CRÓNICA
DEL VIAJERO
Sábado
29 de julio. MADRID
– BARCELONA. JARKA.
Después
de un ritmo frenético para preparar
el viaje (comidas, maletas de buceo y mochilas
de ataque) y colocar los animales domésticos
(el conejito de los Elvira) nos ponemos
en la carretera y empezamos un itinerario
de los encuentros y desencuentros a lo largo
de todo el día. Comimos por el camino
para Barcelona con algunos sentándose
a mesa puesta en sitios de carretera, otros
montando sus bocadillos con los ibéricos.
Al final del día nos encontramos
en un centro comercial a las afueras del
centro de Barcelona y allí cenamos.
Pasamos las horas de espera para poder ir
al barco de Grimaldi. Para nuestra desgracia
el retraso de la salida del barco se amplió
un par de horas más, de 3:30 a 5:30.
Los no conductores estuvieron gran parte
de la espera haciendo compañía
a los conductores hasta que la cola de entrada
de pasajeros se hizo más corta. Luego
ya fueron entrando y directos a la cama,
menos algunos que se quedaron esperando
a la entrada de los conductores con los
coches.
Domingo 30 de julio. CÓRCEGA. JARKA.
Un amanecer por libre en nuestros camarotes.
Hubo gente que se fue a desayunar y otra
que se quedó durmiendo un poco más
en la cama. El desayuno era sencillo: constaba
de un croissant relleno de crema y un café,
té o Cola Cao. Más tarde como
compensación por el retraso de la
salida del día anterior y gracias
a las quejas airadas de nuestro líder,
los de Grimaldi nos invitaron a la comida
en el barco, que en un principio no estaba
incluida. El tiempo en el barco lo pasamos
por libre; algunos paseando y recorriendo
todo el barco, otros durmiendo, los Elvira
incluso aprovechando la piscina del barco
y los más peques jugando a las cartas,
entre otros juegos. Pero no todo era tan
idílico. Por el retraso que acumulamos
con el viaje en el barco sabíamos
que llegábamos con la hora pegada
a Cerdeña y necesitábamos
coger un barco a 1h 42’ en la otra punta
de la isla para poder viajar a Córcega.
Antes de desembarcar tuvimos una reunión
del grupo. Topo nos comentó lo que
ya sabíamos todos, que hay que salir
pitando del barco. También, nos repartió
1500 mortadelos por unidad familiar y nos
comentó los juegos que íbamos
a tener para poder ganar más mortadelos
durante el viaje. La familia con más
mortadelos al final del mismo ganaba. Nada
más de llegar a Cerdeña bajamos
lo más rápido posible a la
bodega del barco para meternos en los coches.
Fue todo bastante caótico, gracias
al apiñamiento de coches que formaron
los de Grimaldi. Había sitios donde
los coches estaban tan pegados entre sí
que no cabía ni una persona. Los
que iban más cargados de bártulos
les tocó sudar la gorda. El clan
de los Topos decidió darse un paseo
extra por la bodega dando toda la vuelta.
La pobre Almu llegó exhausta y un
pelín mosqueada del palizón
que se habían metido cargada de mochilas
y bolsas. Los coches estaban aparcados sin
orden, cruzados de cualquier manera. Faltaba
el personal de Grimaldi para dirigir la
salida de los coches. La tensión
en el garaje aumentaba por momentos, y allí
estaba Elvirita vestido con su mono imaginario
de Grimaldi, con walkie en mano y se puso
a dirigir la salida de los coches, je,je,
je. Claro está, dando paso a los
nuestros… y teniendo a una italiana en su
coche detrás de su espalda esperando.
Creo que lo llamó de todo, y seguro
que nada bonito. En fin, ya salidos del
barco cada uno por su cuenta emprende el
viaje hacia el otro puerto. Vamos por separado,
pero en todo el momento en contacto por
el whatsapp o walkies. Algunos eligen camino
por la costa lleno de curvas, “bendita Biodramina!!!”
otros por la parte interior. Algunos se
encontraron por el camino y fueron en formación.
Por suerte, llegamos todos justo en el momento
cuando en que empezaban a embarcar en el
nuevo barco. Julio, que iba de avanzadilla
al salir el primero del Grimaldi (y si hubiese
salido el último también habría
llegado el primero, “Sr. Lobo” le llaman),
ya se había encargado de avisar que
venía el grupo en camino. Por fin,
podemos relajarnos después del rally
que nos habíamos marcado. Sobre las
21:00 llegamos a Bonifacio, viendo las bonitas
vistas de la ciudad desde el mar. Tocaba
hacer una hora más de trayecto en
coche hasta nuestro hotel, cuyas habitaciones
tenían unas maravillosas vistas al
mar. Cansados, pero felices, descargamos.
Jugándonos un poco el pellejo en
el paso de peatones de enfrente del hotel
que cruzaba la carretera de costa y que
los habitantes de la isla no respetaban
demasiado. Cenamos por libre en las habitaciones
con nuestros víveres traídos
de la querida España. Alguno parejita
decidió irse de velada romántica
al chiringuito de la playa privada del hotel.
Hay foto del momento.
Hala, a cerrar los ojitos y a mirmir (dormir)
pensando en el bañito rico que nos
vamos a dar al día siguiente. ?
Crónica
resumen
Me
encantó el viaje, sin duda repetiría.
No se pudo ver más en tan poco tiempo.
Pero también, me da la sensación
que ha sido un poco visto y no visto.
Los momentos de juegos y walkie han sido
divertidos (aunque hubo veces que me quise
echar una siesta :-P).
Lunes
31 de julio. CÓRCEGA. ALMU.
Pedazo
de hotel en el que nos ha metido Topo esta
vez. Con playa privada y todo. Pero no cualquier
playa, no. Una playa de esas donde la arena
no se te queda pegada, las aguas son cristalinas,
calentitas y sin olas, tienes tu chiringuito
privado y puedes elegir dónde colocar
la toalla porque sólo hay cuatro
gatos disfrutando de ella. En fin, la playa
perfecta que nos hubiera gustado disfrutar
durante todas las vacaciones. Pero de todos
es sabido que a los oceánicos nos
explota la cabeza si permanecemos sin hacer
nada durante más de una hora, así
que, así fue. Un ratito de playa
por la mañana donde hubo tiempo para
jugar, saltar, nadar y tomar el sol. Y después,
a comenzar con las carreras para cumplir
el programa establecido.
Lo primero fue una horita y pico de bingo
en el coche para llegar a comer un Burguer
King cerca de la capital. Allí echamos
más tiempo de lo esperado porque
tenía parque infantil y no había
forma de sacar a los niños de allí.
Después nos fuimos al Carrefour a
comprar "pan y bebida". Pero lo
que iban a ser cinco minutos de compra se
convirtieron en dos horas. Y no fue sólo
por el pinchazo de rueda de Maripaz, sino
porque somos muy pesados cuando se nos suelta
en un centro comercial.
El pinchazo de rueda supuso que tras las
dos horas de compra, la expedición
se dividiera: Maripaz y Manu se quedaron
esperando la grúa y se fueron al
taller a llevar el coche. El resto del grupo
se acopló entre los coches que quedaba
y nos fuimos a conocer Ajaccio (cuna de
Napoleón).
Después de una breve caminata, decidimos
que era más cómodo conocer
la ciudad sentados en el trenecito turístico,
así que, convencimos a la jefa de
que nos abriera el negocio para nosotros.
Eran ya las 19:00 y habían cerrado,
pero como éramos un grupo grande,
han decidido abrir. Con el tren llegamos
hasta el monumento a Napoleón: una
estatua en lo alto de unas escaleras. No
había intención de subir hasta
allí, pero alguien gritó "mortadelo
gratis para el que llegue arriba primero".
Así que, allí que acabamos
todos haciéndonos la foto de rigor.
Una vez finalizado el recorrido turístico,
nos tomamos el helado reglamentario de cada
tarde. En ese momento se unían al
grupo Maripaz y Manu con las noticias de
que el coche se quedaba en la
Mercedes esperando a que llegara una rueda
dentro de dos o tres días. La excusa
perfecta para M.Paz y no tener que madrugar
en varios días... Como suele ser
habitual, parte de la expedición
se pasa por el forro las indicaciones del
lider de echar combustible antes de coger
el barco y tienen que repostar cuando no
tocaba.
Martes
1 de agosto. CÓRCEGA. JULIO.
ESPERANDO
AL A AUTOR Y SU DÍA DE LAS JULITADAS...
