Oceanica 2.018

Siros - Mikonos -Atenas

 

CRÓNICA DEL VIAJERO OCEÁNICO

Jueves 2 de agosto. MADRID–ATENAS-EL PIREO. JULIA.

Arranca la Oceánica helena!! (y esta 17ª edición se la dedicamos a nuestra topita Elena).
Barajas, 15h. Mientras los Salidos ya se encuentran en Atenas entrenándose con la gastronomía y los vocablos griegos, el resto del pelotón coge posiciones en la T4 a la espera de embarcar, unos en los columpios, otros en el McDonalds, aun sin saber que probarán para el regreso otra franquicia en tierras griegas.
Aunque, desde luego, para qué tantas prisas en embarcarnos, pues nos tocó esperar más de 1h dentro del avión por el atasco aéreo según el comandante...
Pero sí, llegamos todos con todas las maletas a Atenas, y para nuestra tranquilidad, la conductora del autocar aún seguía esperándonos en el parking del aeropuerto para llevarnos hasta El Pireo, desde donde saldríamos al día siguiente para Syros.
¿Autocar? Evidentemente, ya que esto de las Oceánicas va subiendo de categoría y ahora viajamos con chófer y con nuestro propio cartelito en el parabrisas: Grupo Topodiving. Qué nivel!!.
Bueno, bueno, que el vehículo tuviera en su interior luces rojas de neón tenía su explicación... iba a juego con el supuesto hotel en el que íbamos a pernoctar: uno con cama y jacuzzi en forma de corazón y con espejo en el techo. Aunque al final el Topo pensó que no estábamos preparados para emociones fuertes y que esa noche tocaba descansar.
Así que, para disgusto del Maganto, (que debía ser que el jacuzzi en forma de corazón le llamaba la atención), terminamos en un hotel respetable, amplio y nuevo, lo suficiente para el descanso de unas pocas horas. Esa era la idea, dispersarse inmediatamente cada cual a su aposento. Pero no todos hicieron lo mismo... los Magantos cumplieron con su ritual: ruta de cervezas para inspeccionar la zona de El Pireo, una urbe que tiene vida propia por la noche, aunque no será en esta Oceánica cuando lo comprobaremos.

 

Viernes 3 de agosto. El Pireo - Isla de Siros. JULIA.

Comienza la Oceánica madrugadora: a las 6am, (hora de apertura del buffet desayuno en el hotel), un nutrido grupo de oceánicos ya estaba en la puerta del restaurante preparado para rellenar los estómagos. Desayuno rápido y salida aún más rápida para recorrer a pata el trayecto de 800m hasta el puerto del Pireo y embarcar rumbo a Syros, isla del archipiélagos de las Cícladas. En la subida al barco ya tomamos nota del carácter de los griegos, que por menos de nada se gritan en los pasillos sin entender muy bien por qué... Nosotros preferimos usar la técnica Disney del Topo y nos hacemos con una zona de mesas y sillas cerrada al público que abren ex-profeso para nosotros, aun cuando vayamos con la tarifa súper económica en los 23 billetes. Qué destreza la de nuestro líder!. Esta zona será nuestro campamento base cada vez que cojamos un barco de la compañía Hellenic para ir de isla a isla. Aunque no creáis que pediremos permiso para establecernos el resto de ocasiones: no tomaremos en cuenta los mensajes de zona cerrada..., pero es que el polo de Topodiving da un extra de autosuficiencia a todo aquel que lo lleva y no necesitamos autorización para acciones grupales tales como realizar el abordaje a una zona restringida...

Pues bien, a los 5 min de habernos situado en las mesas, ya estaban insistiendo los pequeños a los Maganto para que sacaran sus juegos de mesa. No sé qué haríamos sin esta pareja tan abnegada, que es capaz de hacerse cargo de todos los renacuajos sin perder nunca la sonrisa...
Pero no contaban con la astucia del Topo, cuando no habiendo pasado un par de vueltas jugando al Jungle Speed, ocupó su posición de líder y reagrupó a los minis alrededor de su fajo de mortadelos. Y es que algun@s por un par de mortadelos matarían... gymkana al canto y cielos! padres durmiendo en sus butacas y el Topo jugando al póker con menores de edad!!. Esto se nos va de las manos, pero, claro, que no se diga luego que la Oceánica no es una escuela para la vida real... aquí se aprende lo que los peque-oceánicos necesitarán poner a prueba algún día en alguna cafetería de universidad...
4h de suave marejada para Sara y Gloria gracias a la biodramina y volvemos a tierra saliendo a pie del barco. Una sensación extraña, pues no nos subimos a ningún coche en la bodega del barco, pero ya hemos dicho que esta Oceánica viene con chófer incluido en cada desplazamiento. Buscamos nuestro nuevo autocar en el puerto y ponemos rumbo al Dolphin Bay Family Beach Resort de 4* en Galissas. La primera percepción, positiva: 2 piscinas, tobogán acuático, palomitas y helados gratis para los niños, playa decente a la derecha y otra indecente más escondida a la izquierda. Buffet en desayuno y comida en restaurante con reserva de mesas para los 23. No nos podemos quejar. Nos esperarán días de relax, sin desplazamientos para pisar la arena y con piscina para los que no quieran pisarla. Esto tiene buena pinta. @Araceli, nos dará tiempo en el restaurante a aprender un poco de griego aunque no haya premios de mortadelos por ello: Kalimera, Kalispera, e??a??st?, ???a, Parakalo,... Oju!! necesitamos más de una semana para ser capaces de enterarnos de algo más!

Y ya empieza nuestra primera excursión. Tarde para ir al este de la isla, a la capital, Ermoupoli o Hermópolis, es decir, a la ciudad de Hermes, con unas tiendas muy monas pero cerradas a las 18h. Esto no tiene vida, es lo que nos viene a la cabeza a algun@s... Tomamos nuestro helado de rigor en la mejor heladería de la capital según la recomendación local, (los hemos probado mejores...) y rumbo a la plaza del ayuntamiento (Miaouli Square) para hacernos nuestra foto oficial, con bandera incluida y con nuestra indumentaria elegante de paseo, aún limpita. Visita por la ciudad -foto ahora de nuestra peque-tropa en las escalinatas de la Iglesia de la Dormición- y vuelta a las callejuelas, a cenar todos puntuales en un restaurante pintoresco donde comprobaremos, para disgusto de Inés, que los griegos usan el queso en el desayuno, comida y cena, frío, caliente, solo y acompañado. Fin de la cena, (no sólo de queso vive el griego), y constatación de que estos isleños son listos para el business del shopping: las tiendas se abren cuando la gente compra y a las 22h la zona se viste de largo con escaparates luminosos y calles bulliciosas.
Entonces es cuando nosotros nos marchamos al hotel con nuestro chófer Antonio y cada uno a su habitación, que la noche no da para más y al día siguiente algunos tendrán que madrugar.

