poco.
El grupo se divide, por un lado el clan Topo y sus hermanas en una pizzería pequeña en la que no entramos todos. Los Julios encuentran otra pizzería más adelante en la plaza con aire acondicionado fresquito, así que entran de cabeza y son seguidos por Los Elvira, Los Salido y María. El resto del clan Perea ha visto una tienda con objetos Wonderful y Paula por fin va a conseguir su agenda en Italiano. ¡Qué contenta está! Se ha aprovisionado para el nuevo curso: una agenda, un estuche y un álbum. Tras la compra, se unen al grupo en el restaurante y nos pegamos un merecido homenaje y descansamos un poco y aprovechamos bien los baños.
Los Topos y las hermanas nos llevan ventaja, son menos para comer, así que se van en busca del helado en el lugar previsto mientras nosotros terminamos de comer. Sacrificamos el heladito por seguir fresquitos un ratito más, ya lo tomaremos más adelante en cualquiera de las heladerías que nos encontremos por el camino. Y así lo hacemos un rato después los que lo teníamos pendiente camino del siguiente destino.
Una vez reagrupado todo el grupo, continuamos cruzando el río Tiber y volvemos camino del Coliseo. Llegamos sobre las 17:00 tras una larga caminata al sol, pero casi no hay cola, ¡menos mal! Así que pasamos al Coliseo rápidamente. El grupo se divide para verlo cada uno por su lado. Algunos cogen una autoguía, otros lo ven por su cuenta y otros que ya lo han visitado varias veces, deciden buscar un sitio fresquito donde sentarse a descansar. Finalmente nos encontramos todos casi a la salida, a la sombrita sentados en una especie de plataforma. Julio, cómo aún no había hecho hoy alguna de las suyas, decide tumbarse en la plataforma porque va que no puede tirar de su cuerpo con el calor que va sufriendo, y como no, aparece una policía a llamarle la atención para que se levante. ¡Qué vergüenza! No hay sitio donde vayamos que no liemos alguna….
Bueno, una vez pasada la vergüenza y tras visitar los baños (nuevamente sí, no sé ni cómo con lo que estamos sudando…..), retomamos el camino para visitar lo que tenemos pendiente. Subimos una primera cuesta muy empinada para llegar a un mirador desde donde supuestamente pueden verse unas vistas panorámicas del Foro Romano, Circo Máximo, etc, pero cuál es nuestra sorpresa que al llegar arriba, tras un tremendo esfuerzo, ¡está ya cerrada la puerta! ¡Dios, este esfuerzo para nada!...Bueno, algunos aprovechamos y entramos en una pequeña Capilla que estaba abierta, ya que hemos subido hasta aquí, al menos que veamos algo….
Retomamos el camino de bajada y volvemos a intentarlo, vamos a subir otra cuesta no tan empinada como la anterior, pero las fuerzas ya no son las mismas a estas horas. La idea es intentar atravesar el Foro Romano, pero ¡nos volvemos a dar con las puertas en las narices! Pues nada, a volver a bajar y a bordear las obras del metro del Coliseo camino de la “Vía Mussolini”.
La expedición ya va flojeando y se va dividiendo en función del ritmo que puede llevar cada uno. Julio va desfalleciendo, el calor le está superando, pero Gloria está dispuesta a morir en el intento para ver lo máximo posible, así que él la sigue como puede….
Nos reagrupamos todos al lado del “Altar de la Patria” (sí, estamos volviendo sobre los mismos pasos de esta mañana….) y aquí tenemos que tomar la decisión más importante del día: seguir caminando para ver todo lo planificado, Plaza Navona, el Partenón y la Fontana di Trevi, o pasar directamente a ver esta última y cenar algo antes de volver a los coches.