Miércoles
2 de agosto. CERDEÑA. JOSELITO.
Nada
más despertar, el día promete:
Raquel acepta la realidad: se ha quedado
sin ordenador de buceo... y al minuto, Julio
escribe al Whatsapp: Lo ha encontrado entre
sus pertenencias!!!
Comienza
la salida hacia Bonifacio, en la cual no
son los Maganto, sino los Julio quienes
reciben la primera sanción de mortadelos!
Tras
aparcar en el parking del cementario de
Bonifacio, y disfrutar de las vistas que
ofrece de la costa recortada y acantilada,
nos dirigimos al primer reto del viaje:
subida y bajada... mejor dicho, bajada y
subido, de los 180 y pico escalones de "La
escalera del rey de Aragón":
Una escalinata tallada en la piedra del
acantilado. (Según la información
de la organización Topodiving, dicha
escalera fue contruída por los monjes
franciscanos)
Además
de esta información, la escalera
ha sorpendido a todo el mundo, bueno, la
escalera no, sino María, del clan
Perea, ya que ha subido la escalera en competición
para conseguir mortadelos!! no creo que
debamos destacar que la carrera ha dejado
a los participantes sudando cual ducha recién
tomada.
Tras
esta subida, se divide el grupo: Unos se
dirigen a comer los tan típicos mejillones
con sus diferentes salsas, mientras que
otros realizan la visita al Bastión
de L'Entendard, una fortaleza ,con aspecto
de castillo, que protegía el puerto
de Genoa. Pese a que en el siglo16 fue destruido
por los Franceses, fue construido rápido,
siguiendo el modelo original y añadiendo
refuerzos.
Debido a la situaicón estratégica
de Córcega, los genoveses, italianos,
franceses y españoles estaban constantemente
en guerra, de ahí que esta fortaleza
tenga capacidad para 19000 litros de agua
(aguantar el asedio).
Durante la vistia se hace notar el fuerte
caracter defensivo de la fortaleza, con
grandes vistas tanto al mar como a la bahía
y a la única entrada por tierra.
Se echa e nfalta los cañones... ya
que únicamente con arquenos no se
podría defender de las naves.
Tras
la visita, nos unimos rápidamente
a la comida de mejillones!!! y salida raudos
y veloces hacia los coches.. ya que nos
esperaba la sorpresa: cola de salida del
parking!!!! y, para variar, un ferry que
coger para ir hacia Cerdeña. Tras
escaparse las hermanas de nosotros, al final
todos partimos observando la escalera del
rey de Aragón rumbo a nuestra siguiente
Isla.
Ya
en Cerdeña recorrimos el camino inverso
de la ida.... esta vez a una velocidad más
aceptable, ya que no perdíamos ningún
barco, camino a nuestro nuevo alojamiento:
un camping con Bugalows!!!! llegamos sanos
y salvos, y comenzamos a meter las cosas
en el bungalow asignado... hasta que.. sorpresa!!
Julio, que no había sido protagonista
en todo el día, con un dedo de acero
Toleado y una fuerza equiparable a la de
Hulk, rompe el baño, convirtiéndolo,
literalmente, en una fuente de agua, haciendo
que se inunde todo su bungalow y teniendo
que emigrar hacia otro.
¿Cómo
terminar el día?
Pues los más calurosos (Perea, Elviera
y Maganto) fueron a disfrutar de un baño
nocturno bien merecido.
Jueves
3 de agosto. CERDEÑA. MANU.
La
primera noche en el camping “Golfo de Asinara”
fue bastante mejor de lo que pensábamos
que iba a ser, con tanto calor que pasábamos
durante el día. Algunos durmieron
hasta tapados. Lo que nos permitió
madrugar sin problema. Sobre las 9, el convoy
Topodiving salía presto hacia el
primer destino del día: la Gruta
di Neptuno, con su pila de escalones esculpidos
en la roca. Estaba a una hora de trayecto,
amenizada por el bingo y preguntas sobre
la zona. Ah, sin olvidar la lamentable competición
de eructos vía walkie que propuso
el Topo para ganar unos mortadelos extras.
Nadie se prestaría a ello, y mucho
menos las chicas. MEEEEC!!! Error!!! Eso
sí, fue tan triste la participación
de los intrépidos que se aventuraron
que se tuvo que extender al resto del día.
A ver si alguien era capaz de sacar uno
un poco digno (dentro de lo digno que puede
ser un eructo). Llegamos a destino donde
descargamos a los pasajeros mientras que
los conductores aparcamos en el lateral
de la carretera. El juego de las pinzas
había comenzado. Consistía
en que había dos pinzas, una rosa
y otra verde que se llevaban colgadas en
la parte delantera de la ropa (a la vista
del que está enfrente). Si haces
una pregunta y te contestan SÍ o
NO (según el color de la pinza) entonces
puedes pasársela al despistado que
ha respondido. Al final de la jornada perderán
una cantidad de mortadelos aquellos que
lleven todavía consigo alguna de
las pinzas. Así nos vimos inmersos
en un juego un poco rastrero y traidor,
pero a la vez divertido, jeje. Había
que estar en alerta para que no te callese
una pinza. Las primeras en caer fueron las
rubias. Almu no tuvo compasión con
ellas. Claro que, seguidamente ellas tampoco
tuvieron compasión con Araceli, quien
mantuvo la pinza rosa en su camiseta durante
la visita a la cueva. En la cafetería
se quedaron cuidando de los más peques
Araceli, Ana e Inés, mientras que
el grueso del grupo se atrevieron con el
reto de bajar y subir los seiscientos y
pico escalones que tenía la construcción.
Eso sí, la pinza verde también
fue de visita a la cueva. La bajada a la
gruta de Neptuno nos deleitó con
unas vistas impresionantes de los acantilados
allí formados. Por fortuna, durante
la bajada se podía disfrutar de varias
zonas de sombra con lo que se hacía
mucho más llevadera. Había
que estar abajo a las 11:00 para poder acceder
al interior de la misma con la visita guiada.
Así que no pudimos demorarnos mucho
haciendo fotitos. Según el grupo
se aproximaba a la entrada de la cueva veíamos
como un barco pequeño desembarcaba
a todo un pelotón de turistas, con
lo que tuvimos que desplegarnos en abanico
para hacernos con las entradas de los nuestros
antes que los guiris recién llegados.
Julia sacó un fajo de billetes y
entradas compradas. Trabajo en equipo. Mientras
tanto una de las italianas que controlaban
el acceso coqueteaba con el Elvirita preguntando
por el grupo. Lo típico: “de dónde
vini, el grupo quí es, ma qué
cosa la camisetta”. Pues eso, pues no decía
la cachonda que si le regalábamos
una? “Lo siento,señorinna, es para
gladiadores ehpañoles!!!” (con voz
de Torrente). Algo triste se quedó,
pero con un guiño de ojitos una sonrisita
le sacó.
Según
dicen, en el interior de la gruta se encuentra
el segundo lago interior más grande
de Europa (aunque no parecía que
era para tanto, la verdad) y cuenta además
con una columna 12 m de alta y 30 m de ancho.
Las formaciones kársticas típicas
de este tipo de cuevas; que en mi opinión,
las que hay en España le dan varias
vueltas a esta, o por lo menos lo que pudimos
ver. El recorrido era cortito, de unos 20
minutos, y encima de ida y vuelta. De hecho
das la vuelta a una columna y vuelves por
el mismo camino por el que venías.
Eso sí, íbamos en procesión,
muy masificado. Menudo negocio tenían
montado allí. Durante la visita pudimos
ver las distintas triquiñuelas de
cada uno para pasar la pinza a aquel que
anduviese algo despistado o con las defensas
bajas. Los primeros objetivos eran los más
peques, pero estos andaban con la lección
bien aprendida y no era fácil pillarles.
Hasta entre miembros de la misma familia
se tendían trampas para soltar la
pinza. Muy gracioso el juego, para algunos.
Otros lo vivían con cierto estrés.
Aparte hubo incluso una tentativa de Joselito
para ganarse unos mortadelos a costa de
la imagen del grupo, con la idea feliz de
hacer un eructo bien sonoro en medio de
la cueva. Menos mal que Raquel le cortó
las alas e impidió que perpetrara
tal fatalidad. Eso sí, ya se los
ganaría más adelante sin riesgo
de desprendimiento de estalactitas (esos
60 mortadelos tenían nombre desde
el principio). La subidita de los novecientos
y pico (parecían más que en
la bajada) fue algo más calurosa
ya que había tramos con solecito.