 

Sábado 4 de agosto. Isla de Siros. ALMU.

Nuestro primer día de buceo en el mar Egeo.
Habíamos quedado a las 8:45 en la recepción del hotel con un tal Nikos, dueño del club de buceo, para ir gestionando los papeles de titulación y seguro y luego irnos tranquilamente con él al puerto y así comenzar nuestra aventura subacuática por estas tierras. Pero la cosa se demoró un pelín porque hacia tantísimo viento que Nikos tuvo que ayudar a un amigo a recuperar su barco que, con el viento, había decidido soltarse del amarre y quedarse a la deriva.
Eso supuso que vinieran a buscarnos la mujer, su hija de 4 años y su cuñada, en dos coches enanos que se caían a cachos.
Llegamos al puerto y al salir del coche tuvimos que meternos unas piedras en los bolsillos para no salir volando. Allí esperamos a la furgoneta con el material mientras echábamos una visual al entorno dándonos cuenta de que no había ni un WC por los alrededores para hacer el último pis antes de embutirnos en el traje de neopreno. Alguna entró en pánico y decidió no beber más agua en lo que quedaba de mañana.
Por fin llegó Nikos con su furgoneta aún más vieja que el coche de su mujer y con un estilismo que nos dejó sin palabras a las chicas. ¿Recordáis esa imagen de Torrente en bañador? Pues algo así, pero a lo griego.
También llegó Alessandro, un italiano que venía con nosotros para hacer la octava inmersión de su vida. Y nosotros que pensábamos que era el patrón que venía a quedarse cuidando del barco en superficie y así evitar que el viento nos la jugase.
Teniendo a un novato en el grupo ya sabíamos que el buceo de hoy iba a ser en un bebedero de patos, pero lo que no sabíamos era que Nikos había decidido hacer sólo una inmersión y después devolvernos al hotel. Por lo visto hacía mucho viento como para bucear dos veces, pero no para bucear una vez. (Aún sigo intentando entenderlo)
Como todos llevábamos material alquilado del centro de buceo (salvo el pijo de Julio), una vez que nos tiramos al agua, decidimos ir bajando por el ancla para chequear bien todo: oídos, plomos, chaleco, aletas,.... mientras el italiano y Nikos terminaban de equiparse. Una vez que llegamos abajo vimos caer por la borda del barco un ballenato con una botella de buceo. Era Torrente, que había decidido bucear con su minibañador para que las chicas del grupo tuviéramos algo interesante que ver durante la inmersión. Con razón el tío nos decía que hacía mucho calor como para bucear con traje largo. ¡Él no llevaba ni una ligera licra para disimular su cuerpazo!
Y, efectivamente, no hubo nada más interesante que ver durante todo el buceo.
Lo bueno vino después. Ya en puerto, con todo recogido y nuestras dos conductoras esperando en sus limusinas para llevarnos a comer al hotel, Julio nos deleitó con dos julitadas. ¿Qué sería de una Oceánica sin sus julitadas? Pues sería una viaje normal y corriente organizado por cualquier agencia de viajes, pero no una Oceánica en toda regla.
La primera fue la desaparición de la máscara de Raquel. ¿Para qué perder el tiempo buscándola por todos sitios? Se mira directamente en la bolsa de Julio y, voilà, máscara encontrada.
La segunda fue consecuencia del viento, que provocó que la cartera de Julio se abriera y salieran volando hacia el mar 300€. Cualquier mindundi se hubiera tirado al agua para recuperar su presupuesto de las vacaciones, pero Julio tiene un BMW y una hipoteca de más de 30 años, y los 300€ son calderilla.
El que acabó en el agua fue el Maganto, que consiguió recuperar todo el dinero. Y, aparte de no llevarse nada al bolsillo como recompensa, se lleva un corte en la rodilla con la escalera de salida del agua. Menos mal que nuestra segunda conductora era doctora y llevaba botiquín.

La planificación inicial de la tarde con la excursión en barco de playa en playa fue cancelada por culpa del vendaval, así que, tras la comida todos juntos en el hotel tuvimos SIESTA. Pasan los años y los oceánicos nos hacemos mayores y necesitamos menos caña y más relax, con lo cual, pedazo de siesta que nos echamos todos. Y después, playa, piscina pequeña (la grande estuvo cerrada porque a un niño se le soltó el esfínter y puso aquello perdido) y pesca. Se pudo comprobar que en esas aguas no funciona la técnica de cebar a pan a los peces porque sólo fueron capaces de pescar una dorada. A cambio se llevaron un buen remojón por las olas continuas en el espigón.
La noche era cena libre, pero como somos un grupo y estamos aún en el tercer día, pues nos hace ilusión cenar todos juntitos. Así que, allá vamos los 23 a buscar una mesa para todos. Terminamos en el garito más lleno de todos y con el tío más bueno de toda la isla como camarero. La comida era lo de menos, lo mejor, las vistas ;-)=

 

Domingo 5 de agosto. Isla de Siros. MARIPAZ.

Mientras los buzos estaban bajo el nivel del mar, los que permanecíamos sobre él, nos dedicamos a “playear” y “piscinear”. Todo un lujo en esta oceánica, especialmente la temperatura del agua contratada, la Topa y yo fuimos felices dentro de ellas durante los 5 días de estancia en el hotel.

Cuando regresaron los buzos, comimos todos juntos en el restaurante del hotel, aunque he de decir, que algunos más juntos que otros, como Marcos y Juan Luis que se pasaron todos los días pegado como lapas.