Gloria lo tiene claro, continúa hasta el final, y arrastra a todo su clan, aunque las piernecillas de Javier que llevan ya caminando dos días seguidos van ya flojeando. El clan Topo, las hermanas, Los Elvira y Los Magantos también deciden continuar. Los Perea y Los Salido deciden acortar la visita e ir directamente a La Fontada di Trevi y cenar algo por allí. Cuando llegan a la fuente nos comunican por Walkie que hay más gente que en la guerra, y que una vez vista y tiradas las correspondientes monedas para poder volver a Roma, se sientan a cenar y reponer fuerzas.
El intrépido grupo que decide continuar la visita, se dirige a la Plaza Navona. Javier ya no puede más, y cómo su padre va peor que él, al final su madre, que va con los ánimos hasta arriba, decide cargar a caballito con él. ¡Menos mal que pesa poco!
Impresionante la Plaza Navona y cómo no, allí nos tomamos el famoso Tartufo. Una bomba de chocolate que no está nada mal, calorías debe tener que no veas, pero mira, el chute de azúcar que nos hemos metido para el cuerpo nos vendrá bien para tener fuerzas para lo que todavía nos queda pendiente….
Hasta aquí han llegado hoy los topitos con la indumentaria oficial. Almudena no ha podido ya con la vergüenza de llevar a sus hijos tan sucísimos. Es indescriptible cómo van las camisetas y los pantalones de Elena…. Esos sí que lo mejor es que vayan a la basura directamente. Ni las refriegas de las tías podrán con el color negro del pantaloncito que en su día fue blanco nuclear….. Los cambia de ropa y parecen otros niños, ja, ja, ja…. no sin antes que el jefe del clan proteste, por supuesto….pero ha tenido que claudicar. En esta ocasión la gran jefa ha ganado, menos mal....
Continuamos dirección Fontana di Trevi, pasando previamente por El Partenón. Nada te hace esperar cuando pasamos por la parte trasera, lo impresionante de la entrada principal.
Por fin llegamos a nuestro objetivo final, ¡Llegamos a la Fontana di Trevi! Madre mía, es indescriptible….¡Hay que venir a verla!
Confirmamos que efectivamente está hasta arriba, pero nos hacemos hueco y conseguimos tirar nuestras moneditas y hacernos las correspondientes fotos. El grupo de avanzadilla nos confirma que está terminando de cenar y que se adelantan a coger los coches y volver al hotel, así que el grupo continúa dividido y volverá por separado.
Bueno, ahora ya solo queda encontrar un sitio para cenar y coger un poco de fuerzas para llegar a los coches. Nos dirigimos a la boca de metro “Barberini” y allí, in extremis, encontramos un bar con buena pinta en el que decidimos cenar. Nos suben a la segunda planta en la que hay una pequeña familia cenando tranquilamente, y a la que por supuesto, se le terminó la tranquilidad a nuestra llegada y se van rápidamente. Nos sientan en una especie de mirador con vistas a la fuente de Tritón, así que perfecto. Mientras estamos ubicándonos, aparece el segundo grupo que va a coger el metro. Se quedan con el encargo de calcular el tiempo que tardan hasta los coches, para poder calcular el tiempo que necesitaremos mañana para volver en el metro.
Una vez hemos cenado, retomamos la vuelta en metro, autobús y metro. Javier ya no puede más y hace lo imposible para no quedarse dormido en el autobús. Su padre también aguanta como puede….
Una vez llegados al parking, buscamos nuestros coches con las indicaciones que previamente nos ha dado el grupo adelantado (gracias a Dios, porque no podemos más…) y ¡por fin llegamos al hotel tras casi hora y media de camino!
Según el contador de pasos de Julia, hoy han recorrido 18 km. Algo más habrán hecho los del grupo de los valientes….
Menudo día, nos duelen los pies, los riñones, e incluso algunos han vuelto algo escociditos…. Pero bueno, no hay nada que no arregle una ducha, una cremita y una cama. Mejor no pensar que son casi la una de la mañana y también tenemos que lavar las limpísimas camisetas y gracias a las obras del metro, mañana hemos quedado a las 8:45 en los coches….. Buenas y descansadas noches…. Mañana más....