Llegamos todos bastante sudados al final,
sin más problemas y, lo más
importante, sin bajas. Bravo, campeon@s.
El entrenamiento de hace dos días
valió la pena. Aunque, en realidad,
tampoco fue para tanto. Bueno, había
que ver con qué facilidad subió
los escalones Javierito. Menuda máquina,
y todo el rato hablando, como si nada. Ya
arrejuntados todos arriba, a los coches
de nuevo para ir al siguiente destino: Splash
Aquapark, en la playa de Alghero. Se trata
de un parque acuático de hinchables
en la misma playa. Llegamos a buena hora
y sin problema de aparcamiento. Ya en la
playa algunos se instalaron en hamacas con
sombrilla de alquiler y otros con sus sombrillas
propias. Después de la playa de Córcega
todo nos parecía de luxury. Hasta
jacuzzis había en la playa. Bañito
refrescante y a comer con lo que cada uno
había llevado. El grupo se volvía
a dividir entre buzos y no buzos. Los del
neopreno salimos pitando hacia el centro
de buceo, para variar. Los que se quedaban
en la playa disfrutaron de los toboganes
y demás atracciones acuáticas
hinchables que había allí.
Se enfundaron una camiseta y un chaleco
salvavidas, y a pegar botes como locos.
Exprimieron al máximo las dos horas
contratadas.
Esta
vez el centro de buceo estaba dentro de
un complejo hotelero con playa privada mucho
mejor que la anterior, y sin carnes al aire.
Paolo, Romina y Robert se portaron muy bien
con nosotros. El sitio más cómodo,
aunque tocó andar un poquito para
ir al baño antes de meternos en el
traje. El hotel era de clientela escandinava
y tenía muy buena pinta. Se nos habría
salido un poco de presupuesto el habernos
instalado allí y bucear, como hubiese
querido la Topa. Era nuestra primera inmersión
en Cerdeña. Curiosamente nos tocó
ir a bucear al lado de la gruta de Neptuno
donde habíamos estado pasando tanto
calor esa misma mañana. Ahora veíamos
la escalera desde el mar en la zodiac. A
esa hora pegaba una solana tremenda que
daba miedo pensar el subir las escaleras
en ese momento. Las dos inmersiones estuvieron
muy chulas, paseando por un laberinto de
cuevas submarinas con paisajes muy bonitos.
Mucha flora y fauna esciófila (que
viven en la sombra, grutas y cuevas) en
la roca. Indicadores de la buena calidad
del agua. Lo siento, tenía que poner
un pequeño apunte de Biología
Marina. En la segunda inmersión hubo
un pequeño incidente con Raquel,
que se empezó a sentir algo mareada
tras haber tenido problemas en la bajada
al comienzo de la inmersión. Los
Topodivers actuaron con calma y se hizo
una reestructuración de parejas.
Tras este pequeño parón y
analizando la situación, nuestra
valiente buza consideró que se encontraba
mejor y que podía continuar con la
inmersión sin necesidad de cancelarla.
Efectivamente, todo transcurrió con
normalidad y pudimos así acabar el
buceo con una amplia sonrisa en la cara.
Pedazo grupo de buceadores trabajando en
equipo. Tras recoger los bártulos
nos despedimos de nuestros anfitriones hasta
la próxima. A ver si de una vez Topodiving
se estira y nos patrocina la estancia en
el hotelito con buceo incluido. De ahí
nos fuimos con los coches a la ciudad de
Alghero donde nos esperaba el resto del
grupo. Llegamos en mala hora porque los
turistas empezaban a movilizarse y el aparcamiento
estaba hasta arriba. No había más
que filas de coches intentando aparcar con
poco éxito. Tal fue la cosa que los
Elvira tras varios intentos de encontrar
aparcamiento decidieron volverse al camping.
Antes de eso, los no buzos tras tomarse
un gelatto, cómo no, dieron un paseo
en trenecito por el casco antiguo y el paseo
marítimo de la ciudad. El conductor
del “Trenino”, así se llamaba el
tren, preguntándoles si querían
las explicaciones en castellano o en catalán.
Qué profesionales!!! Aunque a Gloria
no le hizo mucha gracia la pregunta. Las
iglesias eran feas y deterioradas, excepto
una cúpula. El paseo marítimo
y el puerto lindos. Y las calles angostas
y repletas de comercios y trattorias, que
luego algunas familias buscarían
en busca de un sitio para cenar. Al final
lo encontraron pero les hizo llegar bastante
tarde al camping, con lo que les tocó
aparcar en el aparcamiento de fuera de la
valla de acceso a los bungalows del camping.
Las noticias desde Córcega eran buenas.
Los Salido ya tenían el coche y estarían
de vuelta al día siguiente. También
recuperaron las flores que Araceli le regaló
a Maripaz por el disgusto del pinchazo.
El grupo volvería a estar completo
porque Juan Luis sr también se nos
uniría mañana. Ya en el camping
minibriefing y a la cama. Mañana
más y mejor, bambinos.
Crónica
resumen
Viaje
en esencia 100% oceánico; muchos
kilómetros en ruta para ver lo máximo
posible de destinos muy interesantes en
el poco tiempo disponible, y con una compañía
estupenda. Indumentaria oficial sudada al
final de cada jornada. Y pinceladas de buceo
agradable y bonito con un grupo de buceadores
de nivel. Qué más se puede
pedir!!! Gelatto, pizza, pasta e molto birra!!!
Viernes
4 de agosto. CERDEÑA. PAULA.
Nos
levantamos bien temprano para poder salir
a las 9:00 del camping, pero esta vez sin
los Julios ya que se tenían que cambiar
de bungalow tras haber pasado el incidente
del váter convertido en fuente!!
Los Salido llegarían hoy, incluido
Juan Luis. Por fin ya todos juntos!!.. Vamos
todos en fila india por la carretera con
destino: Castelsardo. Visitamos las callejuelas
del casco histórico lleno de subidas,
bajadas, escaleras..... pero las vistas
y sus casas coloridas merecían la
pena. Al terminar la visita se reagruparon
los Julios que acababan de llegar. Ahora
nos esperaba 1h 30' de preguntas y bingo
mientras nos dirigíamos al parque
acuático Aquadream, allí nos
quedaríamos los pequeños y
acompañantes. Aunque parecía
por fuera que iba a ser poca cosa, estuvo
bastante bien. Nos pasamos casi todo el
día allí, de tobogán
en tobogán y de piscina en piscina,
eso si, tomando un perrito o hamburguesa
para reponer fuerzas. Mientras, los buzos
se dirigirían a toda prisa a comer
una deliciosa pizza del Carrefour y con
el último trozo en la garganta: al
centro de buceo!! Harían un par de
inmersiones en Secca del Papa, pero hasta
llegar hasta allí harían una
degustación de pastas y té
de las 17h con vistas al lujoso yate del
banquero ruso. Estas fueron unas inmersiones
a destacar ya que nuestros buzos pudieron
disfrutar de unas aguas con abundante vida
marina y de los singulares Jackfish, una
especie de atunes alargados. Por la otra
parte, los peques salimos cerrando el parque
acuático a las 18:00h y fuimos a
Gregoland, un parque de toboganes y columpios
en donde pudimos matar el tiempo hasta que
llegasen los buzos.
Aunque
estaba programado salir de Gregoland a las
18:30h, todos nos retrasamos y terminamos
saliendo a las 20:30h, llegando tarde a
la cena que nos esperaba en una pizzería
de Tempiu.
Comimos
variedades de pizza y pasta hasta reventar,
Jose Maganto logró comer más
allí que en todo el día. Y
por si nos hubiéramos quedado sin
hambre: helado para todos! Ahora solo nos
quedaría ir al camping, y para no
caer como troncos por las carreteras, nos
divertimos haciendo una improvisación
de un viaje en coche con el topo: preguntas,
adivinanzas y la ola del yujuuu que tanto
nos costó conseguir. Al llegar, como
último esfuerzo subimos a cuestas
el equipo de buceo y todos los trastos hasta
nuestras cabañas. Hoy caeríamos
rendidos, menos mal que a la mañana
siguiente podríamos descansar.
Sábado
5 de agosto. CERDEÑA. M.PAZ.