A las 16 en punto, tras una brevísima siesta y enfundados en nuestras camisetas rojas, nos subimos en el Antonio’s Bus para pasar la tarde visitando la isla de Syros.
Nuestro líder nos preparó un paseíllo por playas de Finikas y Posidonia, Megas Gialos, Vari y Azolimnos, para terminar en Ermoupolis, en el Ano Syros. Una preciosa ciudad medieval en la que nos perdimos por sus curiosas y empinadas calles. Visitamos diferentes lugares, nos comimos el habitual helado, visitamos sus ermitas, iglesias y plazas. Mientras tanto y siguiendo los clarísimos carteles indicativos repartidos por la ciudad, el Topo localizó el restaurante con el que nos sorprendería el último día de estancia en la isla.

Antes del regreso fuimos a visitar la Catedral de San Jorge. El autobús nos dejó en la mismísima puerta de la catedral, donde Fran hizo una preciosa foto de la fachada con el autobús planto plantado delante de la catedral tapándola casi completamente.

A las 20:30h el bus nos trajo de vuelta al hotel y cenamos todos juntos en el bar del hotel, el restaurante Kabos, muy a pesar de Jose Magantos que le hubiera gustado repetir las sardinas del día anterior.

De ahí a la cama, ya que al día siguiente tocaba madrugar un poco más, para ir a la famosa isla de Mykonos.

 

Lunes 6 de agosto. Isla de Mikonos. GLORIA.

Hoy los buzos descansan y no tienen que madrugar. Tras el desayuno como siempre en el buffet libre del hotel, el grupo al completo salimos en el autobús a las 10:00 camino de Ermópolis para coger el barco dirección Mykonos.
Sobre las 10:30 llegamos al puerto y nos toca esperar un rato, así que entrada en un chino para que las Perea compren el correspondiente flus-flus para el servicio de refrescación, y paseíto al sol por el puerto. Qué calor!!!! Así que decidimos meternos en la estación de espera del puerto al fresquito, que hay aire acondicionado. Qué alivio… aunque esto nos supondrá no estar a la cola en la calle para intentar entrar los primeros en el barco para coger sitio. Sobre las 11:20 llega el barco derrapando, sí, literalmente. Alucinante la maniobra de atraque en el puerto, qué control…., y allí vamos, como borregos conseguimos entrar en el barco, y como ya lo conocemos, nos vamos a ubicar a nuestro rinconcito en la cafetería. Mala suerte, el barco viene de “El Pireo” y viene bastante lleno, así que la esquina de la otra vez no está disponible, pero nos acoplamos como podemos en las mesas que hay libres. A las 11:30 el barco zarpa, en 10 minutos hemos entrado todos, no me extraña, el control es prácticamente nulo, cuentan los billetes y las personas que acceden y poco más…
Antes de la llegada a puerto ya nos indican que debemos bajar para salir lo antes posible, así que allá vamos, nuevamente como borregos, y bajamos a la parte donde está la rampa de salida, disfrutando ahora desde dentro nuevamente de la maniobra de derrape para el atraque del barco. Salimos todos como podemos, ¡¡¡¡qué cantidad de gente hay en el puerto!!!! Unos salen y otros quieren entrar….
Tras un poco de despiste porque no encontramos nuestro conductor con cartelito de Topodiving, el Topo se adelanta y da finalmente con el autobús, así que allá que vamos el resto entre tanta gente y a las 12:30 ya estamos montados en el autobús con nuestro nuevo conductor y camino del puerto Viejo.
Una vez bajados del autobús, vamos todos dirección a la zona de la pequeña Venecia y los molinos de viento. Nos adentramos por las callejuelas donde hay infinidad de tiendas, qué pena no tener tiempo para fundir la tarjeta (lo que nos falta es tiempo, no pasta, ja, ja, ja), porque menudas tiendas de ropa, joyas, etc. Se nota que en esta isla se mueve pasta, menudos hotelitos se ven por la zona y mucho postureo, eso también, que las chicas y los chicos van todos muy monos. Por fin nos encontramos a algún español, que hasta ahora no habíamos dado con ninguno. La matriarca de los Perea se encuentra con un chico de su equipo, qué pequeño es el mundo, no me digas….
Tras recorrer la zona de la pequeña Venecia, vamos en busca del sitio para comer nuestro primer Gyros. Tras un montón de vueltas por las callejuelas, finalmente lo encontramos, un lugar pequeñito donde hay dos mini mesas para sentarte a comer en la calle, y con este calor que está cayendo…. En fin, nos metemos dentro como podemos a pedir, y resulta bastante complejo, porque el que preparaba la comida hacía oídos sordos a lo que le pedías, “only meat” y el tío te planta el Gyros con cebolla, salsa de yogurt y patatas…. La familia de los Julios monta en cólera, porque solo lo querían con la carne y patatas, así que vuelven a pedir otros tres Gyros, y ahora solo los ponen con carne, las patatas ni vienen, pero bueno, ya no vamos a protestar más, que hay que comer para ponerse nuevamente en marcha. Los tres Gyros completos sobrantes de los Julios ya se encarga el grupo de no dejarlos allí, hay mucha hambre….
Una vez terminamos de comer, volvemos a recorrer las callejuelas en busca del correspondiente helado. No está mal el heladito, aunque nuevamente nos lo tomamos sentándonos en la poca sombra que pillamos en la calle.
Una vez tomado el helado, el grupo se divide, unos se van de compras a comprar los primeros vestidos Helenos, gorras y suvenires varios, y otros nos vamos dirección a los molinos de viento.
A las 15:30, con una hora de retraso sobre el plan inicial, nos reagrupamos todo el grupo nuevamente en el puerto viejo y nos montamos en el autobús para recorrer la isla.
Tras una subida por unas carreteritas bien estrechas, que por cierto, qué control tienen los conductores por estas carreteras que cabe un autobús y poco más…., llegamos al Faro que está situado en la parte norte. Algunos bajan del autobús para ver las bonitas vistas, y otros se quedan al fresquito echándose la siesta en el autobús. Ha merecido la meta, ¡¡¡¡qué vistas tan impresionantes!!!!
Tras las fotitos de rigor, volvemos al autobús camino ahora de Ano Mera. Nuevamente parada y bajada del autobús. En esta ocasión algunos visitan el monasterio y damos un paseo breve por la plaza del pueblo y avituallamiento de agua, ¡¡¡¡que hace mucho calor!!!!!
De nuevo al autobús, ya camino de la tan ansiada playa de Paradise Beach. Una vez que llevamos a la supuesta playa, nos bajamos y nos encontramos con una zona de baños, ¡¡¡qué preparado está todo!!! Y allá vamos, entramos por una puerta donde nos encontramos unos animadores bailando encima de un escenario, una música cañera que no veas, y las tumbonas a rebosar de gente. Nosotros con nuestro polo más monos que nada, y todo el mundo mirando, ¿de dónde vendrá esta gente con estas pintas?, pensarán…. Algún español nos identifica y nos dice, ¡¡¡ahí está, Españoles!!! Y nosotros orgullosos, sí señor.
Bueno, el objetivo es darse un bañito en esta playa, así que identificamos una zona a la derecha que no tiene hamacas, y allí que vamos a invadirla. La mayoría se mete en el agua, y otros decidimos que para el poco tiempo que tenemos, preferimos dar una vuelta a conocer el famoso garito Tropicana y tomarnos un mojito o piña colada con estas vistas. Menuda clavada, 10 euros por mojito, pero bueno, nos lo tomamos tan a gusto con estas vistas y música.
Hay algún incidente en el agua, a Olivia y Celia les ha salido un sarpullido en parte del cuerpo, no se sabe si por alguna planta que les haya tocado al nadar cerca de unas rocas, pero son muy valientes y no se quejan, y disfrutan del baño como el resto.
Poco ha durado el disfrute de esta bonita playa, qué rápido ha pasado la hora, así que algunos vemos a toda prisa el Tropicana, hacemos algunos vídeos y fotos de los cachas que había bailando, y nada, de vuelta al autobús. Qué pena no poder haber disfrutado más de esta playa, nos pilla un poco lejos de Siros, sino está claro que volveríamos seguro a disfrutar del ambiente, subimos un poco la media de edad, pero no importa, nuestra alma es joven, ja, ja, ja
Volvemos en el autobús al puerto, y a las 20:00, nuevamente con retraso sobre la hora prevista, está claro que lo nuestro no es la puntualidad en las salidas de los barcos, regresamos a Siros. Vistas de puesta de sol en el barco, juegos, peinados varios, y nada, llegada al puerto y tras recogernos Antonio en el autobús, nos vamos de vuelta al hotel.
Vamos un poco justos, porque el buffet cierra, así que nada, directos a cenar y a la cama, que mañana hay nuevamente buceo y algunos tienen que madrugar.