Crónica resumen

Viaje dividido en dos partes muy diferentes. La 1ª dedicada a bonitas playas y las inmersiones de los buzos y la segunda en la que hemos hecho una maratón para empaparnos al máximo de la cultura Romana. Un 10 al juego de preguntas, bingo y el casino que nos ha amenizado las largas horas de viaje. Lo mismo hemos generado niños ludópatas, esperemos que se les olvide.

Miércoles 9 de agosto. EN RUTA. RAQUEL.

Este día comienza como todos los demás: madrugando. Desayuno en nuestro caserío romano y depósito de equipajes en la habitación de los Topos antes de salir hacia la capital italiana. Desplazamiento de igual forma que el día anterior: dejar el coche en parking, coger metro, coger autobús, donde casi nos derretimos por el calor que hacía. ¡Menos mal que íbamos provistos de recursos refrigeradores! ¡Bendito flus flus (uno de los protagonistas de esta Oceánica)! Y otra vez metro.

Caminata cuesta arriba y llegada a nuestra primera parada programada: el parque más importante de Roma: Villa Borghese para darnos un paseo subidos en unos flamantes Segways, después de que pasáramos el examen de conducción correspondiente. Mención especial a los pilotos Javi y Sara pequeña que supieron encandilar a los guías con sus capacidades conductoras las cuales suplieron su falta de altura y peso que incialmente les impedía ir con el resto del grupo al paseo. ¡Menudos cracks! La actividad estuvo muy guay y el parque que recorrimos muy bonito. Las entrevistadas además añadieron que un señor casi "mata" a Celia en un casi incidente en carrera. ¡Ah! Y que uno de los guías, llamado Grabiel, era muy majo. Como otra anécdota del recorrido, contar que ahí estaba Jose Maganto intentando cambiar la tortuga del mando de control de velocidad del segway por un animal algo más veloz.

Retomamos la visita de la ciudad, momento en el cual Ana probó durante un pequeño tramo una nueva forma de desplazamiento: echar cuerpo a tierra y continuar haciendo la croqueta en lugar de seguir caminando. Visita a la Piazza del Popolo, donde se podían ver las iglesias "gemelas" (o más bien mellizas) y la fuente que sirvió de ducha a Paula, para el refresco general y el relleno de los flus.

Llega el hambre, pero no para todos, por lo que el grupo se divide. Parte de la expedición se queda a comer, el resto sigue el camino. Algunos optan por bajar los excesos con comida ligera, otros, de restaurante italiano, y el resto, con mono de más pizza, comerían más tarde en el famoso Alice Pizza, típico local de venta de porciones.

Una vez ya todos con el buche lleno, reagrupación de todos los miembros en la plaza de San Pedro junto a la basílica del Vaticano, donde pudimos observar impresionantes medidas de seguridad antiterrorista como los arcos detectores de metales situados entre cada dos columnas. Allí Salidos y Pereas se arrancaron a canturrear con emoción el himno nacional al entrar. Paseo por el Vaticano y regreso por el castillo de Sant Angelo, para acabar en la heladería Gilotti. Los datos de la encuesta realizada a pie de heladería, lanzan como resultado: helados muuuy ricos pero granizados "puaggghhh" "puaggghhh" "demasiado naturales".

En marcha con las viandas en mano llegamos hasta la Piazza de España, donde se encuentra una bonita fuente y conseguimos hacernos un selfie grupal tras varios intentos fallidos y un "uuuuyyyy" por el intento de suicidio del móvil de MªPaz cansado de tanta prueba, consecuencia de nuestra desconfianza hacia los desconocidos que nos impedía pedirle el favor a alguien para que nos hiciera la foto.

Regreso en el metro, al que nos subimos en la estación de España, que no hace honor porque era bastante fea. Conforme subíamos al vagón, nos avisaron de que tuvierámos precaución con una persona amiga de lo ajeno que también se había subido. Una hora para realizar el camino inverso de la mañana, llegada al hotel, recuperación de maletas y camino a Civitaveccia sin finalmente poder pasar por Castegandolfo (residencia veraniega del Papa) por falta de tiempo.

Una vez llegamos a Civitaveccia, el Topo a por los billetes de embarque y el resto a buscar un sitio para celebrar la última cena Oceánica 2017 cerca del fuerte Michelangelo antes de subir al barco. No se puede decir que acertáramos con el sitio ... Fue bastante desastroso: muy tardones, no había de todo lo que pedíamos, alguno se quedó sin cenar, otros lo hicieron en solitario porque todos los de su mesa ya habían cenado y otros improvisaron nuevas formas de comer una pizza o se la llevaron para comer en el barco.

Finalizada la desacertada cena, fuimos camino del puerto para embarcar rumbo a Barcelona. Esta vez sin esperas. Embarcamos coches-conductores por un lado y en paralelo y simultáneamente el resto por otro (anonadados nos quedamos todos dado el temor de que se pudiera repetir lo vivido en Barcelona a la ida).

Ya en el barco, acabamos los niños del clan Julios, Salidos y Magantos en la timba de "Virus". A diferencia de la ida, que dio tiempo a 20 partidas lo menos, esta vez tan rápido fue el embarque que no dio tiempo ni a una partida antes de que llegasen los conductores. Por ello, los "mayores" sólo nos dejaron echar una partida, que fue llevada con maestría por el Crupier Jose y ganada por la alianza de las Saras. Tras esto, vuelven a hacer acto de presencia los adultos que instan a que los niños dejen de jugar y vayan a dormir. Así que, plan B para los niños "medianos" que cogemos lo bueno de los niños y lo bueno de los adultos: ¡Nos vamos de fiesta!

Pero antes ... No podía faltar ... ¡Chichón de Jose en el camarote! por, no se sabe cómo, darse un golpe con la cama litera plegada de arriba al acostarse.