El
planning rezaba: “Mañana tranquila
de descanso para ir a la playa y a la piscina
de camping. Comida cada uno en su bungalow
o en el camping y a las 15:00 horas salida
para la playa de la Pelosa”, pero sólo
los fieles seguidores de nuestro líder
respetamos su planificación, la parte
revolucionaria decidió adelantar
la hora de salida a la Pelosa, así
que, mientras los Topos, Elviras, Hermanas
y Salidos pasaron la mañana según
el plan previsto, los Pereas, Julios y Magantos
tras el desayuno, salieron para la Pelosa
creando una Oceánica paralela pero
con camisetas oficiales. Lo más curioso
de todo es que nuestro Topo no protestó,
les dejó ir con la indumentaria oficial
a pesar ser una actividad no oficial,…..¡A
dónde vamos a llegar!
Dice
el refrán: “Otro vendrá que
bueno te hará”, y así es.
Benidorm en agosto se ha convertido en un
lugar solitario al lado de la playa de la
Pelosa. No había sitio ni para dejar
las chanclas, aunque sus aguas turquesas
la hacen única. Para relatar la crónica
de los Oceánicos insurgentes he recurrido
a la Pereita pequeña, Celia, quien
contará lo sucedido por la mañana.
Mañana
en la Pelosa, por Celia Perea:
A
las 11:00 am llegamos a la playa, aunque
estuvimos varios minutos hasta encontrar
un sitio donde poder estar. La playa estaba
llenísima. Nos pusimos en las rocas
y los Julios se fueron a las hamacas. El
agua estaba súper clarita y nos pusimos
a bañarnos. Mientras tanto Fran compró
una pelota y nos pusimos a jugar. Los Magantos
se fueron nadando hasta una nuraga, volvieron
y tras la comida llegó el resto del
grupo.
El
otro grupo, el de los verdaderos Oceánicos,
fuimos a la playa del camping a disfrutar
de un bañito de 5 minutos, tiempo
suficiente para que al Topo se saliera un
“sarpullido” físico y psíquico
y tuviéramos que irnos a la piscina,
donde se estaba bien agustito. Tras comer
en el camping nos fuimos a la playa de la
Pelosa a reunirnos con el resto del grupo.
El
reencuentro tuvo lugar en las dos hamacas
que tenían los Julios, ¡26
personas en dos hamacas! Seguro que eso
es Record Guinness.
De
ahí nos fuimos a visitar la playa
de Le Saline , famosa por su arena, piedras
de mármol blanco que simulan granos
de arroz, pero,…… chasco! Los granos no
eran tales, sino huevos de codorniz amorfos
y estaba llena de algas, ¡menos mal
que habíamos aprovechado el baño
en la Pelosa!
Continuamos
con un paseíto militar por Sassari
y una cenita, donde para no perder las costumbre
nos sentado todos en dos pequeñas
mesas, y tras el reglamentario helado italino,
todos corriendo para el camping antes de
que cerrasen la verja y nos dejasen fuera
como el día anterior.
Domingo
6 de agosto. ROMA. FRAN.
Este
día supone el punto de inflexión
de la Oceánica 2017. Pasamos de una
fase caracterizada por aumentar el cuentakilómetros
de nuestros coches a una nueva fase en la
que creíamos íbamos a movernos
menos. Pero eso solo aplicaba a los coches…
Sin
saber muy bien la hora de salida desde el
camping Golfo de Asinara hacia Porto Torres,
terminamos de hacer las maletas. Algunos
también fimos a por el coche que
como casi todas las noches durmió
fuera ya que nos cerraban el camping, no
sea que hiciésemos ruido y no dejásemos
oír la pegadiza música que
nos acompañaba hasta las tantas y
que venía de la zona del escenario
o de los potentes equipos de sonido de la
discoteca de la finca contigua.
Al
final el barco iba a salir un poco más
tarde y salimos del camping a las 10:15
no sin antes despedirnos una a una de nuestras
pequeñas amiguitas las hormigas que
nos acogieron en su casa estos días.
El desplazamiento no era muy largo ya que
Porto Torres estaba solo a 12 Km. Supongo
que por esa razón Topo quiso hacer
algo de tiempo con una ruta por las estrechas
calles de del pueblo y así ver algo
de la vida cotidiana de los lugareños.
Los
Maganto, que se habían adelantado
para así ponerse al día con
el depósito de combustible, nos esperaban
ya en la primera cola para embarcar. Nos
quedaría un buen rato al sol antes
de subir al barco. Afortunadamente M.Paz
encontró una buena sombra para que
esperásemos mientras los coches iban
tomando temperatura. Y allí aprovechó
Juan Luis padre para deleitarnos con uno
de esos momentos “corte” que tanto gustan.
Un día de estos nos sorprende y saca
una pata de jamón plegable de viaje.
Si no ocurre no importa. El salchichón
y el lomo están de lujo.
Al
rato empezaron a moverse los coches y salimos
corriendo cual manteros al ver a los municipales.
Y otra horita de espera mientras nos echábamos
un binguito y sonaba despacito en radio-walkie.
El sol nos acompaño toda la espera
hasta subirnos al Grimaldi 5 estrellas (en
impuntualidad) con destino a Roma.
Después
del estrés de embarcar y encontrarnos
en el barco ya era hora de comer y lo primero
hacer cola en el comedor. Comenzaban así
siete amenas horas de travesía sin
camarote. La atracción estrella fue
una animada timba de Siete y Media a la
que siguió otra partida de ruleta.
Las Pereita aprendieron que aún haciéndole
alguna pillería a la banca, en estos
juegos se termina perdiendo. Una de las
actividades estrella se había anulado.
Y es que no molaba tener que endosarle a
otro la dichosa pinza.
Y
así echamos la mañana. Y la
tarde. Paseando de un sitio a otro del barco,
leyendo unos, jugando otros. Charlando y
bromeando. Y terminando otro “corte” de
Juan Luis. Llegamos a Civitavechia y activamos
el roaming. Repetimos la consabida operación
de siempre. Todos a los coches y a esperarnos
en un punto donde no molestemos demasiado
para ir juntos al destino. En esta ocasión
en lugar de esperarnos nada más salir
del barco en un amplio espacio con visibilidad
donde estaban Julios y Pereas se decidió
seguir al resto de coches y elegir una rotonda
de la ruta en la que ya no había
coches para esperarnos. Una vez agrupados
(habíamos perdido a Manu) descubrimos
la razón de que esa rotonda no tuviese
coches. Y es que por ahí no se salía
del puerto. Un puesto de control de la policía/ejercito
nos lo impediría.
Retomamos
la marcha agrupados hasta que cunde el caos
en el peaje. Que bien que llevamos walkies,
que es una tecnología mucho más
divertida que el GPS. Nos volvemos a reagrupar
para llegar a "Pietra di Ponente”.
Un hotel estratégicamente situado
en la naturaleza de Cimpiano a las afueras
de Roma.
Llegamos
a una finca espléndida que recordaba
a Falcon Crest. Un hotel rural con encanto
al que hay que poner muchas estrellas en
TripAdvisor. Nos recibieron con la cena
en la terraza con una pasta muy rica y unas
curiosas ensaladas ambas a La Luz de las
velas y la luna. Y el móvil de Maganto.
Y aunque alguno lo tildó de casualidad,
el colofón fue un espectáculo,
quizás un poco lejano, de fuegos
artificiales sobre el pueblo. En realidad
era la celebración por empezar otra
apasionante etapa del viaje.
Crónica
resumen
En
esta ocasión la Oceánica ha
contado con unas muy buenas inmersiones
teniendo en cuenta que es Mediterráneo.
Los clubes de buceo elegidos me gustaron
bastante. Seis impresiones es un número
adecuado para dar sentido al grupo y al
mismo tiempo estar con la familia. El balance
playa / ciudad creo que está muy
bien. Los chicos disfrutan en la playa,
pero también estando juntos de marcha
por la ciudad. Creo que ha faltado algún
día más en Roma para hacer
las cosas con un poco más de sosiego.
La visita a Nápoles genial. Las visitas
bien guiadas gustan mucho y hay que hacer
más. La vuelta en bici era innecesaria.
Está bien para visitar algo que a
pie lleve mucho tiempo pero no es lo mismo
que los Segway, que ya son parte obligatoria
de una oceánica. Como siempre se
quiere ver mucho en poco tiempo. Si no fuese
así no hubiésemos ido a Córcega
y en otros años a Porto Santo, Lobos
o La Graciosa. En otro orden de cosas ha
sido una pena el incidente del pinchazo
en Córcega y que Juan Luis no pudiese
estar todo el viaje. Echamos de menos a
los clanes que no han podido venir por distintos
motivos.
P.D:
Para el juego de la pinza se me ha ocurrido
una solución. Darle la vuelta. Por
ejemplo quien al final del día termine
con la pinza verde se le da 300 mortadelos.