 

Martes 7 de agosto. Isla de Siros. PAULA.

Hoy nos toca una mañana tranquila (para los no buzos, claro), desayuno y tiempo libre en nuestro “family beach resort”. Podremos disfrutar de nuestro último día completo en Syros entre la playa y la piscina para variar. Hoy podemos estar contentos, hemos conseguido meter (ojo, y que aguanten) a Marcos y Elena en el mar, más de una vez se querían escapar hacia la piscina.

Tras varias horas de aquí para allá, a las 14:00 (hora helena) vamos a comer al buffet en donde nunca falta la ensalada griega (principalmente tomate, queso y, pepino a desgracia de Jose Maganto). Allí nos encontramos con los buzos que acababan de llegar y nos cuentan lo visto en sus inmersiones, en una de ellas entraron en cuevas y en la otra bucearon alrededor de un barco romano hundido y sus numerosas ánforas (bueno mejor dicho sólo sus ánforas y restos porque lo que era barco barco, no había).

Una vez finalizada la comida y la charla tendremos tiempo libre hasta nuestra siguiente actividad, tiempo suficiente para pegarse un baño y los más perezosos echarse la siesta. A las 16:30 nos recoge nuestro chófer Antonio y nos lleva a todos hacia la playa de Kini pasando “al lado” y no “por” Santa Bárbara ya que no parecía lo suficientemente interesante como para que se metiera en la lista de objetivos del equipo Topodiving. Al llegar a nuestro destino vimos que la playa tenía más olas y algas y, que aunque fuese diferente, no superaba a la nuestra de Galissas por lo que tras una votación decidimos volver.

A las 18:30 nos presentamos en la salida del hotel para ir a Ano Syros en autobús; eso si, no todos ya que faltaban los Maganto y para colmo sin la indumentaria que tocaba, suponemos que no consideraron la actividad lo suficientemente oficial como para llevar la camiseta puesta. Tras una escalonada y larga caminata, e insisto, sobretodo escalonada; llegamos a nuestro restaurante previamente reservado, que aunque no fuese muy lujoso comparado con el nivel del que venimos acostumbrados (con hotel 4* y chófer), tenía unas vistas de toda Eurmoupoli para envidiar.

Y toca vuelta a casa, los más cansados a dormir, los Salido a hacer las maletas (que a quienes se les acaban las oceánicas, mañana tendrían que marcharse temprano) y mientras el resto a recibir el “meeting” para mañana y ya de paso debatir si Reunión, Israel, Argentina.... eran destinos realistas para la próxima oceánica o estábamos locos. Y cómo no, antes de dormir nos faltaba nuestra partida de Ping-pong, ¡que sean las 11 de la noche no significa nada!. Así que tras una breve explicación por parte del Topo de cómo se juega realmente al Ping-pong (o más finamente, tenis de mesa) en parejas; nos pusimos a jugar. Y mientras Raquel, Jose, Paula, Celia y en ocasiones el Topo se dejaban sudor y sangre sobre la mesa; Gloria, Javi y Sara hacían de las suyas jugando con el Junglee Speed. Y si creíais que el día había acabado estáis equivocados, sobretodo para los julios, digamos que cuando se apresuraban a entrar a la habitación, “alguien” se quedó lo suficiente profundamente dormido como para enterarse de que llamaban a la puerta. Vaya noche!.

Menuda sorpresita nos llevamos el último día de buceo, cuando pensábamos que los fondos de Syros nos iban a defraudar considerablemente por su falta de vida más allá de un palmo de tamaño, nos encontramos con la visita de una zona donde hace 2.500 años un barco romano decidió comenzar su largo sueño bajo el mar dejando descomponer su armazón de madera para dejar toda su carga de ánforas de vino y aceite desparramadas por el fondo marino amontonadas acertándose a vislumbrar la pasada silueta de su contenedor. No importaba que todas estuvieran rotas por el paso de los 2 milenios, el espectáculo era emocionante, tanto como para hacerme dudar de meterme en el bolsillo del chaleco una lamparita de aceite, a modo de candil, que encontramos entre los restos. Me porté bien y la dejé allí para que otro buzo futuro tuviera mi misma fortuna, aunque tenga la certeza que probablemente el siguiente no tenga los mismos miramientos y termine en un cajón de un armario de su casa o con mal gusto encima de su televisor. Vimos hasta algún soporte donde se sujetaban las ánforas en su viaje. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto en aguas mediterráneas. El resto del buceo será para olvidar pero solo por esa inmersión y los 15 minutos que pasamos en aquel barco romano sin nombre ha merecido la pena ir hasta esa isla y será una inmersión que no caerá en el olvido.