Nos acercamos a la popa del barco para ver cómo nos alejábamos de la costa italiana. Una estampa nocturna con las luces muy bonita. Una de las rubias fue a verlo pero se despistó y al ver gente que no le inspiraba confianza y no llevar walkie, se volvió al camarote perdiéndose la fiesta. ¡Empezó a llover! Un chaparrón muy breve pero que nos hizo salir corriendo de la cubierta buscando cobijo.

Y llegó uno de los que para el líder debió de ser uno de los momentazos del viaje a tenor de la narración que nos hizo, casi con lágrimas en los ojos por la emoción y sorpresa, de lo que le había pasado momentos antes: Araceli le había confesado que muy bien todo y que le avisara para próximas.

Después, los más animados: Julio, (tras encasquetar un problema de almohadas a Gloria que estaba hasta entonces), Elviras sin la Elvira madre que se retiró a descansar tras ver alejarnos de la costa, Perea Valenzuela, los Magantos y el Topo capitaneando, nos tomamos algo en el bar de la piscina, en cubierta. Una locura: agua con gas que nunca llegó, cerveza, clara, y luego sí, los valientes un preparado en botellín de algún cócktail. Reflexiones filosóficas, ladridos de perros muy molestos y a dormir pronto, que el efecto de las biodraminas sin cafeína no perdona. Mientras la Salido y niños en su fiesta particular por problemas con las sábanas.

Con el calor que habíamos pasado, menudo "bajón" de temperatura. Cada uno a su camarote y a dormir con el movimiento del barco, que esta vez sí era bastante perceptible.

Jueves 10 de agosto. EN RUTA. RAQUEL Y JOSE.

Último día de expedición oceánica de 2017 y día que quedaría huérfano de crónica si por la organización hubiera sido, pero creemos que merece tener también su papel en el recuerdo de este viaje, ya que, fue otro día igualmente compartido por todos los topodivingianos.

Para algunos se resumiría en dormir y dormir, otros combinarían dormir con alguna actividad más, como fue recibir un masaje o comer, y están los que basarían la dedicación de su tiempo al juego, bien fuera infectando o sanando órganos con el juego estrella del viaje: el VIRUS (con permiso del Bingo y el Atención, Atención, pregunta), bien al bingo o en el Gran CASINO clandestino situado en el camarote de las Pereas con el maestro crupier el ilustre Topo Palomino. La 7 y media, el bingo, donde las hermanas lo bordaron, llevándose la línea y bingo especiales y el resto de familias rascando algo con las repetidas repescas de bingos tras la primera cantada. Todas menos los Magantos, que quedaron en blanco en el bingo, pero que luego se resarcieron a base de bien con la ruleta, gracias a apuestas desorbitadas de mortadelos que salieron bien casi todas, permitiendo recuperar con creces lo perdido en multas y más multas (aprovechando, diremos que algunas justas, otras no tanto, ejem). ;-P ¡Y menos mal que dio tiempo! Porque los Grimaldeños estaban muy pesados con el tema de desalojar los camarotes. ¡Si íbamos con una hora de retraso en la llegada y quedaban casi 3 para llegar!

No hay que olvidar que también dio tiempo a sesiones de manicura y a redacciones de crónicas, donde sobre todo Celia, prestó su inestimable colaboración a más de un redactor (¡Muchas gracias!).

Y cómo no …. ¡La esperada clasificación definitiva de Mortadelos! Los Salidos, en desventaja por su abandono obligado de la expedición por unos días, no pudieron remontar la falta de participación en ese tiempo por lo que tuvieron que quedar relegados al último puesto. Ni la suerte en los bingos de las hermanas, ni la sabiduría de los Elviras en las preguntas, ni la fortuna de que la señal del walkie de los Julios llegase antes al walkie de los Topos que las del resto, ni una mezcla de todas de los Pereas junto a la jugada maestra de las Pereitas en el último “Hagan sus apuestas” de la ruleta pudieron desbancar de la primera posición a … ¡Los Magantos! Que pese a tener que apechugar con unas cuantas cuantiosas multas debido a la sensibilidad extrema de la organización supieron reponerse y sacar un amplio margen a sus competidores.

Tras los vítores … llegó lo inevitable: la despedida. Siempre tristes salvo que se arranque uno a cantar “adiós con el corazón, que con el alma no puedo” como algunos de los Oceánicos y se ponga la vista en la lectura de crónicas, visionado de fotografías y la mente en la próxima. ;)
Cada uno a sus coches, desembarco y rumbo a los respectivos siguientes destinos, siendo el de los Topos, hermanas, Julios, Salidos y Magantos compartido una noche más en un hotelazo de Zaragoza.

Y esto es todo amigos. Al año que viene ¡más y mejor! ;)