Así la gente iría a hablar
con el portador de la pinza hasta que le
consiga sacar un “si” y llevarse la pinza.
Lunes
7 de agosto. ROMA. JULIA.
El
día 7 no empezó con el sol.
Comenzó a las 0:00h, revoloteando
aún en la explanada de nuestra Residenza
de Ciampino donde habíamos terminado
de cenar. Joselito Maganto jugaba al escondite
con los niños, el Topo tomaba nota
de la cena de la noche siguiente para dejar
la comanda entregada al hotel, y antes de
acostarnos unos cuantos haríamos
el ritual de lavar los polos a mano y ponerlos
a secar en función del método
experimental de cada cual. Hasta aquí,
rutinas típicas de toda Oceánica:
anticipación, planificación
y juegos...
La
mañana comenzaría bien temprano:
desayuno a las 7.30h y salida para Pompeya
a las 8.22h, con 7min de retraso respecto
al horario previsto, pero que recuperaríamos
en la carretera haciendo rallies entre carriles
mientras le dábamos al bingo. Hicieron
pleno cantando línea y bingo los
Elviras, con el dulce acento eslovaco de
Jarka en la comprobación de los números;
Araceli demostró una vez más
que no tiene rival en las preguntas culturales,
y las Pereítas volvieron a sumar
mortadelos con las adivinanzas. Entre pregunta
y pregunta nos enteramos de que Pompeya
fue redescubierta por Carlos III en 1748
y que los pompeyanos según los forenses
murieron abrasados por la exposición
a las altas temperaturas antes de ser asfixiados
tras la erupción del volcán
Vesubio. La disciplinada secretaria Gloria
iría tomando nota de los mortadelos
ganados por familia y de las penalizaciones
que el Maganto se iría llevando gracias
a su espíritu libre y díscolo.
Y
llegamos a Pompeya y empezó la inmersión
cultural que viviríamos durante este
y los siguientes días.
Con
un calor sofocante como ya se nos había
preavisado en la preoceánica, embadurnados
con cremas solares y pertrechados con parasoles,
paraguas y freeze-freeze caseros, arrancamos
nuestro paseo por la Historia descubriendo
los usos y costumbres de una ciudad muy
desarrollada y próspera que fue el
destino de vacaciones de los romanos ricos
hasta el año 79 dC, fecha en la que
quedó sepultada Pompeya.
Calle
arriba y calle abajo, con las penurias para
el Topo conduciendo el carro de Elena, (que
no romano sino de City), por las calzadas
pompeyanas, fuimos descubriendo los diferentes
tipos de edificios singulares: aquí
una casa típica, al lado una tienda
con puerta corredera, mira cómo se
entretenían en el teatro grande,
allá el anfiteatro pequeño
dedicado a la comedia musical, qué
baños se daban en las termas con
sus estancias de agua caliente, templada
y fría, nadie quiere perderse el
Lupanar..., vaya mansión que era
la casa de Fauno... para terminar el recorrido
en el Foro de Pompeya, lugar central de
la ciudad donde transcurría la vida
política y económica.
Y
una vez finalizada la visita, rumbo a Napoli
para pasar la tarde. La comida, típica
italiana: unos spaghetti frutti di mare
estupendos según Gelen, una pizza
margherita con provola exquisita y otras
excentricidades como la pizza con croquetas
de Raquel o de mejillones del Maganto que
nos dejaron buen sabor de boca. Menos mal
que el de las bicis se apiadó de
nosotros y no apareció para no ser
cómplice de hacer un pompeyano abrasados
a las 16h por el sol. Así que con
toda la tarde por delante, a patear las
caóticas calles de Nápoles
y a disfrutar de la visita por la Napoli
subterránea con nuestra guía
Rocío que de forma didáctica
y amena nos fue mostrando las galerías
bajo tierra que habían servido de
canteras de toba, cisternas de agua y refugios
antiaéreos en las épocas griega,
romana y de la 2a guerra mundial respectivamente.
Lo
mejor, cuando nos convertimos en agua y
con vela incluida fuimos pasando por los
diferentes canales subterráneos.
Hasta Ana, poco fan de los lugares cerrados,
hizo de pocero vigilando que ninguna cañería
quedara atascada.
Y
de las galerías a la casa napolitana
en la que se quedaría a vivir Celia
por aquello de que era una casa encantada
que tras esconder la cama y levantar una
trampilla aparecía un sótano
que era parte del histórico anfiteatro
de Nápoles. Y eso que decía
su antigua dueña a los arqueólogos
que era una bodeguilla lo que tenía
bajo el suelo!. Y es que Nápoles
se construyó edificación sobre
edificación en vertical una vez que
no estuvo permitido crecer en horizontal.
Desde ahora la vista espacial de Google
Maps sobre Nápoles tiene un secreto
ya revelado para nosotros: las dos hileras
de casas que forman los semicírculos
del anfiteatro enterrado y el parking ubicado
en la zona de arena donde luchaban gladiadores
contra fieras para deleite de los espectadores.
Y
con los 15 km andados en el día de
hoy muy bien aprovechados, tomamos rumbo
de nuevo a nuestra Residenza para finalizar,
a la luz de la vela y con 2 inmersiones
culturales más en nuestra agenda
vital, con la cena planificada 23h antes.
Crónica
resumen
Esta
V Oceánica Familiar ha sido un tanto
accidentada, pero hemos conseguido llegar
a meta manteniendo su espíritu de
Oceánica por sus inmersiones acuáticas
y por sus inmersiones culturales especialmente
en esta ocasión, y de Familiar porque
formamos un clan que aún con sus
peculiaridades individuales en el cuerpo
a cuerpo 24x7 sigue disfrutando junto y
apostando por vestir la misma camiseta...
y polo.
Martes
8 de agosto. ROMA. GLORIA.
¡Por
fin llega la esperada visita para algunos
(me incluyo entre ellos) a Roma! Como en
el día anterior, nos toca madrugar
un poco más a lo que en este viaje
nos tenía acostumbrados nuestro gran
jefe, pues estamos convocados a las 9 en
los coches listos para salir. Adelanto que
es difícil resumir más de
16 horas que nos tuvo en ruta la planificación
inicial, así que nada, voy a ello
y espero no aburriros mucho…
Varios coincidimos en el desayuno sobre
las 8:15, unos con las camisetas lavadas
y secas después del día de
ayer en Pompeya (ya no volverán a
ser lo que eran), los Elviras (Manu y Jarka)
con los polos porque sus camisetas aún
están mojadas y los Julios, precavidos,
también con los polos por si finalmente
se sigue la planificación inicial.
Juan Luis padre se salta a la torera las
órdenes y aparece con una camiseta
de oceánica de una edición
anterior (¡¡¡qué
raro!!! El topo debe haberse rendido y no
le ha amonestado con una multa de los preciados
Mortadelos…). Lo reclaman en Madrid otras
tareas no más interesantes que nuestra
visita a Roma pero sí más
importantes, así que en un rato coge
un vuelo de vuelta a Madrid y abandona tristemente
a su clan y a la expedición, sniff,
sniff….
Puesto que los Elvira no tienen las camisetas
secas, nuestro gran jefe decide que vayamos
con los polos (¡Dios mío! Qué
calor vamos a pasar, pensamos algunos….)
así que rápidamente cumplimos
sus órdenes y el grupo comienza a
cambiarse para ponerse los polos.
Pensando en el sufrimiento que íbamos
a pasar a 40º por Roma con los polos,
Araceli, que no estaba en el desayuno, ha
debido estar como loca secando las camisetas
de su clan y milagrosamente lo ha conseguido,
así que escuchamos por los walkies
la contraorden de cambiarnos nuevamente
a camisetas. ¡¡¡¡Ufff!!!!
Qué alivio nos ha entrado a todos…
A las 9:00 casi todos estamos en el coche
con las camisetas lavaditas, pero eso sí,
no blancas relucientes, comienzan ya a tener
un colorcito extraño…..
Los Magantos llegan tarde, son las 9:10,
así que casi se quedan en tierra.
El niño grande del grupo (Joselito
como le llaman algunos), viene tranquilamente
caminando… ¡¡Vamos, que vamos
tarde!!. En cuanto se montan en el coche
sale la expedición casi al completo,
previo hacer una gran pitada para despedir
a Juan Luis. ¡Te echaremos de menos!
En unos 8 minutos llegamos al parking de
la estación de metro “Anagnina”.