 

Miércoles 8 de agosto. Isla de Siros - Atenas. RAQUEL.

En esta ocasión, para algunos oceánicos la noche se nos prolongó más de lo que venía siendo habitual y la inauguración de este miércoles 8 de agosto pilló a la matriarca de los Julios y a sus dos polluelos, a dos de las Pereítas y a los Magantos intentando alargar la noche del día anterior entre partidas de Jungle Speed y Ping pong.
Mientras esperábamos la ansiada y siempre ocupada mesa de ping pong, preparamos la mesa de juego para conservar las cartas del Jungle Speed utilizando " papers to clean my mouth and hands" que habíamos conseguido del bar del hotel y que más tarde aprenderíamos que puede resumirse en un "napkins". Una vez conquistado el terreno de juego del ping pong, los representantes de los Julios y José Maganto a intentar hacerse con el totem y las representantes de los Pereas y la Maganto a poner en práctica lo entrenado la noche anterior. Otra vez hubo que sacar calidad para contrarrestar las deficiencias de la mesa, de las pelotas y palas, y la luz, claramente antirreglamentaria que impedía una buena visión del juego. El cual se vio interrumpido por la aparición estelar del gran Topo que instruyó sobre las reglas del ping pong y que se echó una partida épica. Despedida del Topo para irse a descansar e intercambios de jugadores entre ambos terrenos de juego, hasta la llamada de la Perea Madre para poner fin al transnoche. Acompañamiento de los Maganto a las Pereitas hasta su habitación ante la inesperada e inexplicable falta de "habilidad" de las mismas y la otra julitada del día que dejó a Gloria y sus peques sin poder entrar en la habitación y con ronquidos que superaban el umbral de decibelios permitidos.

Una vez recargadas las pilas, tras unas horas de sueño, el día amaneció con una nueva despedida a los Salidos en el desayuno. Tras la cual, los recogió el autobús oceánico para llevarlos al aeropuerto abierto sólo para ellos, al igual que el vuelo, un avión privado que le llevaría a Atenas.

El resto de oceánicos que continuaríamos el viaje, dedicamos esta mañana a distintas actividades; nadar, dormir, leer, playa, piscina con su tobogán acuático y otras más especiales como la de Gloria de recibir tratamiento de las expertas para recuperar la espalda o la pesca. En relación a esta última actividad, el Topo se encontraba pescando plácidamente con su profesional caña, hasta que los Magantos llegaron junto a él para ver cómo los peces le tomaban el pelo comiéndose el pan pero sin picar, como después un par de italianos se pusieron en su área de pesca espantándole los peces, ¡como si no hubiera mar donde ponerse!, como el viento se pondría también en su contra, y teniendo que aguantar al Maganto dándole lecciones de pesca manual con la que consiguió alzarse con dos peces, frente a los cero conseguidos por él.
Ducha de los oceánicos en la habitación que el hotel había prestado para dejar las maletas, última comida en el buffet del hotel de Siros y última julitada en esta isla: atrapar una avispa entre un plato y un cuenco para dejarla como sorpresa a los amables camareros. Menos mal que ante las reprimendas del resto se lo advirtió a la chiquilla que estaba controlando las mesas, quien dio un gritito de espanto pues era alérgica. No sabemos cómo acabarían solucionando el tema en cocina, pero esperamos que nadie saliera damnificado.

Último viaje en el bus privado para llevarnos a Ermoúpolis donde cogeríamos un rato más tarde el barco que nos llevaría a Atenas, dando comienzo a la etapa más cultural de la Oceánica.

El barco, distinto a los que habíamos cogido anteriormente, ni tenía la tripulación mañosa que hacía derrapar al barco y empezar casi el desembarque antes de llegar a puerto de los otros, ni había respetado la capacidad ya que iba seguro por encima de las plazas permitidas, bien por fraude de la gente que los falsifique dada la escasa verificación, bien por sobre venta.
Lo más relevante del trayecto fue la segunda tanda de juego con los mortadelos como protagonistas (con permiso de los propios jugadores y del maestro del juego). Ante la ausencia de los Salido, hubo reestructuración de equipos. Celia, abandonada por sus hermanas que no quisieron participar, tuvo que enfrentarse en solitario a las pruebas. Los hermanos Julios formaban otro equipo y los Magantos el otro participante. Una vez finalizada la tanda de preguntas y recorridos por el barco para obtener las respuestas, se abrió la parte de azar. Con los crupiers Marcos y Topo al frente del dado y del póker, respectivamente, se irían haciendo apuestas con los mortadelos conseguidos en las pruebas anteriores y también en el juego del viaje inverso: Atenas - Siros. En el póker los Maganto tuvieron que empeñarse, al haberlo perdido todo, para poder apostar en la única ronda en la que la suerte estuvo de su lado, siendo el empeño de 5 mortadelos por José y 500 por Raquel. Para recuperar la libertad los Magantos tuvieron que entregar 700 mortadelos a la banca, siendo todos para recuperar a Raquel, ya que, a Jose la banca lo devolvió gratis. Por victoria aplastante, Celia se erigió como ganadora y se llevaría un helado a elegir como premio en Atenas. Los Magantos en segundo lugar y los Julios después.

Llegada al Pireo, el puerto de Atenas, donde mientras esperábamos a que llegase nuestro autobús privado, unos cuantos niños pasaron entre nosotros pidiendo. También se acercó la que creímos era la madre con un bebé en brazos. Como sucede ante estas situaciones, sentimientos encontrados y conflictos internos.

Viene el bus privado, nos subimos, y tras una impaciente espera ... ¡Ohhh! ¡Se encienden las esperadas luces rojas del autobús! Camino hacia el nuevo hotel, que sería nuestro alojamiento hasta el final del viaje y donde se produciría una nueva julitada: se queda encerrado en el baño de su habitación, pero finalmente lo solucionaron en la intimidad de la familia.