Todos aparcamos a la sombrita (menos mal,
a esta hora ya marcan los termómetros
33.5º) y extrañamente estamos
esperando al Topo. No se sabe muy bien cómo,
pero ha perdido el walkie y no aparece.
Alguna mano invisible ha debido guardarlo
en una mochila azul que está debajo
del carrito de Elena. ¿Cómo
habrá llegado hasta ahí? Esta
pregunta dudamos que tenga respuesta nunca…..
pero bueno, una vez localizado, vamos todos
dirección a la entrada del metro.
Allí el Topo compra todos los billetes
de los adultos y niños de más
de 10 años y continuamos camino del
andén dirección parada “Cavour”.
Durante el recorrido del metro, algunos
aprovechamos para ponernos crema solar para
no quemarnos. Cuál es nuestra sorpresa
que tras 7 paradas, nos echan del metro
en “Arco di Travertino”, pues el metro no
puede continuar porque están en obras,
así que nos toca subir a superficie
a coger un autobús que nos llevará
a 8 paradas después a la estación
“Termini”. Tras localizar el autobús,
con José Magantos de avanzadilla,
conseguimos montarnos todos en uno y continuamos
la marcha.
El Topo decide amenizar a todo el autobús
con unas preguntitas de culturilla general
de Roma. Hay que contestar por los walkies,
así que se entera todo el autobús
pues estamos divididos a lo largo de dos
autobuses continuos. Algunos viajeros incluso
participan, agradecen el entretenimiento
del largo paseíto que nos toca sufrir
con el tráfico que hay ya a estas
horas….
Una vez llegados a “Termini”, nos bajamos
del autobús y buscamos por el enorme
intercambiador un baño. Nos cuesta
dar unas cuantas vueltas, pero finalmente
lo encontramos en la planta de arriba, así
que aprovechamos casi todos para entrar,
no antes sin pagar un eurito para poder
acceder. ¡Al menos se agradece que
están limpitos!
Continuamos por el metro a nuestro destino
“Cavour”, la siguiente parada a la nueva
línea que hemos cogido. Nos bajamos
todos menos Manu y el Topo, que continúan
hasta la parada del “Palatino” para comprar
las entradas del Coliseo y resto de monumentos
a visitar hoy.
Una vez fuera del metro, nos dirigimos a
la iglesia de “San Pietro Vincoli”, donde
podemos ver la preciosa escultura de Moisés
realizada por Miguel Angel, y podemos ver
también parte de las cadenas que
llevó Jesús.
A la salida, encontramos una fuente (¡bendita
fuente!), así que todo el grupo aprovecha
para refrescarse y rellenar los “flus-flus”
para ir refrescándonos por el camino.
Continuamos hacia la explanada del Coliseo,
no muy lejos, y algo desorientados, empezamos
a dar vueltas puesto que no tenemos muy
claro donde es la cola para el acceso con
entrada.
Hay múltiples guías que nos
ofrecen sus servicios para acceder como
grupo y saltarnos las enormes colas. ¡La
primera nos pide 30 euros por persona! ¿Nos
habrá visto cara de pringados? Al
menos nos ha servido de algo conversar con
ella, nos ha aclarado que la cola que buscábamos
es la del medio, así que nos dirigimos
hacia allí para esperar a Manu y
el Topo que traerán las entradas.
El Topo nos confirma por walkie que ya tiene
las entradas, pero que necesita los DNIs
de los niños para que les den las
entradas gratuitas, así que los recopilamos
y se los acercamos.
Una vez reagrupados todos en la cola a pleno
sol, se nos plantea la duda de qué
hacer, si marcharnos y volver por la tarde
o esperar la cola, que tiene pinta de llevarnos
más de hora y media. Aparece otro
guía con el que intentamos negociar
un precio más asequible, pero nada,
lo más barato que nos ofrecen son
13 euros por persona, así que tras
volver loco al Topo durante unos minutos,
finalmente decidimos seguir su consejo e
irnos a ver el resto de cosas y volver por
la tarde que seguramente estará más
tranquilo.
Continuamos nuestra visita por el Palatino,
haciendo una pequeña parada nuevamente
en los baños a la entrada. No sé
a cuántos grados estaremos, pero
hace un calor horrible, y nos encontramos
máquinas de agua por el camino, pero
¡ninguna funciona!. ¡¡Qué
horror, vamos a deshidratarnos!! Menos mal
que lo de las fuentes por esta ciudad parece
que es la norma, y nos encontramos con una,
así que la aprovechamos pero bien.
A Elena la meten entera, pobrecita mía,
pero cómo estará la pobre
que ni se queja. El resto hace lo propio,
intentando refrescarse lo máximo
posible, e incluso algún valiente
decide beber…. Esperemos que no nos dé
ningún susto….
Por el paseo por el “Palatino” nos encontramos
una sorprendente exposición que no
acabamos muy bien de comprender cómo
han podido ponerla en este entorno tan bonito:
Una especie de nave de la Nasa con la bandera
de EEUU, un Oso gigante en posición
de hacer ¿“aguas mayores”?, una casa
amorfa… ¿De quién habrá
sido la brillante idea de poner esto aquí?
Son de esas cosas que algunas personas no
llegamos a comprender… ¿igual es
que estamos anticuados?, no sé….
En fin, continuamos la visita y pasamos
a ver el “Foro Romano”, precioso, aunque
sin una sola sombra, con lo que un grupo
de chicas emprendedoras (por orden alfabético:
Celia, María, Olivia y Sara) ofrecen
los servicios de “Refrescación” a
15 Mortadelos por refrescarnos con un “flus-flus”
y un abanico. Se agradece, aunque hay alguno
que se resiste a pagar los servicios. 15
Mortadelos le parecen un abuso, y más
adelante tomará sus represalias…..
(sí Joselito, date por aludido…)
Vamos con retraso según la planificación
prevista, así que cómo un
programa vivo que es, el Topo decide que
vamos directamente a comer y veremos de
pasada los “Foros Imperiales”, “Mercado
de Trajano” y el espectacular edificio del
“Altar de la Patria”. La idea inicial es
comer un trozo de pizza al taglio en Bocaccio
y seguir caminando, pero visto el calor
que llevamos en el cuerpo y el agotamiento
físico, buscamos algún sitio
con aire acondicionado y donde poder sentarnos
y descansar un poco.
El grupo se divide, por un lado el clan
Topo y sus hermanas en una pizzería
pequeña en la que no entramos todos.
Los Julios encuentran otra pizzería
más adelante en la plaza con aire
acondicionado fresquito, así que
entran de cabeza y son seguidos por Los
Elvira, Los Salido y María. El resto
del clan Perea ha visto una tienda con objetos
Wonderful y Paula por fin va a conseguir
su agenda en Italiano. ¡Qué
contenta está! Se ha aprovisionado
para el nuevo curso: una agenda, un estuche
y un álbum. Tras la compra, se unen
al grupo en el restaurante y nos pegamos
un merecido homenaje y descansamos un poco
y aprovechamos bien los baños.
Los Topos y las hermanas nos llevan ventaja,
son menos para comer, así que se
van en busca del helado en el lugar previsto
mientras nosotros terminamos de comer. Sacrificamos
el heladito por seguir fresquitos un ratito
más, ya lo tomaremos más adelante
en cualquiera de las heladerías que
nos encontremos por el camino. Y así
lo hacemos un rato después los que
lo teníamos pendiente camino del
siguiente destino.
Una vez reagrupado todo el grupo, continuamos
cruzando el río Tiber y volvemos
camino del Coliseo. Llegamos sobre las 17:00
tras una larga caminata al sol, pero casi
no hay cola, ¡menos mal! Así
que pasamos al Coliseo rápidamente.
El grupo se divide para verlo cada uno por
su lado. Algunos cogen una autoguía,
otros lo ven por su cuenta y otros que ya
lo han visitado varias veces, deciden buscar
un sitio fresquito donde sentarse a descansar.
Finalmente nos encontramos todos casi a
la salida, a la sombrita sentados en una
especie de plataforma. Julio, cómo
aún no había hecho hoy alguna
de las suyas, decide tumbarse en la plataforma
porque va que no puede tirar de su cuerpo
con el calor que va sufriendo, y como no,
aparece una policía a llamarle la
atención para que se levante. ¡Qué
vergüenza! No hay sitio donde vayamos
que no liemos alguna….
Bueno, una vez pasada la vergüenza
y tras visitar los baños (nuevamente
sí, no sé ni cómo con
lo que estamos sudando…..), retomamos el
camino para visitar lo que tenemos pendiente.