Cena griega del grupo en la terraza del bar de al lado y cada mochuelo a su olivo sin la dilación que había habido en el comienzo de este día.

 

Jueves 9 de agosto. Atenas. JULIA.

Hoy empieza el tour por Atenas. El hotel está estratégicamente situado a 20m de una estación de metro, Larissa Station, lo que nos permitirá hacer una parada al mediodía para regresar a la habitación y tomar una siesta reparadora, o darse un chapuzón en la piscina como Gelen, al estilo de Esther Williams chapoteando con el Partheon de fondo. Qué glamour!

¡Cielos!, ¡qué nos está pasando!, ??, ¿ahora incluimos descansos en la planificación de nuestras oceánicas? Aunque pudiera parecer que nos hemos relajado... nada más lejos de la realidad: este chute para recargar pilas permitirá a pequeños y mayores seguir con el ritmo de la expedición, pues son 17km los que finalmente andaremos hoy, que no está nada mal. STOP. Momento para un reconocimiento para los pequeños: Elena, Marcos, Javi, Celia, Sara, María y Paula, pues demuestran que son merecedores de pertenecer a esta tropa Topodiving. Qué disciplina y entrega para cumplir cualquier misión. (Recordamos en este punto a Sarita, Juan Luis y Olivia del escuadrón oceánico 2018, a quienes echan de menos sus amigos en esta etapa continental).

Volvamos a la crónica...
8.30h salimos del hotel camino a la estación para comprar los billetes de metro. Nos costará un poco hacernos con ellos, pero es que no contábamos con que la tarifa reducida de niños no la activan en las máquinas expendedoras y las taquillas con humanos para certificar que llevamos niños brillan por su ausencia. Aunque no se entiende este control, si luego algunos atenienses se cuelan aprovechando nuestra propia apertura de torno... El caso es que más de una vez irán los niños con ticket de mayores como donativo de Topodiving con el metro de Atenas.
¿Primer destino? La estación de Thissio. Para poder disfrutar no ya del mayor cementerio de Atenas, el de Kerameikos, nombre proveniente de encontrarse ubicado en la antigua cuidad de los ceramistas, (ya nos contará Joselito el por qué de este barrio, que estuvo muy atento a las explicaciones de nuestra guía Vicky del Segway). Pues eso, como venía diciendo, lo más importante no era ver este punto de interés turístico como prioritario, sino sacar el bono sin colas en esta taquilla para ver después todas las maravillas arquitectónicas de Atenas cuando se requiera entrada de pago. Ya por la tarde nos dirá el Topo en el Parthenon : mirad, mirad, las colas que nos hemos ahorrado gracias a la estrategia Kerameikos first, Partheon después!.
Y con nuestra fotito de marea roja en la puerta del cementerio, nos vamos un ratito a pie y otro en metro para consumir historia durante la mañana e incrementar el contador de pasos haciendo el check en multitud de parajes históricos: las ágoras antiguas griegas y romanas, la plaza de Monasteraki, la biblioteca de Adriano, la Torre de los vientos, la Catedral de Atenas... En el caso del mercado central fue un visto y no visto para Ana y Fran..., a quienes su delicado olfato les obligó a forzar la marcha en el paso por los puestos cárnicos donde los tenderos mostraban orgullosos el género con el cual abastecen al resto de tiendas de la ciudad. Y antes de comer, parada obligatoria para ver el cambio de guardia a las puertas del Parlamento. Pobres guardias, estirados más por obligación que por devoción, con el calor que hacía y con esas chaquetas abotonadas hasta el gaznate y sus leotardos gordos incluidos mientras nosotros hacíamos uso de nuestros freeze-freeze y de los servicios de refrescamiento de Novical.
En la tarde, la visita cumbre a la Acrópolis, donde no se puede entrar con otro líquido que no sea agua, ni con ningún medio de locomoción con ruedas, no vaya a ser que arañemos algún escalón... Así que Elena y Marcos, ea!, a patita o a grupa, y colina arriba para disfrutar de la majestuosidad de este entorno. Ya dentro, nos encontraremos con el teatro de Dionisio, el mayor teatro de la Antigua Grecia, que nos recordará a Pompeya, (que no se diga que no nos culturizamos en nuestras Oceánicas...), veremos también el Templo de Atenea Niké, construido por Calícrates y que conmemora el triunfo de los griegos sobre los persas, (Nike es el nombre de la diosa griega de la victoria y se la representaba como una pequeña escultura alada en la mano de dioses como Zeus o Atenea. Así que no es que el templo esté patrocinado por la marca deportiva, sino más bien que los de marketing cogieron prestado el nombre de la diosa para cultivar el cuerpo...). Y siguiendo con los monumentos visualizaremos el Erecteion con las 6 cariátides que soportan el peso del templo sagrado en el lugar de las columnas, y que harán un hueco en la foto a Paula y Celia, vestidas con un traje heleno mimetizadas con el entorno. (Caerán más trajes y sandalias a juego en el grupo cuando el Topo nos deje el sábado comprar en las tiendas de Plaka...). Y, por supuesto, nos fotografiaremos con el Parthenon con andamios incluidos, perennes desde hace 35 años con motivo de la restauración de sus 1.852 toneladas de mármol. (¿Le harán el photoshop para eliminar los andamios en las fotos oficiales?)
Finalizaremos la visita con la subida a la colina Aeropagus donde se reunía el Consejo y desde la cual la panorámica del Partenón es espectacular, como atestigua una pareja de novios con traje nupcial incluido.
Después de esta inmersión histórica, regresamos a la civilización moderna paseando por las calles comerciales de Plaka, eso sí, con el mensaje del Topo de ver ligerito pero no comprar, que ya tendremos tiempo el sábado y ahora vamos directos a la cena en nuestro restaurante típico con vistas y música de fondo, cual turistas adinerados, que no se diga.
Ya con la noche, regreso al hotel, excepto para los Magantos, que serán los sacrificados para poner la x en la visita al hotel A for Athens para ver las vistas nocturnas del Partenón desde su romántica terraza. La única pega, las miradas altaneras del resto de clientes de la terraza por las pintas con la camiseta roja, que no iba en sintonía con el entorno chic del hotel, pero oye, que uno lleva la vestimenta Topodiving desde que se levanta hasta que se acuesta, y con la cabeza bien alta. Es lo que hay: somos de Topodiving, no se puede negar, somos de Topodiving, nos gusta bucear.

 

Viernes 10 de agosto. Atenas. JOSE.

El día empieza bien, en vez de quedar a las 8:45, la hora de oficial de salida Topodiving es a las 9.00
Tras la salida llegamos a la parada de metro y aparece la primera "julitada", no protagonizada por Julio, sino por Topo: quien compra billetes de 11 pasaje que únicamente pueden ser usados por una persona.... el día parece que promete!
Nada más salir de la parada de metro, aflora el sentimiento patriótico-nacional: recolocamos los carteles independentistas catalanes donde se merecen: en la papelera!!!

Pese a ello, iniciamos nuestra travesía cultural visitando el arco de Adriano, una especia de "arco del triunfo" que une la Acrópolis con las otras estructuras de la Atenas clásica, como por ejemplo el Olimpeion, el templo dedicado a Zeus, el más grande del mundo y con las columnas más grandes jamás realizadas, el cual fue nuestra siguiente visita.

Tras la visita a dicho templo, seguimos haciendo honor a nuestra camiseta, arrancando carteles de independentismo catalán. Celia, de hecho ha sido participe de tal acto de vandalismo, seguramente condicionada por su madre, quien nos ha instigado a cruzar en rojo por las calles atenienses.
Seguimos hacia el Palacio de Congresos, pasando por un antiguo baño romano. Dicho Palacio de Congresos está repleto de columnas, pero todas nuevas: tratan de simular la Grecia clásica con una construcción moderna.
Ya empezando el cansancio a hacer mella en nosotros... qué mejor forma de levantar el espíritu que ir hacia el estadio Panatinaico, en perfecta conservación. Algunos han aprovechado para sentirse auténticos atletas corriendo por el mismo suelo que albergó tantos eventos olímpicos. Otros, simplemente subieron a lo alto de la última grada para ver el esplendor y tamaño de dicha construcción arquitectónica. Tras pasar por el túnel secreto, se han podido ver las antorchas olímpicas que han portado el espíritu competidor y el afán de superarse por los diversos juegos modernos. Tras esto, la foto en el podium era obligatoria así como sentarse en las antiguas sillas de mármol destinadas a los reyes de la antigüedad.
Tras esta vista, caminamos hacia otro templo, este menos conservado, pero de igual modo, deja intuir los encantos de la época. Se trata del lykeion, el templo de Apolo. Aquí tuvieron lugar grandes batallas filosóficas, entre los que sin duda, se conocerán gran parte de los artífices: Aristóteles, Protágoras, Platón, Isócrates y el bien conocido Sócrates. Tanto filosofar... y delinquimos!! nos colamos en este templo. Hemos sido conscientes de tal hecho en el momento de abandonarlo, donde observamos una cabina con una persona vendiendo/validando los tickets.... ainsss estos atenienses....

Continuamos el tour cruzando el jardín nacional, donde se encuentra un pequeño zoológico, alimentado por los turistas, pese al cartel "no alimentar a los animales", y se puede ver un pequeño lago artificial de 2 cm de profundidad, pese a que algunos de los más miedosos pensaran que se trataba de, al menos, 1 metro. Ya llevamos una hora... y el grupo hace presión ante el líder: se apalancan y piden descanso de 5 minutos.

Tras estas recuperadas energías, se continúa hacia la Linterna de Lysikrates: ancha "columna corintia" coronada con el dios Dionisio (el del teatro y el vino). Continuamos hacia la taberna "To Kafeneio", donde repondremos energía, no sin antes subir una gran cuesta, simplemente para "abrir el hambre". Pese a nuestras bajas energías, conseguimos culminar dicho reto y seguir hacia el tan ansiado festín: varios platos de comida griega. Los más ricos, desaparecían de la mesa en la que se encontraban los niños y los Perea, mientras que los restos de los menos apetitosos eran trasladados a la mesa restante....

Fin del festín! tocó repetir helado en frente a la parada de metro de Acrópolis, donde, nada más terminar, pusimos rumbo hacia el hotel para la tan merecida siesta y refrescación en la piscina, con vistas al Partenón.

18.30... salida del hotel ya con energía renovada y empezamos a caminar por el barrio de Exarchia, donde se nota una mayor decadencia económica. A muchos de nosotros nos ha recordado a la oceánica de hace un par de años: Marruecos, donde los hombres están vagando a sus anchas, riendo y bebiendo mientras no hay rastro de las mujeres que, seguramente, estarán trabajando en 24x7 (¿Cuántas generaciones serán necesarias para el cambio de cultura?). Continuamos mientras vemos diferentes pintadas, así como gente tirada en la calle y... de repente... aparecemos en calles con tiendas donde, por nuestro uniforme, no nos dejarían ni tocar el escaparate...
Durante el cambio entre calle muy rica y barrio muy pobre ha sido patrocinado por la Universiad, la Academia y la biblioteca Nacional, así como el Banco de Atenas.
Al fin nos dirigimos a recoger pizzas para cenar... por lo que toca subir!! y subir!! y subir!! haciendo que nuestras piernas y glúteos se endurezcan lo suficiente para poder merecer tan ansiada cena: Compramos Pizza y bebida y subimos a lo alto del monte Licabeto, esta vez en teleférico... o tren subterráneo, ya que no había vistas, a excepción de la pared. Sin embargo, una vez en lo alto... la vista nocturna de la ciudad de Atenas es, en una palabra, preciosa. El color rojizo de la puesta de sol cambiante a negro nocturo, con marte culminando dejan una vista muy poco común.
Tras la cena con estas vistas (por supuesto, la Acrópolis culminada con el Partenón no queda en menor posición), procedemos a descender por la colina, empleando el móvil de linterna para tener pasos certeros, mientras nuestras vistas se deleitan con la ciudad.
Ya en el pie, tomamos camino hacia el metro y al hotel!

 

Sábado 11 de agosto. Atenas - Madrid. JOSE.