Subimos una primera cuesta muy empinada
para llegar a un mirador desde donde supuestamente
pueden verse unas vistas panorámicas
del Foro Romano, Circo Máximo, etc,
pero cuál es nuestra sorpresa que
al llegar arriba, tras un tremendo esfuerzo,
¡está ya cerrada la puerta!
¡Dios, este esfuerzo para nada!...Bueno,
algunos aprovechamos y entramos en una pequeña
Capilla que estaba abierta, ya que hemos
subido hasta aquí, al menos que veamos
algo….
Retomamos el camino de bajada y volvemos
a intentarlo, vamos a subir otra cuesta
no tan empinada como la anterior, pero las
fuerzas ya no son las mismas a estas horas.
La idea es intentar atravesar el Foro Romano,
pero ¡nos volvemos a dar con las puertas
en las narices! Pues nada, a volver a bajar
y a bordear las obras del metro del Coliseo
camino de la “Vía Mussolini”.
La expedición ya va flojeando y se
va dividiendo en función del ritmo
que puede llevar cada uno. Julio va desfalleciendo,
el calor le está superando, pero
Gloria está dispuesta a morir en
el intento para ver lo máximo posible,
así que él la sigue como puede….
Nos reagrupamos todos al lado del “Altar
de la Patria” (sí, estamos volviendo
sobre los mismos pasos de esta mañana….)
y aquí tenemos que tomar la decisión
más importante del día: seguir
caminando para ver todo lo planificado,
Plaza Navona, el Partenón y la Fontana
di Trevi, o pasar directamente a ver esta
última y cenar algo antes de volver
a los coches.
Gloria lo tiene claro, continúa hasta
el final, y arrastra a todo su clan, aunque
las piernecillas de Javier que llevan ya
caminando dos días seguidos van ya
flojeando. El clan Topo, las hermanas, Los
Elvira y Los Magantos también deciden
continuar. Los Perea y Los Salido deciden
acortar la visita e ir directamente a La
Fontada di Trevi y cenar algo por allí.
Cuando llegan a la fuente nos comunican
por Walkie que hay más gente que
en la guerra, y que una vez vista y tiradas
las correspondientes monedas para poder
volver a Roma, se sientan a cenar y reponer
fuerzas.
El intrépido grupo que decide continuar
la visita, se dirige a la Plaza Navona.
Javier ya no puede más, y cómo
su padre va peor que él, al final
su madre, que va con los ánimos hasta
arriba, decide cargar a caballito con él.
¡Menos mal que pesa poco!
Impresionante la Plaza Navona y cómo
no, allí nos tomamos el famoso Tartufo.
Una bomba de chocolate que no está
nada mal, calorías debe tener que
no veas, pero mira, el chute de azúcar
que nos hemos metido para el cuerpo nos
vendrá bien para tener fuerzas para
lo que todavía nos queda pendiente….
Hasta aquí han llegado hoy los topitos
con la indumentaria oficial. Almudena no
ha podido ya con la vergüenza de llevar
a sus hijos tan sucísimos. Es indescriptible
cómo van las camisetas y los pantalones
de Elena…. Esos sí que lo mejor es
que vayan a la basura directamente. Ni las
refriegas de las tías podrán
con el color negro del pantaloncito que
en su día fue blanco nuclear….. Los
cambia de ropa y parecen otros niños,
ja, ja, ja…. no sin antes que el jefe del
clan proteste, por supuesto….pero ha tenido
que claudicar. En esta ocasión la
gran jefa ha ganado, menos mal....
Continuamos dirección Fontana di
Trevi, pasando previamente por El Partenón.
Nada te hace esperar cuando pasamos por
la parte trasera, lo impresionante de la
entrada principal.
Por fin llegamos a nuestro objetivo final,
¡Llegamos a la Fontana di Trevi! Madre
mía, es indescriptible….¡Hay
que venir a verla!
Confirmamos que efectivamente está
hasta arriba, pero nos hacemos hueco y conseguimos
tirar nuestras moneditas y hacernos las
correspondientes fotos. El grupo de avanzadilla
nos confirma que está terminando
de cenar y que se adelantan a coger los
coches y volver al hotel, así que
el grupo continúa dividido y volverá
por separado.
Bueno, ahora ya solo queda encontrar un
sitio para cenar y coger un poco de fuerzas
para llegar a los coches. Nos dirigimos
a la boca de metro “Barberini” y allí,
in extremis, encontramos un bar con buena
pinta en el que decidimos cenar. Nos suben
a la segunda planta en la que hay una pequeña
familia cenando tranquilamente, y a la que
por supuesto, se le terminó la tranquilidad
a nuestra llegada y se van rápidamente.
Nos sientan en una especie de mirador con
vistas a la fuente de Tritón, así
que perfecto. Mientras estamos ubicándonos,
aparece el segundo grupo que va a coger
el metro. Se quedan con el encargo de calcular
el tiempo que tardan hasta los coches, para
poder calcular el tiempo que necesitaremos
mañana para volver en el metro.
Una vez hemos cenado, retomamos la vuelta
en metro, autobús y metro. Javier
ya no puede más y hace lo imposible
para no quedarse dormido en el autobús.
Su padre también aguanta como puede….
Una vez llegados al parking, buscamos nuestros
coches con las indicaciones que previamente
nos ha dado el grupo adelantado (gracias
a Dios, porque no podemos más…) y
¡por fin llegamos al hotel tras casi
hora y media de camino!
Según el contador de pasos de Julia,
hoy han recorrido 18 km. Algo más
habrán hecho los del grupo de los
valientes….
Menudo día, nos duelen los pies,
los riñones, e incluso algunos han
vuelto algo escociditos…. Pero bueno, no
hay nada que no arregle una ducha, una cremita
y una cama. Mejor no pensar que son casi
la una de la mañana y también
tenemos que lavar las limpísimas
camisetas y gracias a las obras del metro,
mañana hemos quedado a las 8:45 en
los coches….. Buenas y descansadas noches….
Mañana más....
Crónica
resumen
Viaje
dividido en dos partes muy diferentes. La
1ª dedicada a bonitas playas y las
inmersiones de los buzos y la segunda en
la que hemos hecho una maratón para
empaparnos al máximo de la cultura
Romana. Un 10 al juego de preguntas, bingo
y el casino que nos ha amenizado las largas
horas de viaje. Lo mismo hemos generado
niños ludópatas, esperemos
que se les olvide.
Miércoles
9 de agosto. EN RUTA. RAQUEL.
Este
día comienza como todos los demás:
madrugando. Desayuno en nuestro caserío
romano y depósito de equipajes en
la habitación de los Topos antes
de salir hacia la capital italiana. Desplazamiento
de igual forma que el día anterior:
dejar el coche en parking, coger metro,
coger autobús, donde casi nos derretimos
por el calor que hacía. ¡Menos
mal que íbamos provistos de recursos
refrigeradores! ¡Bendito flus flus
(uno de los protagonistas de esta Oceánica)!
Y otra vez metro.
Caminata
cuesta arriba y llegada a nuestra primera
parada programada: el parque más
importante de Roma: Villa Borghese para
darnos un paseo subidos en unos flamantes
Segways, después de que pasáramos
el examen de conducción correspondiente.
Mención especial a los pilotos Javi
y Sara pequeña que supieron encandilar
a los guías con sus capacidades conductoras
las cuales suplieron su falta de altura
y peso que incialmente les impedía
ir con el resto del grupo al paseo. ¡Menudos
cracks! La actividad estuvo muy guay y el
parque que recorrimos muy bonito. Las entrevistadas
además añadieron que un señor
casi "mata" a Celia en un casi
incidente en carrera. ¡Ah! Y que uno
de los guías, llamado Grabiel, era
muy majo. Como otra anécdota del
recorrido, contar que ahí estaba
Jose Maganto intentando cambiar la tortuga
del mando de control de velocidad del segway
por un animal algo más veloz.
Retomamos
la visita de la ciudad, momento en el cual
Ana probó durante un pequeño
tramo una nueva forma de desplazamiento:
echar cuerpo a tierra y continuar haciendo
la croqueta en lugar de seguir caminando.
Visita a la Piazza del Popolo, donde se
podían ver las iglesias "gemelas"
(o más bien mellizas) y la fuente
que sirvió de ducha a Paula, para
el refresco general y el relleno de los
flus.
Llega
el hambre, pero no para todos, por lo que
el grupo se divide. Parte de la expedición
se queda a comer, el resto sigue el camino.