Time is running out... todo lo bueno, se termina y hoy es el último día. Continuando con la decadencia en la hora de quedada, la cita ha sido a las 10.00 en la recepción del hotel, con las maletas preparadas para ser abandonadas en recepción, mientras exprimimos las últimas horas en territorio griego. ¿¿qué puede faltar?? pues en lo que ya nos hemos vuelto expertos : Segway!!!
Nos ha tocado una guía que habla un español muy bueno! por lo que la instrucción promete, además, hemos pasado el test para pilotar el aparato: ya somos expertos!!
Empieza el tour!! y allí vamos!! primero vamos por la segunda calle más cara de Atenas!! adivináis qué está allí?? Pues claro!! la Embajada Española!!! (si hay pasta de sobra...) y, al otro lado... la Acrópolis!!! de ahí que sea tan cara, aunque tiene una pega: no se pueden modificar las fachadas!! (vamos, menuda pega..). Un poco más arriba paramos y vemos el odeón de Herodes Ático, que recibe este nombre en honor a quien cedió parte de su fortuna para honrar la memoria de su mujer. Construido en el siglo 2 d.C. hoy en día es empleado puntualmente para realizar representaciones teatrales. La principal diferencia entre un teatro y un odeón es... que el odeón tiene techo!!! resulta que todos los teatros modernos son Odeones... ainss qué incultura.
Continuamos nuestro camino hacia el Observatorio, en la colina de Pnyka en la que los hombres atenienses (con al menos abuelos y padres atenienses) se reunían para votar, donde hay otra buena vista del Partenón, lo que hacía que los votantes se despistaran con las vistas y se decidió poner las sillas dando la espalda a dicha obra majestuosa. Desde aquí, se ven las otras 2 colinas: la de Acrópolis o colina sagrada ya que su papel era de ser el centro religioso de Atenas: incluso la entrada principal parece la entrada a un templo. Es en esta colina donde se erigen los templos más importantes:
Partenón: con una estatua de Atenea de 12 metros.
Templo a Atenea: Este sin alas, ya que era un símbolo para demostrar que los atenienses no necesitaban las alas de Atenas para derrotar a los espartanos
Columnas en forma de mujer: templo dedicado a Poseidón, Vulcano (dios del fuego y de la cirujía) y otros dioses mitológicos y la que está en frente, la colina de Areópago, que recibe este nombre por ser el lugar donde Ares fue juzgado y exonerado por matar al hijo de Poseidón.

Tras esto, continuamos hacia el barrio de los alfareros, Kerameikos, donde antiguamente pasaba un río y hacía que la arcilla de ese lugar fuera excelente. Más tarde, se construyó un muro para progeter el ágora (o centro de la ciudad) dividiendo el barrio en 2, siendo la parte externa del muro empleada, posteriormente, como cementerio.

Fin del tour, por lo que vuelta a la base, reponer líquido... y 5 horas libres!!

Tras estas horas libres de compras: camisetas personalizadas, vestidos, helados.... nos reunimos en el hotel, cambiamos camiseta por Polo... y Magantos a comprar la cena (Gyros)!!. Subimos al autobús... y hacia el aeropuerto!!! Camino sin incidencias y con alguna siesta. Llegada al aeropuerto 3 horas antes de la partida del vuelo (creo que nunca llegué con tanta antelación....). Facturamos.... y Topo family a comprar comida en McDonals!
Se visitan las tiendas del aeropuerto, pasamos controles de seguridad, buscamos agua.... y partida al jungle Speed!! (el juevo oficial topodiving 2018). Mientras los más jóvenes jugaban, Perea y Julios compran la cena en el aeropuerto. Ya listos para embarcar, subimos al avión... y "con la imposibilidad de salir a las 9.00" impuesta por Paula.... retraso de 45 minutos!! en un avión nuevo... con asientos de piedra no inclinables.... pero bueno al final el vuelo despega y cada uno se entretiene con lo que puede: intentar dormir, ver Frozen, jugar con los hijos, jugar en el móvil con el juego de la pelota saltarina o con el Logic Master...
Aterrizaje en barajas... recuperar maletas... a excepción del carrito de Elena.... que se perdió temporalmente.
Despedida con besos, abrazos y bostezos... y cada uno para su casa y Dios en la de ninguno!

 


CELIA

Lo que +

Una playa al lado del hotel y que tenga agua azul turquesa. Segway.Ir en autocar todos juntos.

Lo que -

No hay nada que comentar.

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Juegos con mortadelos. Cosas divertidas para niños

MARIA

Lo que +

La playa limpia al lado del hotel. El Segway con la guía turística.Ir de compras. Tener tiempo para hacer fotos turísticas.

Lo que -

Qué tan solo hayamos utilizado los mortadelos en dos momentos (viaje de ida a Syros y viaje de vuelta a Atenas).

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Ir a sitios con leyendas o mitos. Hacer la ruta en bicicleta, pero en sitios poco concurridos

PAULA

Lo que +

Playas con agua azul turquesa. Lugares característicos y pintorescos, como Mikonos y Atenas por sus monumentos. Segway con guia. Camisetas y polos fresquitos, (se apuntan Maria y Celia al comentario). Hotel con playa.

Lo que -

Pérdida de tiempo en traslados

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Guía turístico. Lugares típicos y sorprendentes. Playas guays

JUAN LUIS

Lo que +

Pescar, jugar con Marcos y Javi, la playa del hotel e ir todos juntos en el autobús.

Lo que -

Que no viera Miguel Remedios.

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Que haya parques acuáticos y de atracciones.

OLIVIA

Lo que +

Estar con los Magantos y María Perea.

Lo que -

Que nos fuéramos antes y no montar en segway.

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Todo el día en segway

SARA

Lo que +

Ir en el autobús. Cantar y bailar con Celia y Sara. El hotel (palomitas, helados, piscina,...)

Lo que -

No ir en segway.

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Que no sea de andar.

SARA

Lo que +

El segway, el hotel de Siros con el tobogán y la playa al lado. Los juegos con mortadelos en el barco.
Las mañanas libres para estar en la piscina y la playa mucho rato.

Lo que -

El madrugón del primer día

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Segway más tiempo y más días y juegos con mortadelos.
Que volvamos a ir todos de viaje, que no falte nadie, y que vuelvan Lucia y Miguel.

JAVI

Lo que +

El segway, el hotel de Siros con el tobogán y helados y palomitas gratis. Los juegos con mortadelos en el barco.
Las mañanas libres para estar en la piscina y la playa mucho rato.
Jugar con Juan Luis.

Lo que -

El calor

Lo que me gustaría en la próx Oceánica. Segway todo el día y todos los días. Ir a un parque acuático y hotel con piscina y tobogán otra vez.