Algunos optan por bajar los excesos con
comida ligera, otros, de restaurante italiano,
y el resto, con mono de más pizza,
comerían más tarde en el famoso
Alice Pizza, típico local de venta
de porciones.
Una
vez ya todos con el buche lleno, reagrupación
de todos los miembros en la plaza de San
Pedro junto a la basílica del Vaticano,
donde pudimos observar impresionantes medidas
de seguridad antiterrorista como los arcos
detectores de metales situados entre cada
dos columnas. Allí Salidos y Pereas
se arrancaron a canturrear con emoción
el himno nacional al entrar. Paseo por el
Vaticano y regreso por el castillo de Sant
Angelo, para acabar en la heladería
Gilotti. Los datos de la encuesta realizada
a pie de heladería, lanzan como resultado:
helados muuuy ricos pero granizados "puaggghhh"
"puaggghhh" "demasiado naturales".
En
marcha con las viandas en mano llegamos
hasta la Piazza de España, donde
se encuentra una bonita fuente y conseguimos
hacernos un selfie grupal tras varios intentos
fallidos y un "uuuuyyyy" por el
intento de suicidio del móvil de
MªPaz cansado de tanta prueba, consecuencia
de nuestra desconfianza hacia los desconocidos
que nos impedía pedirle el favor
a alguien para que nos hiciera la foto.
Regreso
en el metro, al que nos subimos en la estación
de España, que no hace honor porque
era bastante fea. Conforme subíamos
al vagón, nos avisaron de que tuvierámos
precaución con una persona amiga
de lo ajeno que también se había
subido. Una hora para realizar el camino
inverso de la mañana, llegada al
hotel, recuperación de maletas y
camino a Civitaveccia sin finalmente poder
pasar por Castegandolfo (residencia veraniega
del Papa) por falta de tiempo.
Una
vez llegamos a Civitaveccia, el Topo a por
los billetes de embarque y el resto a buscar
un sitio para celebrar la última
cena Oceánica 2017 cerca del fuerte
Michelangelo antes de subir al barco. No
se puede decir que acertáramos con
el sitio ... Fue bastante desastroso: muy
tardones, no había de todo lo que
pedíamos, alguno se quedó
sin cenar, otros lo hicieron en solitario
porque todos los de su mesa ya habían
cenado y otros improvisaron nuevas formas
de comer una pizza o se la llevaron para
comer en el barco.
Finalizada
la desacertada cena, fuimos camino del puerto
para embarcar rumbo a Barcelona. Esta vez
sin esperas. Embarcamos coches-conductores
por un lado y en paralelo y simultáneamente
el resto por otro (anonadados nos quedamos
todos dado el temor de que se pudiera repetir
lo vivido en Barcelona a la ida).
Ya
en el barco, acabamos los niños del
clan Julios, Salidos y Magantos en la timba
de "Virus". A diferencia de la
ida, que dio tiempo a 20 partidas lo menos,
esta vez tan rápido fue el embarque
que no dio tiempo ni a una partida antes
de que llegasen los conductores. Por ello,
los "mayores" sólo nos
dejaron echar una partida, que fue llevada
con maestría por el Crupier Jose
y ganada por la alianza de las Saras. Tras
esto, vuelven a hacer acto de presencia
los adultos que instan a que los niños
dejen de jugar y vayan a dormir. Así
que, plan B para los niños "medianos"
que cogemos lo bueno de los niños
y lo bueno de los adultos: ¡Nos vamos
de fiesta!
Pero
antes ... No podía faltar ... ¡Chichón
de Jose en el camarote! por, no se sabe
cómo, darse un golpe con la cama
litera plegada de arriba al acostarse.
Nos
acercamos a la popa del barco para ver cómo
nos alejábamos de la costa italiana.
Una estampa nocturna con las luces muy bonita.
Una de las rubias fue a verlo pero se despistó
y al ver gente que no le inspiraba confianza
y no llevar walkie, se volvió al
camarote perdiéndose la fiesta. ¡Empezó
a llover! Un chaparrón muy breve
pero que nos hizo salir corriendo de la
cubierta buscando cobijo.
Y
llegó uno de los que para el líder
debió de ser uno de los momentazos
del viaje a tenor de la narración
que nos hizo, casi con lágrimas en
los ojos por la emoción y sorpresa,
de lo que le había pasado momentos
antes: Araceli le había confesado
que muy bien todo y que le avisara para
próximas.
Después,
los más animados: Julio, (tras encasquetar
un problema de almohadas a Gloria que estaba
hasta entonces), Elviras sin la Elvira madre
que se retiró a descansar tras ver
alejarnos de la costa, Perea Valenzuela,
los Magantos y el Topo capitaneando, nos
tomamos algo en el bar de la piscina, en
cubierta. Una locura: agua con gas que nunca
llegó, cerveza, clara, y luego sí,
los valientes un preparado en botellín
de algún cócktail. Reflexiones
filosóficas, ladridos de perros muy
molestos y a dormir pronto, que el efecto
de las biodraminas sin cafeína no
perdona. Mientras la Salido y niños
en su fiesta particular por problemas con
las sábanas.
Con
el calor que habíamos pasado, menudo
"bajón" de temperatura.
Cada uno a su camarote y a dormir con el
movimiento del barco, que esta vez sí
era bastante perceptible.
Jueves
10 de agosto. EN RUTA. RAQUEL Y JOSE.
Último
día de expedición oceánica
de 2017 y día que quedaría
huérfano de crónica si por
la organización hubiera sido, pero
creemos que merece tener también
su papel en el recuerdo de este viaje, ya
que, fue otro día igualmente compartido
por todos los topodivingianos.
Para
algunos se resumiría en dormir y
dormir, otros combinarían dormir
con alguna actividad más, como fue
recibir un masaje o comer, y están
los que basarían la dedicación
de su tiempo al juego, bien fuera infectando
o sanando órganos con el juego estrella
del viaje: el VIRUS (con permiso del Bingo
y el Atención, Atención, pregunta),
bien al bingo o en el Gran CASINO clandestino
situado en el camarote de las Pereas con
el maestro crupier el ilustre Topo Palomino.
La 7 y media, el bingo, donde las hermanas
lo bordaron, llevándose la línea
y bingo especiales y el resto de familias
rascando algo con las repetidas repescas
de bingos tras la primera cantada. Todas
menos los Magantos, que quedaron en blanco
en el bingo, pero que luego se resarcieron
a base de bien con la ruleta, gracias a
apuestas desorbitadas de mortadelos que
salieron bien casi todas, permitiendo recuperar
con creces lo perdido en multas y más
multas (aprovechando, diremos que algunas
justas, otras no tanto, ejem). ;-P ¡Y
menos mal que dio tiempo! Porque los Grimaldeños
estaban muy pesados con el tema de desalojar
los camarotes. ¡Si íbamos con
una hora de retraso en la llegada y quedaban
casi 3 para llegar!
No
hay que olvidar que también dio tiempo
a sesiones de manicura y a redacciones de
crónicas, donde sobre todo Celia,
prestó su inestimable colaboración
a más de un redactor (¡Muchas
gracias!).
Y
cómo no …. ¡La esperada clasificación
definitiva de Mortadelos! Los Salidos, en
desventaja por su abandono obligado de la
expedición por unos días,
no pudieron remontar la falta de participación
en ese tiempo por lo que tuvieron que quedar
relegados al último puesto. Ni la
suerte en los bingos de las hermanas, ni
la sabiduría de los Elviras en las
preguntas, ni la fortuna de que la señal
del walkie de los Julios llegase antes al
walkie de los Topos que las del resto, ni
una mezcla de todas de los Pereas junto
a la jugada maestra de las Pereitas en el
último “Hagan sus apuestas” de la
ruleta pudieron desbancar de la primera
posición a … ¡Los Magantos!
Que pese a tener que apechugar con unas
cuantas cuantiosas multas debido a la sensibilidad
extrema de la organización supieron
reponerse y sacar un amplio margen a sus
competidores.
Tras
los vítores … llegó lo inevitable:
la despedida. Siempre tristes salvo que
se arranque uno a cantar “adiós con
el corazón, que con el alma no puedo”
como algunos de los Oceánicos y se
ponga la vista en la lectura de crónicas,
visionado de fotografías y la mente
en la próxima. ;)
Cada uno a sus coches, desembarco y rumbo
a los respectivos siguientes destinos, siendo
el de los Topos, hermanas, Julios, Salidos
y Magantos compartido una noche más
en un hotelazo de Zaragoza.
Y
esto es todo amigos. Al año que viene
¡más y mejor! ;)
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